Sevilla-Real Madrid · La crónica

Y de repente, de la nada al todo (3-2)

  • El Sevilla sufre el baile del Madrid media hora para bailarle el resto del tiempo. El gol de Sergio Ramos derivó en lesión y tras su salida el equipo local recuperó su orgullo para remontar y devolver la sonrisa a los suyos.

El Sevilla recuperó su mejor cara después de media hora horrible para derrotar al Real Madrid con un segundo acto pletórico en el que ninguneó al hasta ahora líder. Minutos y minutos empequeñecido, miedoso y sin capacidad para nada que inopinadamente dieron paso a una reacción propia y una antireacción ajena que cambió por completo el panorama. El Sevilla no sólo remontó sino que ofreció una buena fiesta a su contrariada parroquia para recuperar la sonrisa. No en vano, Barça y Madrid han caído en el Pizjuán para recordar al Sevilla que, si bien en la Champions aún tiene mucho que aprender, en la Liga sigue siendo un rival del que cuidarse.

Emery recuperó sus mejores momentos con muchos cambios en la alineación respecto a la decepción intersemanal ante el City. Mariano por Coke, Andreolli por Kolo, N’Zonzi por Iborra e Immobile por Llorente. Fin a un partido tras otro de alineación previsible y escasas variantes y vuelta a la línea de otras épocas en las que el técnico podía hacer cinco o seis cambios sin perder competitividad y subrayando el papel protagonista de hasta el más irrelevante de sus elementos.

Pero lo que parece una vuelta a la esencia de la trayectoria de Emery en el Sevilla parece ruina porque el Madrid aniquila a su rival en media hora que, con un poco más de acierto, habría dejado ampliamente sentenciado el duelo. Vaga el Sevilla por el césped del Pizjuán en una primera media hora inexistente en la que demasiado tiene con no acabar goleado, en parte por las paradas de Sergio Rico y también porque el Madrid no termina de definir como suele hacerlo, con Cristiano Ronaldo absolutamente ausente y una segunda línea mucho menos llegadora de lo habitual.

Bale es, pues, el gran quebradero de cabeza del Sevilla. Pero el galés no resulta suficiente y poco a poco el Sevilla se va asentando. Principalmente desde que, en la acción del primer gol visitante, Sergio Ramos recae de su lesión de hombro y, sin razón aparente, el Madrid se descoloca y se desinfla. Hasta ese momento el dominio era terrorífico, con numerosas ocasiones (la mejor un tirazo de Nacho al palo) y un paseo coronado con un golazo de chilena del camero en un córner, pero entonces el Madrid se apaga de repente y ya no vuelve.

Empuja el Sevilla porque el Madrid se ha bloqueado, ya no llega y empieza a descomponerse en defensa, principalmente porque Konoplyanka se come a Danilo, las ayudas de Tremoulinas terminan por abrir un boquete serio y ningún jugador de oscuro apoya esa zona. Achucha el Sevilla básicamente por ahí y en un córner que nadie despeja aparece el hasta ahora casi inédito Immobile en el segundo palo para marcar sin ángulo pero con gran destreza para que el Pizjuán se venga abajo y recupere el pulso que perdió el martes en la Champions.

Puede incluso el Madrid terminar de claudicar antes del descanso con un centro de Tremoulinas que desvía Konoplyanka adelantándose a la defensa y que Immobile, totalmente solo, quizás no espera y no remata adecuadamente. El Madrid agradece la pausa, o parece agradecerlo, pero a la vuelta el tema se hace ya insostenible y el naufragio es palpable.

Konoplyanka es un azote constante y el Sevilla crece sin parar al ritmo sostenible de Banega y sin estrecheces atrás. El Madrid ya no presiona. De cinco que sufría el Sevilla en campo propio al sacar el balón se pasa a ninguno y para colmo el Madrid no defiende nada bien el juego abierto y combinativo nervionense, que se cree de veras que las distancias no son tales y recuerda cómo el Barcelona debió sentenciar como el Madrid en el primer tiempo para irse con el rabo entre las piernas.

Justo eso ocurrió, puesto que Konoplyanka desborda cuando quiere y en una de ésas pisa línea de fondo encarando a Casilla para ceder atrás y que Banega acierte con el gol entre tres contrarios. Rápidamente entra James para intentar el Madrid tener más presencia arriba y Emery contesta con Llorente. En el 74 Sergio Rico saca una mano prodigiosa para evitar el empate de cabeza de Casemiro pero en la jugada siguiente Llorente clava un centro perfecto de Mariano. 3-1 y el Madrid completamente ko, víctima de no haber sentenciado y haber dado vida a un Sevilla que enseñaba muchas dudas y poco fútbol de salida para regalar las dudas al Madrid y hacerse con el fútbol.

Al punto, Casilla evita el ridículo con dos paradones consecutivos a Konoplyanka y Banega. Quedan algo más de diez minutos y el Madrid se entrega definitivamente, por mucho que en el 92 James la clavara desde lejos. Maquillaje puro, pues si la primera media hora del Sevilla fue impropia la hora siguiente fue aún peor de un Madrid que había encajado cuatro goles en la Liga hasta ahora y se fue del Pizjuán con cara de acelga en plena fiesta local. Si en el fondo es la Liga la que te dice quién eres y dónde estás...

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