Mercadona gana un 7% más y decide aplazar su expansión internacional

Mercadona sigue demostrando que es un oasis en medio de la depresión general. Mientras en España la crisis se agudizaba el año pasado, la compañía mejoraba todos sus indicadores. En 2012, superó los 500 millones de euros de beneficios (508, un 7% más); acercó su facturación a los 20.000 millones (19.077, también un 7% más); creó 4.000 puestos de trabajo fijos, hasta alcanzar la cifra de 74.000; e invirtió 650 millones, entre otras cosas en la apertura de 60 nuevas tiendas. Además, los 106 interproveedores invirtieron el año pasado 470 millones, crearon 2.500 puestos de trabajo nuevos y abrieron 45 fábricas o nuevas líneas de producción.

En la presentación de resultados, sin embargo, el presidente, Juan Roig, no fue nada contemplativo. Admitió, por ejemplo, que tras un primer trimestre excepcional, la empresa se dejó llevar por el "trabajo rutinario". "Creíamos que el partido estaba ganado y no era así", afirmó. Y añadió que, tras comprobar que en julio y agosto los resultados se resentían de forma considerable, Mercadona decidió absorber la subida del IVA, con un coste de 25 millones de euros al mes, y rebajar en octubre los precios de 1.000 referencias.

Roig ya anticipa que, el poder adquisitivo de los españoles en 2013 seguirá en curva descendente. Y avisa: "Esto se está complicando mucho y va a ser muy difícil". El escenario llevará a Mercadona, admite, a rebajar aún más el precio de la cesta de la compra. Y ese factor, más la absorción de la subida del IVA y el objetivo de llegar a los 20.000 millones de facturación vendiendo más en volumen, hará que se sacrifique el beneficio, que, según prevé Mercadona, descenderá un 15% en 2013, hasta 430 millones.

En este contexto, Roig anunció que la empresa aplaza por ahora la expansión internacional. Este proceso, que estaba previsto para el año pasado, se queda sin fecha, aunque no se descarta aprovechar una oportunidad en cualquier momento. La razón de este giro en la estrategia la explicó Roig gráficamente: "No podemos ir a conquistar el castillo cuando el nuestro no está bien del todo". ¿Y qué es lo que falta por hacer? Aparte de centrar esfuerzos en rebajar el coste del carro de la compra, Mercadona tiene que mejorar, afirmó Roig, la cadena agroalimentaria, y, especialmente, conseguir que la agricultura y la pesca -y, específicamente, los productores que se relacionan directa o indirectamente con Mercadona- sean rentables.

"El sector primario es nuestro problema", afirmó, rotundo. "Hoy no está bien tratado y eso lo tenemos que corregir en los próximos cinco, seis o siete años". ¿Cómo? ¿Pagando a los agricultores por encima de los costes de producción? Sí, pero siempre que la forma de producir de las explotaciones sea "del siglo XXI", es decir, modernizadas y con la suficiente dimensión. Mercadona ya ha reforzado sus departamentos de compras de frescos y pretende "meterse más dentro del sector para procurar que las explotaciones sean sostenibles".

Detrás de esta apuesta por el sector primario -ya apuntada en años anteriores pero con más protagonismo ahora- está el giro de Mercadona hacia la venta de productos en fresco, tras percibir que tienen mejor aceptación por parte del cliente. El objetivo es vender el doble de lo actual para igualar a los productos en seco. Para ello se han puesto en marcha en 14 tiendas la prueba de vender fruta en el punto exacto de maduración y en el mismo día; y en otras 90, situadas sobre todo en el litoral, se ha ensayado la venta de pescado comprado directamente de la lonja. El proceso de poner a la venta la carne en fresco va más retrasado, pero ya hay pruebas de laboratorio.

Para 2013, la compañía prevé, aparte de rebajar el beneficio y elevar las ventas a los 20.000 millones, invertir 600 millones de euros en otras 60 tiendas y crear 1.000 nuevos puestos de trabajo, menos que en 2012, ya que el año pasado requirió de mayor contratación ante la necesidad de personal para la venta de productos en fresco. También está prevista la apertura de los centros logísticos de Abrera y Guadix, en Granada.