Una final de Copa llena de polémica
Los árbitros acusan al Real Madrid de atacarlos desde la televisión oficial y el club blanco presionó a la RFEF, aunque negó al final se planteara no jugar en La Cartuja
Así de espectacular luce el estadio de La Cartuja

Dos de los gigantes del fútbol mundial, el Barcelona y el Real Madrid, vuelven a medir sus fuerzas en una final, esta vez en Sevilla, en la Copa del Rey, una competición que no se disputan desde 2014 y con un clásico envuelto en polémica por la supuesta amenaza del club que preside Florentino Pérez de no jugar por la polémica generada por las declaraciones previas de los colegiados del encuentro denunciando las presiones que ejerce el conjunto blanco desde su canal de televisión.
Algo que el club desmintió con un comunicado pasadas las diez de la noche, aunque no se puede negar que desde la cúpula del Bernabéu se intentó presionar a la Federación, con la que después acercó posturas. El Madrid aseguraba en su nota oficial que “nunca se había planteado renunciar a jugar la final de mañana” y que las manifestaciones de los árbitros “no pueden manchar un acontecimiento deportivo de trascendencia mundial que verán cientos de millones de personas”. El comunicado sí deja caer que las declaraciones de De Burgos Bengoetxea y González Fuertes fueron “desafortunadas e inapropiadas”.
Aparcada, de momento, la polémica, en el plano deportivo hay mucho que decir, aunque lo ocurrido puede condicionar el choque.
Por juego, por inercia y por precedentes del curso –victorias en el Bernabéu (0-4) y en la final de la Supercopa de España (2-5)–, llega el Barcelona en mejor disposición, pero un clásico siempre es impredecible y trasciende los momentos en los que llega cada equipo. Un partido a cara y cruz en el que de poco sirven elementos emocionales y que se decide por la actuación de sus grandes estrellas, en una cita también marcada por el agotamiento físico tras una temporada infernal. Llega el Barcelona a la final con todos los frentes abiertos. Es líder en LaLiga, clasificado para semifinales de la Champions –se mide a partir de la semana que viene con el Inter–, y tiene señalado en rojo el título copero para seguir aspirando a todo. El Madrid lo hace caminando al filo de la navaja. Sin margen para el error en LaLiga, a cuatro puntos de su eterno rival y obligado a ganar el 11 de mayo en Montjuïc, eliminado de la Champions en cuartos de final tras un doble capítulo doloroso ante el Arsenal, y apuntando a la Copa como el trofeo que levante el vuelo.
Será el octavo enfrentamiento en una final copera entre los dos más grandes. El historial particular lo domina el Real Madrid por 4-3 desde que deshizo la igualdad Gareth Bale en la última final disputada en 2014. Aunque el rey de la Copa es el Barça con 31 títulos por los 20 del Real Madrid.
Tendrá Hansi Flick dos ausencias de titulares en su once, Balde y Lewandowski. El canterano estaba en el mejor momento de su carrera y había demostrado su capacidad desde el carril izquierdo; lo del polaco es un misterio.El nueve del Barça es de esos jugadores diferenciales, le contemplan 40 goles en 48 partidos y los azulgranas le tendrían que echar en falta por su capacidad anotadora, pero la estadística muestra otra cosa.
Si Flick ha conseguido sacar la mejor versión de gran parte de su plantilla, Ancelotti vive en el polo opuesto. Ninguno de sus referentes está mejor que hace un año y la dificultad marca una temporada en la que ya ha encajado doce derrotas, igualando el peor de sus registros en el banquillo madridista. El Real Madrid ha pasado de exhibir firmeza con apenas dos encuentros perdidos el curso pasado (ambas ante el Atlético de Madrid), a carecer de equilibrio y continuidad en sus resultados.
Provoca que, como ocurrió la última ocasión que Ancelotti alcanzó la Copa del Rey, que ya ha conquistado en dos ediciones y se puede convertir en el primer técnico de la historia del Real Madrid que lo haga en tres, su continuidad esté a debate dentro del club blanco.
En 2023, también con la Supercopa de Europa y la Copa Intercontinental ganadas, le sirvió proclamarse campeón de Copa para seguir cumpliendo su contrato. En 2025, los síntomas de agotamiento del proyecto y la poca respuesta de la plantilla los días grandes, apuntan a fin de ciclo si no hay un final de curso para enmarcar.
Condicionado por las bajas de Carvajal y Militao, el plan de Ancelotti se le cayó por la lesión de Camavinga. Iba a ser el elegido para asumir el reto de frenar a Yamal y una rotura muscular le aparta. Mendy es el favorito.
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