Cuarto y mitad
  • De seis temporadas en ACB el Betis Baloncesto acabó en puestos de descenso en tres

¿Lo enterrará el salvador?

Escrito por

· Pablo Salvago

DESPUÉS de 34 oportunidades nada es casualidad. Nada es injusto. No se puede decir que éste o aquél fue el único problema. El problema es el todo, la falta de proyecto, de ideas y casi de interés. La tercera pérdida de categoría, una no llevada a efecto, del Betis Baloncesto en seis temporadas en la ACB cuajó tras dos balas perdidas. La primera, en San Pablo; la segunda, ante un Real Madrid al trantrán y con siete puntos de renta a dos minutos del final. Con esos patinazos el descenso es merecido. Se dice pronto. Un 50% de descensos: tres en seis años.

Definitivamente, el proyecto ha llegado a un punto en el que hay que recalcular la ruta. Si bien es cierto que el Betis salvó el baloncesto de élite en la ciudad, sin entrar en por qué el anterior propietario decidió traspasárselo a la entidad heliopolitana y qué condiciones se negociaron, no lo es menos que ahora lo está enterrando. El baloncesto en España es deficitario y si alguien en el Betis vio negocio en esto patinó. ¿Pero tras los golpecitos en el pecho cuando lo salvó será capaz de dejar morir el proyecto o dejarlo en manos extranjeras para, si sale mal, ser señalado para siempre?

Más allá de la mala suerte por las múltiples lesiones, la sección está mal gestionada desde el momento en que para tomar una decisión hay que pasar por cinco filtros hasta tener el OK definitivo. El tiempo en el deporte profesional es dinero y, en muchos casos, derrotas, de manera que el bético debe entender que lo que se invierta en el baloncesto en nada influye al límite salarial del fútbol para apoyar en bloque a todo lo que lleve el escudo de las 13 barras y no desear su desaparición.

¿Y ahora qué? Porque el proyecto debe empezar otra vez de cero, pero en LEB Oro hay que acertar para no convertirla en el hábitat natural, como les ha pasado a otros históricos como Cáceres, Alicante, Gipuzkoa, Melilla o Estudiantes. Tomen buena, como diría aquél, y no vuelvan a fallar.

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