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Una delicada noche de Reyes

  • Ni el Sevilla ni Míchel pueden permitirse un tropiezo más ante una afición nerviosa Alguno de los que vistan de blanco puede hacerlo por última vez

Empezar el año como lo empieza el Sevilla no es bueno. Nervios, urgencias, recelos, un entrenador cuestionado, un proyecto que se tambalea, estrellas que hoy juegan con la camiseta del Sevilla y mañana no se sabe con cuál... La pesadilla que vive la afición nervionense no tiene consuelo por mucho que sus dirigentes lo sigan viendo todo -o algunas cosas- color de rosa.

Tampoco hay que dramatizar, es cierto, pero no es conveniente nunca darle la espalda a la realidad ni negar la evidencia en los tiempos que corren. A un sevillista que paga con esfuerzo su abono y que hoy va a acudir al campo con la Cabalgata en la calle y a una hora en la que de vuelta a casa con lo que se puede encontrar es con los Reyes Magos saliendo de la misma de dejar los regalos no se le puede decir que el noventa por ciento de los equipos que están por delante en la tabla de clasificación no tienen mejor plantilla que la que se encierra en el vestuario local del Ramón Sánchez-Pizjuán.

El Sevilla se juega esta noche mucho ante Osasuna, un rival que en otras épocas ha estado en muchos de los disgustos que lleva a sus espaldas esta afición. Se la juega Míchel, que aunque se diga que no está en una situación delicada, nadie podrá negar que si no suma puntos su posición en el club empezará a ser insoportable. Su pobrísima racha de resultados ya se lo habría llevado por delante en otras circunstancias, pero aquí lo que ya empieza a correr riesgo de verdad es la situación clasificatoria del equipo, a cuatro puntos de los puestos de descenso. Eso es lo que de verdad le importa al sevillismo, eso y los rumores que se suceden a diario sobre la venta de sus jugadores más importantes, los únicos que quedan de esos que antes marcaban las diferencias. En el Sevilla se cuentan ya con los dedos de una mano y esos son precisamente los nombres sobre los que se habla de ventas. Negredo, Jesús Navas, Rakitic, Fazio...

Nunca se sabe qué es lo que puede pasar, pero para alguno de ellos a lo mejor hoy es su última noche sobre la hierba de Nervión. Del Nido, Monchi y Míchel no paran de repetir que si llega alguna oferta interesante, o "fuera de mercado" al club no le temblará el pulso para abrir la puerta de salida, ahora que además ya hay una cara nueva, Stevanovic, un desconocido bosnio con quien tienen a la afición un tanto desorientada sobre a quién viene a sustituir.

El Sevilla está obligado a ganar ante una afición que empieza a estar nerviosa y que no lo ve sumar los tres puntos en casa desde que goleó al Betis en el ya histórico derbi del 5-1, puede que un resultado que tenga algo que ver (junto con la marcha en la Copa) con que Míchel esté todavía sentado en el banquillo nervionense. Desde entonces, Valladolid y Málaga se han llevado el triunfo sin demasiado esfuerzo de estadio que hoy visita un rival que tampoco pasa por su mejor momento pero que siempre es incómodo. Osasuna llega en una delicada situación clasificatoria, pero también hay que decir que el equipo de Mendilibar no ha perdido en sus tres últimos desplazamientos ante Espanyol (0-3), Real Sociedad (0-0) y Getafe (1-1).

Míchel -todavía- tiene a todo su arsenal disponible si contamos con que sólo Coke es baja por ser el último protagonista de la expulsión de turno, ya que los blancos no acaban con once un partido desde no se sabe cuándo. El Sevilla es el equipo con más expulsiones de la Liga y ello tiene mucho que ver con la disposición defensiva que ordena Míchel, igual que los penaltis en contra, faceta en la que el Sevilla también es líder de Primera. Y ambas cosas, expulsiones y penaltis, se producen por llegar más tarde que el contrario a la acciones, y, por regla general, se llega tarde a un lance del juego por una mala ocupación de los espacios en el terreno de juego, una mala disposición de las piezas, una falta de equilibrio táctico...

La noche de Reyes pueda acabar mal en Nervión porque las cosas se han hecho mal. A los sevillistas les suena a chiste (y ya escuchan bastante pese a la delicada situación del equipo) que se diga que la plantilla es mejor que el noventa por ciento de las que hay por delante en la tabla. Eso no puede decirse cuando los equipos que tienen más puntos que el Sevilla son nada más y nada menos que trece. No al menos si no se argumenta debidamente. Ganar con claridad hoy sería razonar algo esa afirmación, pero sólo algo.

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