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La conjura de Costa Ballena

  • Unión El Sevilla, muy mermado por las bajas y con la incógnita de Perotti, debe tirar de amor propio ante un Real Madrid con el orgullo herido Dudas Manzano trabajó en el once bajo secreto de sumario

Se presenta, con un extraño velo de clandestinidad, todo un clásico de la Liga con mucho en juego para el que ejerce de anfitrión. El Sevilla-Real Madrid nunca es un partido más haya en juego lo que haya, pero sucede que el de esta noche es trascendental para las aspiraciones europeas de los nervionenses. Sin embargo, el partido llega sin hacer ruido. Entre que la ciudad está inmersa en la Feria, que el Sevilla se encuentra concentrado lejos del júbilo festivo y que el Real Madrid está más preocupado por la guerra de Mourinho con la UEFA, los días previos a una cita de tal calado apenas han dejado huella en la opinión pública. El ambiente es inhabitualmente frío y eso puede perjudicar a los propietarios del escenario del encuentro, si bien ayer ya hubo movimientos en las taquillas por parte de los aficionados locales. Los visitantes no se movilizarán como en otras ocasiones, dado que al Real Madrid sólo le queda ya intentar que se haga esperar el inapelable alirón del Barcelona. Con todo, no es una cita fácil para un Sevilla muy mermado cualitativamente.

Las bajas de Rakitic y Martín Cáceres, damnificados de Almería, se han unido a las de Jesús Navas y Alexis, mientras que el miércoles Perotti abría la incertidumbre sobre su concurso, que dos días después no parece tan descartado como en un principio se dio a entender por parte del propio club. Es un misterio que sólo se podrá resolver hoy, justo antes de la cita.

Con Perotti o sin él, lo cierto es que Manzano tendrá bastantes problemas para configurar un once titular de verdaderas garantías. La buena noticia es que Kanoute ayer se ejercitó con absoluta normalidad en la sesión a puerta cerrada que llevó a cabo el equipo en su retiro de Costa Ballena, donde el vestuario se ha conjurado para tirar de orgullo, sacar fuerzas de flaqueza y paliar con amor propio los muchos condicionantes que tiene el Sevilla para intentar vencer por primera vez este curso al Real Madrid de Mourinho, que hasta ahora lleva un pleno de tres de tres en sus choques con Manzano, en la Liga y en la polémica semifinal de la Copa del Rey. Un título este, por cierto, que ganó el portugués sin ningún cargo de conciencia pese al gol fantasma de Luis Fabiano, pese a la dureza con que se emplearon en la ida los madridistas y pese al gol absolutamente legal que marcó Negredo en la vuelta y que pudo cambiar el signo de la eliminatoria. Pero estas circunstancias son menores para el luso, cosas que pasan en el fútbol, dirá él con su particular forma de ver el fútbol, siempre desde el ancho del embudo.

El Real Madrid llega, además, con el orgullo herido a su cita en Sevilla, y eso es un arma peligrosísima en manos del conjunto blanco. Tres partidos sin ganar consecutivos son demasiados para este equipo, por mucho que la eliminación de manos del Barcelona en las semifinales de la Champions haya tocado su ánimo. No cabe pensar en que el equipo que dirige Mourinho haya bajado los brazos y se arrastre por los campos de España en el escaso mes que queda de competición. Y basta sólo mirar las piezas con las que cuentan uno y otro entrenador para comprender que la tarea de ganar hoy se antoja complicadísima para el Sevilla. Por ello, la conjura de Costa Ballena, por el camino del orgullo y la unión, debe servir para contrarrestar la merma física y táctica que suponen las bajas sevillistas. Que la afición comprenda esto y afronte el choque con el espíritu de las grandes noches de Nervión puede ayudar mucho al Sevilla.

Entre tantas bajas y tantas incógnitas, como el verdadero estado de Kanoute y la prueba a la que se someterá hoy Perotti, el once titular con el que ha estado trabajando Manzano en la intimidad de Costa Ballena es una auténtica incógnita. Si Perotti y Kanoute son titulares se aclara el panorama y sólo cabe esperar a que Manzano se decida por Zokora o Romaric para relevar a Rakitic, una ardua tarea. Si no juegan uno o ninguno, hay muchas variantes, incluida la opción de Luis Alberto en la línea de tres cuartos ante los huecos que hay en las alas del equipo. Pero es que a estas alturas ni siquiera es seguro que el talentoso mediapunta gaditano sea convocado.

Enfrente habrá un Madrid que querrá ganar para impedir el alirón del Barcelona el domingo ante el Espanyol. Puede que Mourinho introduzca algunos cambios, pero en el banquillo madridista hay tanta dinamita que en el supuesto equipo titular. Comparando los posibles onces y las posibles convocatorias, el Sevilla lleva las de perder. Contra eso se ha conjurado el equipo y a esa conjura debe unirse la afición.

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