Betis Energía Plus-CBC Valladolid | La crónica

Una más, una menos

  • El Betis vence en un disputado encuentro a un duro Valladolid y suma su decimoséptimo triunfo seguido, récord en la LEB

  • El potencial exterior de los locales decidió el encuentro

Curro Segura, en segundo plano, con Lluís Costa defendiendo a su par.

Curro Segura, en segundo plano, con Lluís Costa defendiendo a su par. / Juan Carlos Vázquez

Tanto hablar de récord que al final la fiesta casi se estropea. Suele pasar cuando se habla tanto de algo dándole mucha cera, pero el Betis Energía Plus supo sufrir para, con trabajo y esfuerzo más que por calidad, sumar la decimoséptima victoria consecutiva al ganar al Valladolid, el mejor equipo que ha pasado por San Pablo, por 88-83. El récord ya es de los verdiblancos, pero lo mejor es que la victoria mantiene al Bilbao Básket y al Huesca a cinco partidos y que una fecha más se ha tachado ya del calendario. Un triunfo más, una jornada menos.

Le costó tumbar al cuadro hispalense al aguerrido equipo que dirige Paco García, que no se dio nunca por vencido y puso contra las cuerdas al líder de la LEB Oro, que encontró en el último cuarto en el trabajo defensivo personificado en Pablo Almazán, Tunde y Samb, la kriptonita para derrotar al Valladolid.

Con un ritmo muy alto empezó el partido. Casi a la carrera de aquí para allá sin que nadie controlase el encuentro. De la Fuente y Álex Reyes, inspirados, no le hacías ascos al intercambio de golpes inicial ante un Betis desconocido en defensa. Pocas ayudas y poco movimiento que permitía a su rival contar con segundas opciones yendo con decisión al rebote ofensivo.

La segunda falta personal de Obi a los siete minutos hizo mover el banquillo a Curro Segura, que trató de cerrar esa sangría del rebote con Samb y dotar de mayor dinamismo al juego de su equipo con Lluís Costa. Esto último sí lo consiguió. El base catalán metió un triple nada más entrar y repartió varias asistencias haciendo un juego más coral en el que apareció Tunde bajo el tablero y Borg para clavar dos triples, el segundo sobre la bocina del final del primer cuarto al grito del público de "¡tira!" que colocó el 28-22.

Marcius entró pronto en pista y en el minuto 12 ya habían actuado la docena de jugadores que el técnico bético tiene a su disposición. Con Samb cerrando algo mejor el rebote, un triple de Dee, que se frenó en seco en la línea de los 6,75 metros demostrando una confianza extrema en su lanzamiento lejano disparó a los suyos (35-23), pero este Valladolid no es un conjunto que se rinda. Al contrario. Ni las bajas de hombres importantes de Gantt y Hayes, castigados por su entrenador porque no se trajeron la equipación que tocaba (el delegado tenía una de repuesto por si hay alguna incidencia y Álvaro Reyes se prestó a dejar la suya, pero el técnico quiso castigar a sus jugadores por la falta de profesionalidad) ni las rotaciones mermaron su decisión y con Aboubacar haciendo mucho daño por dentro, imponiendo su músculo bajo el tablero, y un Betis fallón y acelerado que parecía querer cerrar el choque antes de tiempo, lograron los visitantes meterse en el partido con un parcial de 3-10.

No iban las cosas como quería y Segura se acabó de encender cuando los colegiados concedieron un 2+1 a Novas en el que la bola entró porque el alero se quedó colgado y tras el bote en el aro la pelota acabó dentro. Las protestas no le sirvieron de nada al granadino. Tampoco cuando a Stainbrook le pitaron falta en ataque pese a que su defensor llegó tarde a plantar los dos pies en el suelo. Llegarían más y el Betis hubo un momento del choque se enredó más en discutir con los colegiados que en hacer frente al rival que estaba delante.

Al descanso todo estaba por decidir y Adekoya, sólo desde la personal sin oposición alguna, puso el 43-39 con el que los verdiblancos se fueron a los vestuarios con muchas dudas e incógnitas en su cabeza.Y esas dudas las redobló Álex Reyes con cuatro puntos consecutivos que pusieron el 49-49 en el marcador. Reaccionó la afición con aplausos en el momento en que peor lo estaba pasando su equipo y Obi respondió con un triple liberador. El ala-pívot está en un gran momento de acierto y confianza, y pese a que De la Fuente empató de nuevo, otros dos triples del norteamericano, uno rompiendo una zona, despertó a sus compañeros.

Pero Alvarado, el motor vallisoletano, no estaba por la labor de dar su brazo a torcer. Picado con Dani Rodríguez, el base conectó en un par de acciones con De la Fuente para colocar un peligroso 64-68 que Lluís Costa se encargó de igualar antes de entrar en los últimos 10 minutos del duelo.

Segura se dio cuenta de que ganar este partido era más cuestión de hombres. Con Pablo Almazán, Tunde y Samb, la defensa bético por fin recordó a la de partidos atrás. Samb inició el cuarto con un robo y un triple frontal, Dee le tomó el testigo desde el perímetro y Adekoya perdió el balón ante la presión de Samb, que se puso también a regalar segundas opciones a sus compañeros con varios rebotes ofensivos.

Pablo Almazán completó un parcial de 17-1 desde aquel peligroso 64-68 y todo se vio mucho más claro ya, aunque el Valladolid no quería ser un simple convidado de piedra a la fiesta del récord. Con 83-71 Dee erró dos tiros desde la personal (es capaz de meter desde nueve metros y fallar dos seguidos desde 4,75) y de pronto las luces se apagaron. La de los verdiblancos, que prefirieron jugar con el reloj que ante el rival fallando varios ataques que permitieron a los visitantes acercarse y colocar el 86-83 con un triple de Álex Reyes.

Quedaban 20 segundos y Dani Rodríguez falló un tiro libre, pero Samb apareció para capturar un rebote ofensivo que bien valió un triunfo, el decimoséptimo de manera consecutiva, que, de momento, pasará a la historia por ser el que marcó el récord, aunque este Betis que también sabe sufrir quiere más. Por delante quedan 14 jornadas aún y una ilusionante Copa Princesa antes de enfilar la recta final de una temporada cuyo objetivo final era, es y sigue siendo el ascenso. Ante el Valladolid se ganó un partido más, especial por su significado, pero lo mejor es que queda una menos para el final.

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