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El momento de Cristóforo

  • La ligera mejoría del uruguayo ante la Real Sociedad y la cercanía del derbi europeo pueden animar a Emery a tirar en Almería de un olvidado en la Liga. Llegó como proyecto de futuro.

Mientras ha habido efectivos suficientes en la plantilla, quizá no ha tenido las apariciones que esperaban tanto el interesado como una afición que se ilusionó tras verlo con Uruguay en el Mundial sub 20. Sebastián Cristóforo está pasando en su primer año en el Sevilla por un proceso acelerado de maduración que, según los que gestionaron su fichaje con el club nervionense, estaba previsto. No había grandes pretensiones con esta promesa del fútbol sudamericano para el que esta temporada debía servir de aclimatación, de toma de contacto con un fútbol exigente como el europeo y de ir acumulando más convocatorias que minutos en el campo.

Para eso, para que fuera compitiendo, estaban previstos los partidos de la Copa del Rey, muchos de los cuales se fueron al limbo tras la inesperada eliminación a manos del Racing, y algunos de la Liga Europa, sobre todo los de la fase de grupos y, a ser posible, en casa. Y así ocurrió. Cristóforo jugó de titular pocos encuentros y sí lo hizo en las visitas de Slovan Liberec y Estoril, por ejemplo, evidenciando -eso sí- estar lejos aún de lo que ha de pedírsele en una plantilla como la del Sevilla.

Eso motivo quizá que Emery se pensara muy mucho la situación a la hora de contar con el uruguayo en partidos de mayor exigencia en la Liga pese a tener bajas en el centro del campo. Ni con la lesión de M'bia, ni cuando ha estado de baja Iborra, ni cuando Carriço ha tenido que jugar en el centro de la defensa... tuvo una oportunidad más o menos seria Cristóforo, cuyas sensaciones de cara al exterior en los partidos que jugó no fueron del todo buenas, siendo el último ejemplo sin ir más lejos el partido de ida de la eliminatoria europea ante el Maribor en Eslovenia, donde el Sevilla empató (2-2) después de remontar un marcador desfavorable.

Sin embargo, ahora puede ser diferente. Primero, porque ante la Real Sociedad el uruguayó posiblemente jugó sus mejores minutos desde que llegó al Sevilla. El ex centrocampista de Peñarol salió al campo en la segunda mitad sustituyendo a Trochowski en el descanso y, aunque con un poco más de libertad que cuando había jugado anteriormente, evidenció una mejoría notable en su juego. Sobre todo por el ritmo. Cristóforo intentó cosas con más dinamismo y lejos de esa velocidad quizá un tanto más acorde con la imagen del fútbol sudamericano que antes había demostrado, con equivocaciones también a la hora de medir la celeridad de movimientos en las salidas a presionar como último hombre por delante de la defensa. También es verdad que, pese a la percepción general que pueda existir sobre su juego, frente a la Real desempeñó una labor más parecida a cómo jugaba en su anterior club: aunque siempre con una buena cultura táctica, presionando un poco más arriba con un compañero guardándole las espaldas.

Ahora, con un calendario cargado y ante la inminencia de citas importantes como la que llega a la vuelta de la esquina contra el Betis en competición europea, a Cristóforo se le abre una nueva posibilidad teniendo en cuenta que M'Bia sigue fuera de la dinámica del grupo o que Carriço debe cubrir un hueco en la defensa. Su protagonismo en Almería puede crecer. Ocurre un poco como con Trochowski, para quien también ha llegado en este mes su momento en la temporada.

El cansancio que acumula Rakitic, que esta semana además ha disputado casi al completo un nuevo partido con Croacia, es una razón más para que Emery se decida a empezar a contar con él con más seriedad en la Liga, al menos en el choque del domingo en el estadio de los Juegos Mediterráneos. El suizo-croata acumula ya, a comienzos del mes de marzo, 41 partidos entre las tres competiciones con el Sevilla y con su selección y en algunos minutos del segundo tiempo ante la Real exteriorizó ese cansancio, amén de tener que jugar con vendajes adhesivos extensores en la parte posterior del cuádriceps a causa de la sobrecarga.

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