Felipe Benjumea (Sevilla, 1957) vivió este jueves uno de los momentos más duros de su trayectoria profesional al anunciar su salida de la empresa a la que ha dedicado prácticamente toda su vida. Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto, Felipe Benjumea recogió hace veinticinco años el testigo de su padre Javier Benjumea Puigcerver, quien fundó Abengoa en 1941 junto a José Manuel Abaurre, y pilotó la compañía a lo largo de cuatro décadas, centrándose en la producción y montaje de instalaciones industriales e infraestructuras eléctricas y de telecomunicaciones. Bajo la gestión de Felipe Benjumea, la compañía reorientó su negocio hacia actividades diferenciadas con un alto componente tecnológico, a la par que dio un salto en su internacionalización. Uno de sus primeros hitos fue llevar de nuevo a Abengoa a la bolsa de Madrid. Años después, repetiría la maniobra en Wall Street con Telvent, que debutó en el Nasdaq. Además, Felipe Benjumea apostó por convertir a Abengoa en líder mundial en el desarrollo de la energía solar y los biocombustibles. Fue una decisión estratégica suya el que la investigación se centralizara en Andalucía, convirtiendo a Abengoa en uno de los motores del empleo de alta cualificación en la región. Y también fueron un éxito los elogios del presidente de EEUU, Barack Obama, a su actividad innovadora. La apuesta por sectores avanzados tiene la contrapartida de consumir ingentes recursos de financiación. Con el estallido de la Gran Recesión, Abengoa empezó a sufrir las consecuencias de la restricción del crédito a escala global en un momento en el que estaba fuertemente apalancada. La compañía tuvo que someterse a una severa cura de adelgazamiento, desprendiéndose de filiales punteras en sus sectores como Telvent o Befesa. A la vez,  empleó instrumentos de financiación novedosos que no siempre encontraron la comprensión de los mercados. Pasto de los especuladores que han jugado con la acción desde hace un año, la banca ha exigido la salida de Benjumea para iniciar una nueva etapa.