Desde mi córner

El mundo celebra un Mundial apoteósico

  • La final fue el colofón ideal para un torneo que fue superando tanto augurio negativo

Augurios de toda laya mayormente negativos presagiaban un Mundial no acorde con lo habitual. Fuera de tiempo, en un país minúsculo y poco aconsejable, temperaturas poco adecuadas para el esfuerzo, Italia fuera de juego por un penalti errado, nada se alineaba para que la gran justa del fútbol saliese bien. Luego, que si se vetaba la enseña del arco iris y un puñado de lesiones que dejaba fuera a bastantes nombres de peso.

O aquella escena surrealista de hinchas de atrezo recibiendo a las selecciones, incluso la desbandada en el descanso del partido inaugural por la pobre sensación de los anfitriones. Datos y más datos que jugaban contra este Mundial tan atípico, pero que serían olvidados a medida que el torneo avanzaba. Y así nos encontramos con el regalo de la muy pujante selección marroquí, combinada con la decepción alemana o con el arbitraje ridículo de Mateu Lahoz.

Pero a medida que avanzaba el Mundial, todo iba mejorando hasta estallarnos en la cara un Inglaterra-Francia que nos transportó a un fútbol casi olvidado. Luego, la hermosura croata ante los pentacampeones mientras se superaba a sí mismo la Marruecos de Bono y En-Nesyri. Nos dimos de bruces con la realidad de nuestro fútbol y el duelo entre Messi yMbappé iba presagiando un final esplendoroso. Y así fue para encontrarnos con la mejor final jamás celebrada.

Y el 18 de diciembre, día de la Esperanza, de 2022 ya está en los capítulos más brillantes de los anales del fútbol. No estoy de acuerdo con los que dicen que el fútbol le debía a Messi un Mundial; el fútbol nunca le debe nada a nadie y en la gran final pudo pasar de todo entre una Argentina que dio primero y una Francia que se vino arriba para que el final de la final fuese tremendo. Messi pudo con Mbappé y el mundo celebra con Argentina un Mundial apoteósico. Fútbol.

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