Puede que más adelante lleguen encuentros de mayor enjundia, ojalá, pero el Betis Baloncesto disputa esta noche el partido más importante en lo que va de temporada. La llave para abrir definitivamente la puerta hacia el play off o cerrarla. El balón al aire ante el Melilla (20:30) pondrá en marcha la posibilidad real de aspirar al noveno puesto –y convertirse en el rival a evitar por quien quede segundo– o dar un paso atrás que podría ser casi definitivo.

Mucho se juega en San Pablo el conjunto de Bruno Savignani ante la tropa que adiestra el sevillano Rafa Monclova. Se miden el décimo contra el undécimo. Los dos con el mismo número de triunfos en su casillero, nueve, a uno del noveno, el Ourense –que recibe al Lleida–, que cierra las posiciones de los que lucharán por el ascenso al final de la liga regular. Ganar significaría para los verdiblancos, un grupo con ánimos renovados, superar a un rival directo en una victoria y el average (83-87 en la primera vuelta), pero quedando todavía jornadas por jugarse sacar adelante el choque supondría un golpe moral de un equipo que definitivamente lanzaría un claro mensaje: ha llegado a tiempo y va a por todas.

Con cinco triunfos de los últimos siete partidos, con derrotas disputadas ante el líder Leyma Coruña y Estudiantes, el Betis ha mejorado sus prestaciones y, sobre todo, ha aprendido a jugar maximizando sus virtudes y tratando de minimizar sus defectos. Faggiano, en la dirección, Joaquín Rodríguez y Polanco son los referentes ofensivos de un conjunto que tira de las individualidades y su acierto desde el perímetro para competir ante cualquiera, con los interiores elevando sus prestaciones defensivas y limitando a hacer en ataque lo que saben: anotar bajo canasta cuando reciben una asistencia. En el debe colectivo está el rebote ofensivo, pues el Betis es el peor conjunto en esta faceta de la LEB Oro.

Nadie se complica más de lo que debe, pese a que el equipo juega prácticamente sin alero –son dos escoltas los que se reparten los minutos en el puesto de tres– ni ala-pívot, porque Pablo Almazán no es un cuatro y Kuksiks, con buena mano, apenas saca ventaja de su altura y juega exclusivamente por fuera.

El Melilla llega con las cifras cambiadas respecto al cuadro hispalense, con dos triunfos y cinco derrotas en los últimos siete choques, entre ellas sus últimas tres salidas (con el Alicante, por 90-66; contra Fuenlabrada, por 93-74; y en La Coruña, por 97-82 ), pero ha ganado en pistas complicadas como en Valladolid u Orense y viene de superar al Cáceres (95-79) en la ciudad autónoma con Bryce Douvier como MVP de la jornada. El ala-pívot estadounidense promedia 15,3 puntos, 7,3 rebotes y 19,3 puntos de valoración en los cuatro partidos disputados con la camiseta del Melilla, por lo que será una de las piezas a defender precisamente en una de las posiciones en las que cojea el cuadro heliopolitano.

La otra clave será la defensa sobre Alvarado, uno de los mejores bases de la competición y el mejor asistente. Su llegada le cambió la cara al conjunto de Monclova, que enderezó el rumbo, como el Betis, a base de fichajes. El director de juego canario es el motor que lo mueve todo, pero tiene el cuadro melillense una plantilla corta y en un duelo físico podría pasarlo mal, pese a contar con otros jugadores a tener en cuenta como Van Dyke, máximo anotador, o Varance

El búlgaro Lepichev se unió a los lesionados Guillem Arcos y Javi Méndez y ante el Cáceres Monclova empleó a ocho jugadores, entre ellos Sofiane Briki, última incorporación que tuvo un buen debut la pasada jornada con 11 puntos y tres asistencias.