Verde esperanza de inicio

Todavía queda el regusto de la temporada pasada, en la que el Cajasol tuteo a los grandes en la Copa del Rey y en el play off, en la que el equipo volvió a ilusionar a los suyos dejando de sufrir por la permanencia y mostrando una competitividad ya olvidada por estos lares, cuando el telón de la ACB se levanta de nuevo en un San Pablo que le ha cogido el gusto a eso de ganar más que perder y que espera una temporada, como poco, divertida.

Hablar de objetivos cuando la Liga ni siquiera ha empezado es osado, porque a nadie se le pasaba por la cabeza hace un año por estas alturas que el conjunto hispalense sería el segundo que menos puntos recibiría en la ACB, que ganaría en Vistalegre metiéndoles el miedo en el cuerpo a todos los madridistas y a Ettore Messina en el primer encuentro de la pelea por el título o que acabaría sexto, empatado con el quinto, metiéndose por derecho y méritos en la segunda competición continental. ¿Quién lo hubiese dicho entonces? ¿Pero quién se atreve a decir con seguridad que esto se repetirá? Esto, para lo bueno y lo malo, es el Cajasol.

El bloque se mantiene, tanto en la plantilla como en el cuerpo técnico y la dirección deportiva, así que si en el pasado la sintonía fue buena ahora no tienen por qué cambiarse las tornas. Joan Plaza sigue al frente de la nace cajista y su filosofía de apretar los dientes en defensa y correr volverán a ser las señas de identidad de un grupo que ha perdido su gran referencia anotadora del curso anterior, Dusko Savanovic, pero que ha sabido reforzarse en cantidad y calidad suficientes para no echar de menos ni a al serbio, ni a Miso, Ellis, Douglas y Xavi Rey.

Los relevos parecen dar un paso adelante respecto al pasado: Txemi Urtasun, de los mejores de la pretemporada, Katelynas, Paul Davis, Ivanov y Bullock, el hombre franquicia que junto a los interiores tienen que hacer que el equipo, el peor anotador de la ACB en la 09-10 vea el aro con más facilidad.

La planificación y esta política de fichajes parece estar pensada para que al cuadro sevillano no le afecten las nuevas reglas que se ponen en marcha, entre las que destacan la nueva distancia del triple y la zona (rectangular en vez de trapezoidal). Bullock es un anotador (el tercero en activo de la ACB con 4.946 puntos) al que le da igual que la línea de tres puntos esté a 6,25 metros que a 6,75 o a 7 metros, mientras que por dentro han llegado tres jugadores (Paul Davis, Ivanov y Katelynas) que deben marcar las diferencias en la pintura y solventar los problemas en el rebote defensivo que tantas veces dejó sin voz a Plaza.

Pero todo esto sólo es la teoría. Lo que debería ser, que puede que se aleje de lo que será. Y es que tras una pretemporada irregular en la que el Cajasol ha saltado al parqué lejos de la capital andaluza, a excepción de la Copa de Andalucía, poco se ha podido ver de un equipo que también debe despejar algunas dudas.

La principal está en la dirección del juego. A Calloway se le ha visto algo falto de ritmo, como cansado, después de un verano cargado de entrenamientos y partidos con la selección búlgara como peaje para lograr el pasaporte europeo. A su recambio, Satoransky, recientemente proclamado el rey del mate en la Supercopa ACB, aún le falta para ser un base referente capaz de echarse el equipo a su espalda en los momentos difíciles por su falta de capacidad de lectura de juego. Pero es la apuesta de Plaza, la obligada apuesta para poder gastar más en otras posiciones y, quizá, el talón de Aquiles de un conjunto bien armado que quiere dar continuidad a la buena línea del año pasado.

Y por si todos estos alicientes no fuesen suficientes para el debut, enfrente estará el DKV Joventut de Pepu Hernández, que ha tirado de todo lo que tenía en la billetera para incorporar a Trias, Hosley, English y McDonald para componer, junto a un base (el americano Robinson, que se estrena en la ACB o el canterano Franch) un quinteto bastante curioso. En la rotación, sin embargo, puede sufrir más y debe ser el momento para que el Cajasol coja el camino directo hacia la primera victoria de la Liga, la primera en casa, que sirva para calibrar si la nueva sinfonía de Plaza, la segunda, está bien afinada.