sevilla - barcelona · la crónica

Teixeira y Messi finiquitan el sueño (1-4)

  • El Sevilla es goleado por el Barcelona en un partido que tenía controlado hasta el empate en claro fuera de juego de Alexis. El mejor jugador del mundo se encargó de demostrar su calidad para sentenciar.

Tercera derrota consecutiva del Sevilla, aunque ésta sí pueda entrar dentro de unos parámetros más lógicos al ser el Barcelona el equipo que estaba en el rincón de enfrente. Los sevillistas, sin embargo, llegaron a plantear un pulso en lo más alto durante más de media hora, pudieron incluso adquirir una ventaja mayor, pero después se toparon con la cruda realidad del fútbol español. Primero, compareció el arbitraje que, oh casualidad, siempre se equivoca hacia el mismo lado cada que vez que estos dos rivales se enfrentan en los últimos cursos; después sí surgió un elemento que tiene que ver con el juego en sí, se llama Messi, es el mejor futbolista del mundo y a estas alturas ha agotado todos los adjetivos respecto a su capacidad balompédica.

Entre José Antonio Teixeira Vitienes y Messi le pusieron un precipitado punto final al sueño de un Sevilla que había salido al campo con la intención de tutear al Barcelona. Unai Emery planteó el encuentro con su tradicional punto de osadía, pues aunque le colocó a Rakitic dos guardaespaldas, concretamente a Carriço e Iborra, sí se atrevió a situar a un delantero puro como Gameiro en el perfil del extremo derecho. Todo se ajustaba al dibujo más habitual, es decir, ese 1-4-2-3-1 por el que suele apostar el vasco la mayoría de las veces, pero no es lo mismo hacerlo con un lateral como Alberto Moreno que con Fernando Navarro o colocar a Gameiro en la banda en lugar de un interior puro.

Pero el arranque del juego se iba a encargar de darle la razón al técnico sevillista, al menos de partida. Los blancos esperaban agazapados atrás, trataban de entorpecer hasta el máximo posible la circulación por dentro del Barcelona y en el momento en el que recuperaban el balón tenían dos opciones claras: buscar a Rakitic para empezar la jugada desde el suizo o lanzar despejes orientados que pudieran ser rescatados por Bacca o Gameiro para comenzar algo más arriba. Y el Sevilla ya iba a avisar en el minuto 6 cuando Gameiro tuvo su primera opción para rematar a gol.

Está claro que no era fácil, pero en ese primer tramo del juego sí pareció que el Sevilla estaba capacitado para plantarle batalla al coloso azulgrana. Los visitantes movían el balón con demasiada parsimonia cuando lo tenían y eso facilitaba la recuperación de posiciones para el osado equipo de Emery. Esa faceta defensiva, además se iba a ver acompañada con una tremenda eficacia en la primera jugada que dibujó Rakitic. El suizo se adentró en el área por la derecha, buscó paredes y después desahogó hacia la izquierda, Vitolo prolongó el balón para que Alberto Moreno disparara con fuerza con la zurda. Cierto que el balón fue desviado por Bartra, pero el tiro era duro y ya suponía una ocasión manifiesta de gol. 

El Sevilla había sido capaz de ponerse por delante frente al Barcelona y a partir de ese momento el juego cambió de manera considerable. Si los blancos le daban la posesión a Xavi y compañía con anterioridad, desde ahí subieron un punto más su osadía para pleitear por la pelota más cerca de Víctor Valdés. Esa fase del juego después iba a ser decisiva, pues los blancos se iban a encontrar con la oportunidad de haber puesto una distancia considerable en el marcador, pero entonces carecieron de la fortuna necesaria para ello. Una falta lanzada por Rakitic fue cabeceada perfectamente por Bacca para poner el dos a cero en el marcador, pero el balón se estrelló en el poste con el guardameta de los catalanes completamente batido. Y después llegaría una nueva opción clarísima en una llegada de Rakitic, que tenía a su izquierda a Vitolo antes de preferir un disparo que tampoco parecía con excesivas dificultades para ser el segundo.

El partido había virado hacia el bando sevillista y hasta el propio Barcelona parecía no creerse lo que estaba sucediendo sobre un césped cada vez más pesado por la lluvia. Pero cuando estaba a punto de caer todo el agua del mundo llegó el error arbitral habitual cuando hay un equipo grande por medio. Una falta más que dudosa de Pareja a Messi, fruto de un tackle que ahora suelen permitir todos los árbitros en el fútbol español, tal y como siempre ha sido en Inglaterra, iba a cambiar el rumbo de los acontecimientos. Porque si ese error admite la duda, lo que no permite ni el más pequeño margen de error fue el fuera de juego posterior de Alexis Sánchez a la hora de rematar de cabeza, imposible de no ser sancionado.

Que el Barcelona podía haber marcado en cualquier otra acción, claro que sí, pues no se olvide que cuenta con Messi en sus filas, pero lo cierto es que el empate, el tanto que lo rescataba de su sufrimiento, llegaba en claro fuera de juego. Entonces comenzó el diluvio y el Sevilla, lejos de dar un paso atrás, respondió al castigo con valentía, tanta que por ahí arrancaría la goleada en contra. Un balón cerca del área azulgrana, salida rapidísima, Figueiras mide mal y la pelota le cae a Messi para que éste se encargara de evidenciar su excepcional toque de balón.

Tanto esfuerzo para nada, pensarían con razón los blancos, pero tras el intermedio salieron de nuevo en busca del empate. Entonces sí que sería evidente la diferencia de calidad entre unos y otros a la hora de definir ante la meta rival. Vitolo y Gameiro debieron hacerlo en sendas ocasiones delante de Víctor Valdés, pero fue Messi, quién si no, el que finiquitó de manera definitiva el sueño de los anfitriones. El resto fue un quiero y no puedo para un Sevilla que desparramaba orgullo para tratar de acercarse en el marcador, pero eso sólo vale para la autoestima, nada más. Tercera derrota consecutiva y es que es imposible pelear contra los elementos, léase Teixeira, Messi...

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