Deportes

Un caballero del fútbol

  • El sevillismo rinde un merecido y justo homenaje a Roberto Alés, el hombre que recondujo al club en el momento más difícil de su historia. El ex presidente recibió el calor de los suyos.

Había que coger el toro por los cuernos. En lo deportivo, en lo económico y en lo social eran tiempos muy difíciles, pero el Sevilla dio con un tío que si algo tuvo es que siempre fue de frente. Puede que por su forma de ser, sin dobleces, incorruptible, franco y de mirada limpia, hoy no tuviera sitio en el fútbol, pero a Roberto Alés le da igual. Fue honrado, humilde y práctico y por eso se ganó el respeto de todo el mundo en el fútbol: futbolistas, aficionados, directivos a nivel de club y a nivel federativo, entrenadores... todos coinciden en que fue y es un caballero, un caballero del deporte. 

Por eso, el homenaje que el Sevilla le dedicó puede que haya sido de los más merecidos organizados por el club desde que empezó con esta loable iniciativa. Y por eso también, el ex presidente de la última transición, el que sentó las bases en Segunda del equipo que años más tarde alcanzó la gloria, tuvo el respaldo de todos los suyos. Caparrós y Monchi, los otros dos pilares de la sólida estructura que se edificó, ex jugadores como Pablo Alfaro, Javi Navarro, David, Antoñito, Prieto, Casquero, Moisés... entrenadores como Manolo Jiménez y Antonio Álvarez... no faltaron para dar calor a la figura de un gran presidente.

Todos le deben o le han debido mucho a Roberto. También José Castro, actual presidente y auspiciador efectivo de este homenaje. El utrerano, que fue introducido por Alés en el equipo de gestión del Sevilla hace ya casi 20 años, agradeció todo lo hecho por el club de sus amores. "Sin Roberto tal vez hoy no estaríamos nosotros aquí, porque él consiguió mantener un barco que se hundía sin remisión hasta que tomó el timón", recordó Castro en el día de ayer. Recordó eso y muchas cosas más, reforzó su integridad como hombre y como dirigente, algo que hoy en el mundo del fútbol, ante tantos intereses económicos, es difícil encontrar. De Alés, Castro destacó su palabra. "Le bastaba con dar un apretón de manos para que la gente confiara en él y, por tanto, en el Sevilla Alés te miraba a los ojos y con eso bastaba. Gracias a su palabra, a su señorío, el Sevilla ganó tiempo ante sus acreedores y pudo salir del atolladero en el que estaba sumido. Lo creamos o no, el Sevilla sobrevivió por el crédito de Roberto en el momento más delicado de su historia", subrayó el presidente, que abrochó su mensaje con otras dos grandes virtudes: "Humildad y sentido común".

Monchi es otro de los personajes, para el sevillismo y el fútbol en general, que no sería el que hoy es sin Alés. Y así lo recordó el de San Fernando, portero y luego delegado antes de que el constructor sevillano lo llamara a la función que luego llevara al Sevilla a la gloria de los títulos: "Toda persona, para triunfar, necesita una oportunidad, cosa que no siempre ocurre. A mí me la dio Roberto, quien vio en éste que os habla una capacidad que yo ni siquiera pensaba tener o al menos dudaba. Tuve tiempo de demostrarle que al menos, por mí, no se equivocó".

Había interés por ver en el acto a Caparrós, una pieza importantísima en aquel Sevilla que había que devolver a Primera y que lo hizo por la puerta grande. Muy emocionado, le dio las gracias por la oportunidad que tuvo en sus manos aquel verano de 2000. "Yo tuve la gran fortuna de cruzarme contigo y me trasmitiste unos valores que intento llevar en el día a día y transmitirlos a mis hijos. Y sin relación profesional alguna, que a veces puede ser egoísta, destaco los consejos que me dabas, con tu sencillez. Eso también intento llevarlo en mi día a día", dijo sin poder reprimir las lágrimas. 

El protagonista del acto también se emocionó. Agradeció a todos los asistentes y al club el gesto y le dio, como siempre, una gran normalidad a las cosas. "Recuerdo perfectamente el ascenso; todos se fueron a la Puerta de Jerez y yo me quedé solo en el palco con gran ilusión y no quise ir porque Primera era el sitio donde nos correspondía estar". Así debe pensar un caballero del deporte, un caballero del fútbol.

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