El inicio de la concentración en Costa Ballena, donde estará recluido el Sevilla a lo largo de diez días antes de su gira por Europa, supone el pistoletazo de salida para la temporada de la confirmación de Unai Emery. El entrenador sevillista afronta nuevos retos en el que será su tercer curso en Nervión, adonde llegó en enero de 2013. Una campaña y media después, el de Fuenterrabía está obligado a comenzar un nuevo camino, con un listón bastante elevado después de la histórica conquista de la UEFA Europa League, que deshizo de un plumazo muchas de las reticencias que parte de la afición y de la prensa tenían hacia su figura. Pero, ya que el fútbol no vive de la memoria, sino del día a día, los nuevos retos pondrán a prueba a un Emery muy reforzado.

De entrada, aunque el discurso del club se mantenga intacto sobre que el objetivo es luchar por volver a Europa, la afición querrá, lógicamente, subir un peldaño más y la Champions es el anhelo de todos. Ni el propio Emery ni los futbolistas van a decir en voz alta que su meta es el tercer o el cuarto puesto, pero será el verdadero acicate para un equipo que se sabe ganador y quiere más. Claro que este hermoso señuelo choca con la realidad de una plantilla que el técnico de Fuenterrabía tiene que remodelar con matices.

La marcha de Rakitic, tras firmar una temporada de ensueño con 15 goles, un porrón de asistencias y siendo protagonista principal del juego a balón parado, deja un hueco enorme en la organización del juego. Y en Costa Ballena, de momento, Emery sólo cuenta con dos centrocampistas: el polivalente Carriço e Iborra, que no goza con todos los parabienes del técnico.

La dirección deportiva trabaja para reforzar precisamente la parcela del campo que más dolores de cabeza dio a Emery el curso pasado. La defensa y la delantera funcionaron a la perfección y por ahí llegó el gran éxito del Sevilla. Otro cantar fue el mediocampo, con arduo y pernicioso debate incluido. Si ya con Rakitic, cuya definitiva posición en la mediapunta sólo se definió en el importante tramo final, el Sevilla careció del necesario control del juego en muchos partidos, sin el internacional croata el cuerpo técnico, al que se han incorporado Pablo Villanueva como auxiliar en lugar de Diego Martínez y José Luis Silva como nuevo técnico de porteros, debe ahondar en el trabajo de la medular.

Junto a Carriço, que también será uno de los cuatro centrales por ahora, junto a Pareja, Fazio y Botía, e Iborra, Emery sólo tiene en Costa Ballena a tres medios centro específicos más, los canteranos Luismi y Cotán y Trochowski, con una situación algo especial, pues el club preferiría darle salida. Con estos cinco futbolistas, el cuerpo técnico debe preparar el trabajo de preparación en esta fase tan importante de la pretemporada, con el añadido de que en ciernes está esa fecha del 12 de agosto con la Supercopa de Europa en juego. De momento, es lo que tiene el técnico a sus órdenes, dado que Trochowski, otro medio específico, tiene abierta la puerta de salida y el club se la facilitará a poco que llegue alguna opción factible. El germano-polaco ocupa una alta ficha y el Sevilla necesita hueco para los refuerzos en esa parcela.

También tiene el reto Emery de preparar de nuevo una temporada que empieza muy pronto sin saber a ciencia cierta qué pasará con algunos futbolistas. Es el caso de Alberto Moreno, pero también el de un pilar fundamental el curso pasado como Fazio. Y tampoco está muy claro si algún club terminará engolosinándose con Carlos Bacca tras la excepcional temporada que firmó en su debut liguero.

De momento, no parece que por Costa Ballena vaya a aparecer ningún rostro nuevo al margen de Denis Suárez y Aleix Vidal. Lo que busca Monchi es caro y se está encontrando con que los clubes, sabedores de la necesidad del Sevilla y la venta de Rakitic, no van a regalar nada.