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Un caladero de metales en el origen

Un caladero de metales en el origen

Un caladero de metales en el origen / juan carlos vázquez

De los siete oros de la expedición española en Río, dos fueron logrados por mallorquines: Rafael Nadal, en el doble masculino de tenis, y Marcus Walz (Oxford, 1994), en el K-1 1.000 de piragüismo. De padre británico y madre alemana, Marcus, a quien conocen en el agua como Cooper, su segundo nombre, nació en la isla británica de modo accidental. Su patria pequeña radica en Cala d'Or (Cala de Oro en castellano), un pequeño pueblo situado en el extremo sudeste de la isla mediterránea que pertenece al partido judicial de Manacor. Un caladero de metales preciosos.

Lo han llamado el Nadal del kayak, pero se ruboriza cuando se le recuerda la comparación. El sobrenombre no es por su valía deportiva, que también, sino por el modo en que ha asumido haber tocado el cielo deportivo. Educado y amable, el oro olímpico español estudia a distancia el grado superior de Administración y Finanzas con el que pretende alcanzar retos más mundanos, como el de asaltar los cielos de la supervivencia cuando el deporte lo abandone.

Antes tiene una vida por delante y, por edad, no menos de tres ciclos olímpicos, aunque por ahora prefiera limitarse a divisar sólo el actual. Tiene claro que el agua, su caldo de cultivo, seguirá siendo un refugio. Durante el año vive rodeado de libros de contabilidad y de palas entre Madrid, Cala d'Or y Sevilla, un triángulo que delimita el marco de sus estudios y de sus entrenamientos.

Todo comenzó hace una década en su pueblo. Puede que fuese el sol, quizá fuera el calor, el caso es que la imagen hercúlea de los piragüistas marcó su destino mientras paseaba por el puerto como un niño más, distraído con las olas y los peces.

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