Clemente Fernández González | Presidente de Abengoa

  • La cotizada sevillana cumple hoy un año en concurso de acreedores y su presidente quiere levantarlo mediante un convenio anticipado y refinanciar a seis filiales con una ampliación de capital en la Bolsa

“Planteo un rescate de Abengoa que salvaría a todos a largo plazo desde la matriz”

Clemente Fernández, durante la entrevista, el pasado miércoles en Sevilla. Clemente Fernández, durante la entrevista, el pasado miércoles en Sevilla.

Clemente Fernández, durante la entrevista, el pasado miércoles en Sevilla. / Juan Carlos Vázquez

Escrito por

· Alberto Grimaldi

Subdirector de Diario de Sevilla

En vísperas de cumplirse hoy un año de la declaración de concurso voluntario de Abengoa SA, su presidente, Clemente Fernández González (San Vicente de la Barquera, 1964) ha estado en Sevilla. En esta entrevista analiza las opciones de viabilidad que ve para el grupo cotizado y explica su propuesta alternativa de rescate.

–Se cumple un año de que Abengoa fuese declarada en concurso voluntario y se suspendiese, por ese motivo, una junta general extraordinaria para la que ya tenía los apoyos para presidir la empresa. ¿Qué balance hace?

–El objetivo del concurso fue parar la junta que se había convocado para el 3 y 4 de marzo del año pasado, y se hizo cuando los accionistas ya habían votado y estaba ganada por nuestra candidatura. No había una causa adicional para solicitar concurso de acreedores porque entonces, y aún ahora, hay una prórroga para no tener que hacerlo. El último plazo es el próximo 30 de junio, y cuando se hizo era el 31 de diciembre pasado. Abengoa podía haber seguido en una situación normalizada, con los proveedores surtiendo como lo hacían hasta entonces. En cuanto se declaró el concurso, se empezó a organizar la salida del núcleo duro de Abengoa Agua hacia una ingeniería competidora,  Lantania...

–¿Quién organizó esa salida?

–Se hizo desde dentro de la compañía, por parte de los máximos ejecutivos. Y desde el mismo día siguiente a declararse el concurso.

–¿Cómo considera usted que se ha deteriorado el negocio de Abengoa por la petición del concurso?

–En cuanto se pidió, al día siguiente, hubo un corte generalizado por parte de los proveedores que trabajaban para filiales que estaban totalmente normalizadas, como las de Agua y Energía o Inabensa, que se quedó sin coches de la noche a la mañana, porque se interrumpió el contrato. Desde entonces, los suministros para las centrales donde se hace mantenimiento o para el resto de los proyectos de Abengoa hay que pagarlos por adelantado para que los proveedores los sirvan.

–¿Y eso es consecuencia del concurso?

–Sí, lo es. Hasta el momento del concurso, daban líneas de crédito por parte de todos los proveedores, que pasaron a exigir anticipos. Con lo cual, las filiales de las verticales del negocio que tenían una operativa más o menos normalizada pasaron a tener graves problemas de suministro de materiales.

–A pesar de que se bloqueó su entrada al consejo, usted y los accionistas que representa no cejaron en su empeño y lograron entrar el 1 de octubre.

–Sí, pero por el hecho de que lo lográsemos la situación con los proveedores no ha cambiado, porque lo que tienen es miedo a un concurso que les deje sin cobrar el trabajo realizado.

–Le preguntaba más por el proceso en sí hasta que entraron al consejo.

–La junta de marzo quedó suspendida y eso nos obligó a volver a pedir otra junta general en mayo, ya que en esos meses intentamos presentar una oferta junto a los hermanos Amodio que no pudimos hacer vinculante. Cuando expiraba el plazo para convocar esa junta, el consejo que existía y había pedido el concurso, solicitó un cambio de régimen de acuerdo con el administrador concursal, que ha dejado la mayoría de los poderes en manos de éste y que nuestro acceso fuese limitado. Después de mucho pelear, gracias a que hubo una junta ordinaria pedida por un accionista en el Registro Mercantil, pudimos acceder al consejo de Abengoa. Pero lo relevante es que las consecuencias del concurso han sido letales para la compañía. Porque la problemática para el negocio unida a la fuga de persona ha hecho que Abengoa sólo ha podido sobrevivir a base de vender proyectos en los que participaba. Con la venta de dos desaladoras en Argelia se han podido pagar las nóminas de noviembre, diciembre y enero. Ahora se está en la venta de algunos contratos de menor importe, lo que debe dar para las nóminas de febrero y posiblemente marzo. Pero lo único que se hace es vender los pocos activos que le quedan a las filiales.

–¿El consejo de la matriz está participando de esas decisiones?

–Algunas de ellas ya estaban tomadas en el consejo de Abenewco 1. Pero, ni nos podíamos oponer, porque nos habían echado a los sindicatos encima porque no se habrían pagado las nóminas, ni creo que hubiésemos podido hacer algo muy distinto. Porque eran proyectos que se han vendido a Sacyr a un precio aceptable, que no hubiese pagado si no eran buenos, y no afectaba al plan de negocio porque ya estaba prevista la salida de Argelia, país con el que se había negociado y que tenía una acción de oro.

Clemente Fernández, en Sevilla, el pasado miércoles. Clemente Fernández, en Sevilla, el pasado miércoles.

Clemente Fernández, en Sevilla, el pasado miércoles. / Juan Carlos Vázquez

–¿Usted antes de entrar a la compañía, denunciaba que Abengoa estaba secuestrada...

–Estaba y está [interrumpe].

–Eso le iba a preguntar, si persiste, porque en la única junta general que ha presidido denunció que no recibían información y que no conocían nada de la única oferta que existe, la de Terramar Capital.

–Después de acceder al consejo, parapetándose en la administración concursal, un grupo de directivos nos ha estado negando el acceso a la información. Para la junta de mediados de noviembre ni siquiera teníamos el borrador de la oferta de Terramar, tal cual lo dije allí. Pero a día de hoy, aunque ya tenemos un borrador, éste tiene muchos espacios en blanco.

–¿Qué significa con espacios en blanco?

–Pues que determinadas condiciones, intereses o partidas de la oferta no están concretadas. No hemos visto lo que se dice que es una oferta vinculante, que, en todo caso, está condicionada a que se cumplan muchos requisitos.

–¿No sólo que la SEPI apruebe la ayuda solicitada en marzo pasado?

–La SEPI, que haya 300 millones en avales, que la banca ya no parece dispuesta a llegar a ese nivel. Y hay otra serie de condicionantes que podrían no cumplirse.

–Usted fue muy crítico en esa junta con la oferta de Terramar, mientras hay un núcleo directivo que afirma que es la única salida. ¿Es la solución de Abengoa?

–Los directivos que defienden a Terramar como única solución lo hace porque es la única que les mantiene a ellos. Cualquier otra solución haría que [Mario] Pestaña y [Juan Pablo] López-Bravo saliesen de la compañía. Y puede que algún directivo no clave adicional. No están defendiendo a Abengoa, son tres directivos que están defendiendo sólo su puesto de trabajo, que además se han autoblindado. La oferta Terramar es un obstáculo para cualquier otra vía porque está respaldada por los acreedores, el pool bancario y los fondos. Cualquier intento de negociación para plantear una vía alternativa se encuentra con la negativa de éstos a mantener una reunión siquiera.

–Sin que desvele información privilegiada y por los términos que sí conoce, ¿cree que la oferta es la solución?

–No. La oferta de Terramar lo que supondría sería pagar unas comisiones y unos intereses que se podrían denominar de usura. Eso sí, siempre disfrazados, para que parezca que están al mismo nivel que la financiación SEPI. Para ello usan intereses PIK, comisiones, obligatorias y muy altas, de amortización anticipada y de apertura.

–Eso no es algo nuevo, lo ha publicado este periódico sobre anteriores reestructuraciones.

–Es que es calcado. Alta comisión de apertura, que sirve para apuntarse más deuda porque con ella compran deuda con mucho descuento y la incluyen en la oferta. Y se le aplican intereses sobre el global. Terramar no es ninguna solución, porque lo que hace es que la foto final de Abengoa quede con una deuda muy alta, e incluso diría que injustificable para los niveles de Ebitda que prevé el plan de negocio.

–¿Pero hay alguna alternativa a esta oferta?

–Yo he trabajado en varias opciones con empresas nacionales del sector de la ingeniería y la construcción. La mayoría no se ha decidido a lanzar otra oferta en firme por miedo a la reacción del pool bancario e incluso del Gobierno. Pero si se permitiera un cierto consenso entre todos, creo que habría sin dudas una empresa nacional dispuesta a liderar la alternativa.

Clemente Fernández responde al cuestionario de la entrevista. Clemente Fernández responde al cuestionario de la entrevista.

Clemente Fernández responde al cuestionario de la entrevista. / Juan Carlos Vázquez

–¿Sería un rescate distinto al planteado?

–Por supuesto. En la opción actual, Abengoa desaparece. La idea es liquidarla. Pero yo creo que no hay por qué liquidarla. Aún se puede reestructurar, tras conseguir aprobar en el marco del concurso un convenio anticipado, lo que permitiría a la matriz recapitalizarse, dándole a una parte del capital que se inyecte derecho de exclusión, para quien lidere esa oferta; y el resto, reservando el derecho para el accionista actual. Esa entrada de dinero en la matriz, se le daría como préstamo intragrupo a las seis sociedades que desarrollan el negocio y que son las que recibirían la financiacion SEPI, y la estructura Abenewco 1 desaparecería a medio plazo, porque su papel lo volvería a asumir Abengoa. Y la clave para hacerlo posible es llegar a un acuerdo con los tenedores del convertible.

–¿El convertible asociado a la financiación New Money 2?

–Efectivamente. Se da la circunstancia de que Abengoa es la única empresa que el Gobierno está en su operación de rescate que no se hace a través de sus propietarios y su matriz. Y la gran diferencia es que el dinero entra sólo para financiar un fondo extranjero tome el pleno control de Abengoa.

–¿Usted ha conversado con Terramar Capital?

–No. Hemos pedido reiteradamente reuniones directas, con los representantes en Estados Unidos, pero no se nos ha facilitado. De momento sólo hemos conseguido que nos pongan como representante a un vasco-venezolano. Los responsables de Terramar en Estados Unidos llevan más de dos años sin venir, desde antes de la pandemia.

–¿Pero considera a Terramar un obstáculo para lograr que Abengoa sobreviva?

–Sí. Es un obstáculo para lograr una reestructuración que tenga en cuenta todo el mundo.

–¿Y así se salvaría el negocio?

–El negocio y el futuro de la compañía, con una solución para todos de largo plazo, y no de corto; y como cotizada, lo que permitiría seguir teniendo acceso a instrumentos como la emisión de bonos convertibles, ampliaciones de capital y demás. Con esa solución, Abengoa volvería con el tiempo a la normalidad y conservaría su historia y su trayectoria bursátil.

–Habría dos actores claves en este proceso. Por un lado el Gobierno, y por otro, el juez del concurso.

–El Gobierno sigue siendo el primer accionista individual de Abengoa, y a mi juicio debería participar en una solución desde el accionariado del que forma parte. La vía para recuperar a Abengoa no debería ser muy diferente a la que se ha elegido en empresas como Técnicas Reunidas, Duro Felguera, Tubos Reunidos, Airtificial... Todas las citadas son empresas cotizadas que se están recuperando manteniendo su ficha bursátil.

–¿Cree el Gobierno facilitaría una solución como la que plantea?

–Si el Gobierno apuesta por una solución así, yo he dicho públicamente que podría entrar al Consejo, porque además ya es parte de la propiedad, y representa a la solución de financiación. Con ello se mantendría la españolidad de Abengoa. En la fórmula actual sería 100% extranjera, porque Terramar tendría el 70% de Abenewco y el 30% sería de KKR, BlueMountain y otros fondos extranjeros. Y Abengoa SA se liquidaría.

–¿Y el papel del juez?

–Su función es velar por el concurso de Abengoa SA y por la continuidad de las filiales. El concurso de la matriz está muy avanzado, faltaría definir la propuesta final de convenio anticipado. Creo que no estaríamos muy lejos de lograr una buena propuesta consensuada con el juez y que no fuese un obstáculo para la refinanciación que planteo, que ya se ha hecho en otras cotizadas. Tras ese convenio, el consejo de Abengoa recuperaría todos los poderes y podría dar paso a la fase de ampliación de capital para recapitalizar a las seis filiales que desarrollan el negocio.

–¿Cómo quedaría el accionista en la solución que plantea?

–Como se le reserva una parte de la ampliación de capital, tendrá que decidir si participa, si vende sus derechos o se queda con las acciones que ya posee sin más. A los acreedores comerciales se les respetarían sus acuerdos, a los acreedores financieros se les daría una solución que no sería muy distinta a la foto actual. La compañía quedaría con menor deuda, porque parte del dinero iría directamente al capital y con financiaciones mucho más baratas. Estoy convenido de que con lo que planteo Abengoa se salva. Y también estoy plenamente convencido de que la voluntad del Gobierno es salvar Abengoa, porque no se puede dejar caer una empresa referente en sectores que son ahora el futuro, como renovables y economía circular. Sigue siendo una empresa, pese a las dificultades, de más de mil millones de euros de facturación, con un pipeline actual superior a los 20.000 millones. No sería justificable que teniendo una capacidad financiera importante, porque no se va a usar entero el fondo de apoyo a empresas estratégicas, no se rescatase una empresa española que es referente internacional y debe seguir siéndolo.

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