La victoria de los accionistas minoritarios en la junta general extraordinaria de Abengoa no supone el fin de la batalla por el control del grupo. La votación de este martes asegura el control de la matriz del grupo, de la que son los propietarios, pero para poder seguir adelante con sus planes de negociar un rescate inclusivo que no les perjudique necesitan controlar las filiales y, esencialmente, Abenewco 1, que sigue presidida por Gonzalo Urquijo, y es la sociedad que aglutina los activos, los negocios y el empleo. Por ello, los integrantes de Abengoashares han alterado el orden de los pasos en su plan.

Inicialmente tenían previsto que uno de los tres elegidos dimitiese para facilitar el nombramiento por cooptación de su candidato a pilotar el grupo a partir de ahora, Clemente Fernández, ex presidente de Amper. La complejidad de ese proceso legal ha aconsejado, cambiar el orden y nombrarle primero en la filial operativa.

La junta general redujo este martes de siete a tres el número de integrantes del consejo de Abengoa S. A., la matriz histórica fundada en Sevilla en 1941 por por los ingenieros Javier Benjumea Puigcerver y José Manuel Abaurre Fernández-Pasalagua, junto con tres amigos y otros familiares, vuelve a tener consejo de administración. Como los estatutos de la sociedad exigen que un nombramiento por cooptación se realice por la mitad más uno de los miembros del consejo, quieren asegurar el control de la totalidad del grupo antes de dar un paso en falso.

Los accionistas tienen una enorme desconfianza en Urquijo y los consejeros que todavía integran el consejo de administración de Abenewco 1, tanto por la operación de rescate que ha planteado y que está premeditada desde hace dos años, como por el ardid legal que utilizó en la junta general del 17 de noviembre, en la que impidió nombrar el consejo de administración alternativo que entonces proponía Abengoashares.