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La interminable caída del olimpo de Héctor Cúper

  • El técnico argentino ha fracasado en sus dos últimos proyectos, tras un inicio espléndido

Héctor Cúper seguramente ni siquiera esbozó una sonrisa cuando anoche vio proclamarse campeón a su Lanús en Argentina. Hacía poco que había sido despedido del Betis, su tercera experiencia consecutiva frustrada para un entrenador que estuvo en el olimpo y que desde entonces sufre una caída sin fin.

La Cuperativa no rindió frutos tampoco en Sevilla. Así se llamó en Argentina al Lanús dirigido por el entrenador en los 90. Era la mejor forma de destacar la disciplina, seriedad, sobriedad y conservadurismo del espartano Cúper.

En Mallorca se vivió una Cupermanía durante dos temporadas. En la primera de ellas, con un equipo hecho de jugadores que otros no querían, llegó a la final de Copa. Esta buena actuación supuso el éxodo de muchos de ellos. Con escaso presupuesto, Cúper armó un equipo que incluso mejoró los registros del año: ganó la Supercopa de España, alcanzó la final de la Recopa y dejó al Mallorca en la Champions.

El Valencia se fijó en él para seguir el trabajo de Claudio Ranieri. El argentino afrontaba su primera experiencia en un grande. Su andadura comenzó con otra Supercopa y continuó con una final de la Liga de Campeones, que Cúper volvió a perder e incluso llegaría otra oportunidad frustrada ante el Bayerm de Múnich.

Pese a todo, emigró a Italia, donde su fútbol casaba a la perfección. El objetivo no era fácil: reflotar a un Inter acuciado por las urgencias históricas de títulos. Cúper y sus pretorianos casi lo devolvieron a la elite. Llegó líder a la última jornada, pero perdió y le dio el scudetto a la Juve.

Tras un año de retiro, el Mallorca volvió a llamarlo en 2004. Se hizo cargo del equipo en la décima jornada y lo salvó con dificultades. "Necesito soldados para salvar al Mallorca del descenso", dijo al llegar. Con más poderes y muchos fichajes fallidos empezó un nuevo proyecto, pero lejos quedaba la dorada época de los 90. En febrero de 2006 reconoció que no era capaz de enderezar el rumbo y se marchó. Tras un retiro de más de un año, el Betis recurrió a él. Pero el argentino de 52 años cosechó otro fracaso. Cúper buscaba una rehabilitación en Sevilla, no la encontró, y la caída del pedestal sigue sin tener fin.

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