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Un oro universal con expectativas

  • Noé Guzmán, campeón en Mónaco en CM2x, detalla las claves del triunfo y de la modalidad marítima

El fin de semana pasado, los sevillanos del Real Círculo de Labradores Antonio Guzmán y Noé Guzmán se proclamaron campeones del mundo de remo de mar en Mónaco. Los dos hermanos, que ya se colgaron la plata en la edición del pasado año en Lima (Perú), regresaron a Sevilla con el máximo premio en la categoría de CM2x, por delante de la pareja italiana, medalla de plata, y de la monegasca, bronce, campeona el año pasado en la capital peruana.

El mayor de los hermanos Guzmán, Noé, rememora para este periódico "la alegría" que les produjo el triunfo mundial en una regata en la que compitieron más de 70 embarcaciones llegadas desde todos los rincones del planeta. Antes de adentrarse en la regata desarrollada en el Principado, sin embargo, Guzmán recuerda su bautismo de fuego en Perú.

"Fue mi hermano Antonio quien me animó a participar en el Mundial de Remo de Mar de Lima. Aquello sí que fue una aventura. Era la primera vez que competíamos, fuimos a ver qué pasaba y al final acabamos con la medalla de plata", explica el remero del Club Labradores, internacional absoluto con la española.

De la plata peruana al oro de Mónaco, sólo un año después. El dúo sevillano no deja de aumentar su palmarés en el mar. "Es verdad que el año pasado, en Lima, no acudieron los remeros del mejor nivel. Pero en esta edición, en Mónaco, sí ha habido otra participación, con varios equipos con experiencia olímpica", señala el sevillano, que admite encontrarse cómodo en las regatas marinas.

"Vamos muy bien en el mar, comparado con las competiciones de río. Somos hermanos y tenemos gestos que conocemos sin ni siquiera verbalizarlo. Prácticamente no necesitamos hablar durante las regatas", dice antes de explicar las claves que se exigen en esta modalidad remera.

"En esencia es remar. Quien rema bien en un sitio lo hace en el otro. Pero sí es verdad que las olas son una dificultad añadida, por lo que el factor de la habilidad es más importante. Aunque también influye el componente de la estrategia: al no haber calles asignadas, resulta capital no chocar con los otros botes o que te partan el remo, que suele ocurrir. Al final, lo importante es llegar sanos y salvos", advierte un Guzmán que destaca la contrariedad de toparse con "la fuerza bruta del mar en los momentos en que se pone feo".

La mayor diferencia entre el remo ribereño y el marino, en resumen, para Guzmán apunta a los kilos de los barcos, "los de mar pesan el doble", dice antes de advertir que, al cabo, es fundamental "no pelear contra el mar".

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