Almería - Sevilla · la crónica

Un muy buen equipo sin Rakitic (1-3)

  • El Sevilla, sin su estrella en la medular, hace fácil incluso el triunfo ante el Almería gracias al trabajo coral de todos los hombres Los sevillistas se adelantaron con gol de Bacca y debieron sentenciar incluso antes.

Convincente triunfo del Sevilla en Almería sin necesidad de fatigar aún más la musculatura de su gran estrella. Unai Emery le dio descanso a Ivan Rakitic en su retorno al Estadio de los Juegos Mediterráneos y los suyos respondieron con una de las mejores actuaciones corales de toda la temporada para conseguir una rotunda victoria con comodidad incluso. Los sevillistas, con Carriço e Iborra marcándoles el camino dentro del campo, respondieron como un verdadero equipo, juntaron todas las líneas y fueron tremendamente superiores desde el minuto uno hasta el noventa y cuatro. Tanto que raro fue que se llegara al intermedio del partido sin que éste ya estuviera resuelto a esas alturas.  

 

Por supuesto que habrá quien acuda al hecho de que el Almería no demostró nivel siquiera para competir, y no le faltara razón, pero se trata, sencillamente, de uno más de los diez equipos de la Primera División que en el presente curso apenas han demostrado capacidad para que no exista un descenso colectivo. Por tanto, el calendario se encarga de situarlos en el camino y lo que debe hacer una plantilla superior, en este caso la del Sevilla, es no complicarse la vida, ganar con esa comodidad y sumar tres nuevos puntos a la espera de que se le presenten retos más estimulantes en las siguientes citas.

 

Cerrado este paréntesis sobre la debilidad del adversario, sí conviene seguir con el análisis de la buena imagen que dejó el Sevilla sin Rakitic, y también con el suizo, que jugó algo más de veinte minutos y hasta le puso un balón de gol a Gameiro para que éste cantara el tercero. Emery no se angustió con las numerosas bajas en la parte de atrás, unas por sanción y otras por las lesiones, sabía que al final saldrían once futbolistas y su solución pasó por defender con el colectivo, es decir, desde los delanteros hasta el guardameta Beto. El técnico vasco sacó en Almería un equipo dibujado con el patrón del tradicional 1-4-4-2, aunque con el matiz de que esos dos delanteros tan nítidos, Gameiro y Bacca, iban a tener siempre las espaldas bien cubiertas con una pareja de centrocampistas de lo más sólida, Iborra y Cristóforo. Por las bandas, Reyes y Vitolo eran los encargados de la creación, mientras que la línea de atrás quedaba resuelta gracias a la polivalencia, dado que Coke era el único que jugaba en su posición más tradicional, con Carriço y Fernando Navarro como centrales y Figueiras dejando otra buena tarjeta de visita en el lateral izquierdo.

   

Y el Sevilla, con esos hombres, sin Rakitic, se fue a por el triunfo desde el minuto uno prácticamente. No hacía falta que tuviera un dominio posicional tan rotundo, le bastaba con transmitirle al que estaba enfrente que ya debía pensar en la siguiente fecha, que la derrota era la única posibilidad existente en la apacible tarde almeriense. La manera de saltarse la presencia del faro fue evidente, toques en corto en paredes para salir con el balón controlado y eludir de esa manera la presión del Almería. Así, el Sevilla tocaba sin miedo con las referencias en corto de Cristóforo y de Iborra hasta llegar con la pelota más o menos dominada hasta Bacca y Gameiro. La segunda opción era un juego más directo hacia los dos delanteros para que éstos ganaran, la mayoría de las veces, la pelota por arriba y posibilitaran la incorporación de Reyes, principalmente, y de Vitolo en esa segunda oleada.

 

Bajo esos parámetros futbolísticos ideados por Emery en la preparación del encuentro, el Sevilla dejó una imagen más que prometedora desde el principio. Tanto que a los veinte minutos del juego ni siquiera hacía falta que se produjera una ocasión clara de gol para que se evidenciara que el Sevilla era muy superior al Almería y que sólo un accidente, un imprevisto, lo podía sacar del carril de la victoria. Ya en el minuto 20, avisó Gameiro, tres minutos antes de que Torsiglieri evitara que el francés rematara a puerta vacía el 0-1. Mientras, los amarillos, el color de las camisetas de los nervionenses, sacaban un córner detrás de otro sin obtener mucho rédito en esa faceta en esa fase del litigio.

 

Pero poco después de la media hora comenzaría a funcionar también la máquina de la delantera. Un balón procedente del lateral izquierdo era desviado a la primera con gran precisión por Gameiro hacia Bacca, quien se acomodó la pelota en el control para largar un semipunterazo con la zurda más propio del fútbol sala. El Sevilla había reflejado en el marcador la superioridad que estaba mostrando en su visita al Almería.

 

Un pequeño paso atrás tras el tanto sólo se serviría para coger aún más impulso en pos de dejar resuelta esta comparecencia liguera lo antes posible. La superioridad del Sevilla cada vez era mayor y apenas podían temer sus fieles que en cualquier acción puntual un fallo metiera de nuevo en la pelea a los anfitriones. No fue así, sin embargo, porque ese equipo con mayúsculas ayer no dejó de estar concentrado ni un solo minuto. Tanto Iborra como Cristóforo barrían todos los intentos del Almería y cuando eran superados ahí estaban Carriço y Fernando Navarro para proteger a Beto.

 

En el intermedio, pues, todos se preguntaban por qué el partido no estaba ya resuelto a favor del Sevilla. Pero no tardaría mucho en hacerlo. El enésimo saque de esquina sí llegaba esta vez a Carriço para que hiciera el cero a dos con absoluta comodidad. Después, tras una palomita de Beto a Suso para evitar el único susto de la tarde para los visitantes, Emery consideraría que Rakitic debía tener algo de entrenamiento y lo puso a jugar para que la superioridad fuera ya sideral. El Sevilla, ya con su estrella, culminaba su paseo por Almería, pero que nadie olvide que en los setenta minutos anteriores sólo existió un equipo en el césped y ése fue el Sevilla, sin Rakitic.     

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