De vuelta en Sevilla para dar un salto

Los nuestros | Alba García, jugadora del Cajasol Juvasa

La joven alcalareña es debutante esta temporada en la Superliga Iberdrola de voleybol

Alba posa con la Copa Andalucía, conquistada por el Cajasol Juvasa el pasado mes de septiembre.
Alba posa con la Copa Andalucía, conquistada por el Cajasol Juvasa el pasado mes de septiembre.
Antonio Durán

29 de octubre 2018 - 04:30

Después de cuatro años estudiando en Granada, ha regresado a Sevilla para dar el salto a la máxima categoría del voleibol femenino nacional. Alba García (1996, Alcalá de Guadaíra) se unió este verano a las filas del Cajasol Juvasa de Dos Hermanas y hace algunas semanas debutó en la Superliga Iberdrola.

Alba comenzó a practicar voleibol a los nueve años. Y lo hizo de la mano del CV Cervantes Guadaíra, club al que estaría vinculada durante toda su adolescencia. Allí se mantuvo hasta ser sénior, a excepción de la temporada en la que fue juvenil de primer año, que la jugó en el Mairena Voley.

Con la mayoría de edad, ya instalada en territorio nazarí, ingresó en el Universitario de Granada. Y durante los cuatro años que cursó el grado en Relaciones Laborales y Recursos Humanos, compitió con el equipo en Superliga 2. "Empezamos siendo cuartas o quintas, pero el año pasado ya fuimos penúltimas, porque teníamos peor equipo", comenta Alba. Diferentes fueron los resultados del club en los campeonatos universitarios de Andalucía, en los que se proclamó campeón consecutivamente, al tiempo que conseguía éxitos también en los de España.

Terminado su periplo estudiantil, regresó de tierras granadinas y firmó por el Cajasol Juvasa. Y sus primeros meses son positivos en cuanto a sensaciones. "Estoy muy contenta de volver a Sevilla, porque tenía muchas expectativas puestas en este club y del entrenador me habían hablado muy bien", dice respecto al técnico José Manuel González.

"El objetivo este año es el aprendizaje, porque somos un equipo muy joven y la diferencia entre una categoría y otra se nota mucho"

Su incorporación al conjunto de Dos Hermanas significaba competir por primera vez en la Superliga Iberdrola. Alba se estrenó el 14 de octubre frente al Logroño, aunque las nazarenas cayeron por 0-3 ante las riojanas, campeonas de liga el año pasado. Lo cierto es que el arranque de temporada del Cajasol Juvasa no está siendo el más deseable. Después de tres jornadas, acumula tres derrotas. Alba lo achaca, sobre todo, a una cuestión de inexperiencia.

"Somos un equipo muy joven, al que le falta experiencia. Porque aunque hay jugadoras de 23, 24 o 25 años que han jugado ya en Superliga o algunas como Rocío Ruiz y Chiqui, que son las más veteranas, el resto venimos de jugar en Superliga 2", explica la alcalareña. Ella no tiene dudas a la hora de comparar: "Hay mucha diferencia entre una categoría y otra".

"Principalmente se nota en lo físico. El juego es muchísimo más rápido y las contrincantes que te encuentras no bajan del 1,80", sostiene Alba. En su opinión, el objetivo esta campaña no debe ser otro que "el aprendizaje", el tomar bagaje en la categoría con el que combatir esa juventud.

Por eso considera tan importante el papel de las jugadoras más experimentadas. "Ellas nos ayudan muchísimo en los entrenos y a asumir el salto, que es muy grande".

No obstante, Alba, que ahora mismo se está desempeñando la posición de opuesta, cree que al equipo también le está faltando algo de "ritmo competitivo". Aunque las nazarenas realizaron una pretemporada de un mes, no compitieron durante la misma. "Nos hace falta jugar más partidos", manifiesta.

Las diferencias se irán haciendo menores una vez Alba y otras compañeras se instauren en la categoría. En todo caso, el traslado ha sido muy bueno para ella, que quería dar el paso desde hace tiempo. El Cajasol Juvasa ya había intentado hacerse con sus servicios anteriormente, pero siempre le había dado prioridad a sus estudios.

Ha pasado ya más de una década desde la primera vez que Alba compitió de forma oficial, en un campeonato alevín que se celebraba en Málaga. Ahora está compitiendo contra las mejores en la Superliga Iberdrola. Un salto de ensueño, aunque muy duro.

Granada, una ciudad grabada a fuego

Cuando un estudiante pasa cuatro años en una ciudad diferente a la suya, acaba generándose un lazo emocional difícil de romper. El de Alba con Granada, donde se graduó en Relaciones Laborales y Recursos Humanos, es muy fuerte. Ahora, de vuelta en Sevilla, la echa de menos. “Después de cuatro años, mi vida ya estaba allí”, comenta. Durante su ciclo en la facultad, militó en el equipo de voleybol de la universidad nazarí, con el que se estrenó en la categoría sénior. Fueron cuatro años de experiencias vitales y también deportivas. De todos modos, no se arrepiente de haber regresado a la capital andaluza. Reconoce que le ha servido salir de Granada. “Lo necesitaba, aunque no me daba cuenta”. Ahora está contenta. Y su familia, también, pues ahora vive a veinte minutos de casa. No obstante, el volver a tierras granadinas en el futuro es una idea que le seduce. Incluso en temas laborales. “Quiero hacer un máster y no sé si hacerlo en Granada, porque a mí Granada me encanta”, dice con mucha franqueza.

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