La decisión más difícil

José María del Nido afronta la decisión más difícil desde que se hizo cargo de la presidencia del Sevilla en mayo de 2002. Siete años después, el mandatario blanquirrojo debe decidir si aplicar la coherencia y la justicia de darle continuidad al artícife del objetivo que se marcó el club a principios de temporada o zanjar de una vez por todas, cortándola de raíz, la división que sufre el sevillismo en torno a la figura de Manolo Jiménez. Del Nido ya adoptó medidas complicadas y nada populares, como las ventas de Reyes, Julio Baptista, Sergio Ramos o Daniel Alves. Pero ninguna de tanta trascendencia, porque su afición la aceptará de mejor o peor grado dependiendo de la posición que tenga respecto al técnico.

Y para adoptar la decisión, en la que el propio técnico también tiene que decir su parte porque desea seguir pero si siente un respaldo fuerte y verdadero, el presidente y el consejo se han dado un pequeño margen de tiempo en el que esperan que la afición valore el logro de la clasificación para la Champions. En plena euforia tras la victoria in extremis sobre el Deportivo, el sevillismo se expresó una vez más de forma dividida. A los gritos de apoyo a Jiménez hubo respuesta de pitos, si bien la megafonía del estadio no permitió que esa división se pusiera claramente de manifiesto. Los cánticos festivos de la hinchada solaparon un posible debate público, si bien en esta ocasión hicieron más ruido los partidarios.

Digno de una tesina. Así ha llegado a calificar Del Nido el eterno debate que sobre la idoneidad de Jiménez que ha acompañado su trayectoria en el banquillo sevillista prácticamente desde que tomó el obligado relevo de Juande Ramos el 27 de octubre de 2007. Y esa discusión afecta incluso al propio consejo de administración, dentro del cual José Castro, Manuel Vizcaíno y el propio Monchi en su rol de consejero están posicionados a favor de la continuidad del técnico, pero otros dudan mucho que sea la mejor solución visto el desencuentro diario y, sobre todo, el que vive Nervión cada 15 días respecto al espinoso asunto de Jiménez. Y algunos otros miembros sí tienen muy clara su posición contraria al técnico.

Sin embargo, Del Nido es hombre de analizar en frío y con perspectiva todos los asuntos concernientes a la dirección del club y sabe que no darle continuidad a Jiménez sería injusto, pues es el artífice de un éxito, la clasificación para la máxima competición europea, que sólo se ha producido en la historia del club en dos ocasiones anteriores, en 1957 y en 2007.

Ese frío análisis es el que realizará el comité ejecutivo, compuesto por Del Nido, el director general, José María Cruz, y los dos subdirectores generales, Monchi y Vizcaíno. El director deportivo presentará un informe positivo sobre la labor de Jiménez, en el que, con datos estadísticos e inconvenientes que ha presentado la campaña, como la plaga de lesiones, valorará la conveniencia de la renovación. Pero también se valorará el peligro de que, si sigue Jiménez, las disensiones aumenten sobremanera el curso próximo al primer tropiezo. Luego, el consejo decidirá. La cúpula está a favor de la continuidad con matices y esta semana podría anunciar su decisión.