La empresa más atípica (y meritoria) de la aeronáutica sevillana

Economía

Su CEO es una mujer, algo excepcional en el sector.

El proyecto es un ejemplo de éxito por perseverancia e innovación, al comenzar como un taller de grabados y ahora manejar una tecnología al alcance de muy pocos en el mundo.

Grabysur logra una ayuda de la CE para mejorar la visión nocturna.

Paz Gutiérrez, CEO de Grabysur, en las instalaciones de la empresa en Aerópolis.
Paz Gutiérrez, CEO de Grabysur, en las instalaciones de la empresa en Aerópolis. / Víctor Rodríguez
Raúl Estévez

14 de diciembre 2019 - 03:10

Sevilla/El nombre de Grabysur despista, pero es de una honestidad que desarma. La empresa nació en los noventa como un taller donde se realizaban grabados, como placas de reconocimiento, etcétera, y estaba en el sur de España. Así de simple: Grabysur. Lo atípico es que ese taller de grabados ha evolucionado en tan sólo dos décadas a ser un proveedor de primer nivel de Airbus en productos de una tecnología que solamente maneja una docena de empresas en el mundo.

El taller de grabados mutó a una de las empresas aeronáuticas andaluzas con fama de altamente fiable para sus clientes. Además, tiene como CEO a una mujer, Paz Gutiérrez. Un rara avis en un ecosistema donde los puestos de dirección parecen reservados por una ley no escrita a los hombres.

Orígenes

El gran salto lo protagonizó el fundador y presidente de la empresa, Fernando Besa. Los primeros años del nuevo siglo, los invirtió en investigar cómo podía ofrecer paneles iluminados para las cabinas de los programas aeronáuticos de defensa, que en esos momentos estaban en plena ebullición en Andalucía, con el proyecto de la nueva Final Assembly Line (FAL) sevillana de San Pablo, donde se montarían los aviones de transporte militar de la multinacional Airbus.

En 2006, logró los dos primeros pedidos formales y, por tanto, el beneplácito del gigante aeronáutico. Ahí comenzó la nueva y más sofisticada vida de Grabysur. Sin cambiar el nombre, fiel a sus orígenes. Su evolución fue tan constante, que en 2014 ya estaban instalados en Aerópolis, en una planta de más 2.000 metros cuadrados. "Parece que si no estás en Aerópolis no existes en el mundo de la aeronáutica", explica su CEO.

Buen presente, mejor futuro

Desde entonces, la empresa no ha bajado de 1,3 millones de euros en ventas. En 2019, Grabysur tiene previsto cerrar con una facturación de 1.630.000 euros, entorno a un 3% más que en el pasado año.

Esta evolución ha beneficiado también a la creación de empleo. Actualmente, Grabysur emplea a 21 personas de forma estable, a los que hay que sumar los contratados en picos de carga de trabajo. Hay que tener en cuenta que se trata de empleo de alta cualificación, con profesionales dedicados a reparaciones de todo el equipo de cabina. No por nada, la ingeniería ya supone el 30% de la facturación de la empresa.Además, su actividad se ha extendido de la aviación militar, con modelos como el C295, a los simuladores de alta calidad, los equipos terrestres o submarinos.

Paz Gutiérrez, en su despacho.
Paz Gutiérrez, en su despacho. / Víctor Rodríguez

“Hay pocas mujeres en puestos directivos porque priman mucho los perfiles técnicos”

Para Paz Gutiérrez el techo de cristal es el suelo por el que camina. La CEO de Grabysur es una de las pocas mujeres directivas de las muchas empresas aeronáuticas que hay en España. En su compañía nunca tiene sensación de extrañeza porque más de la mitad de la plantilla son mujeres.

Pero la cosa cambia cuando sale de sus instalaciones de Aerópolis. Es habitual que sea la única mujer en los foros aeronáuticos a los que acude como invitada o negocie con equipos directivos compuestos sólo por hombres. Es su rutina, no se queja. "Me tratan bien", dice.

Además, tiene una teoría de por qué las mujeres están casi desaparecidas de los puestos de alto nivel de la aeronáutica. "La industria aeroespacial, sobre todo, se fija para los puestos directivos en un perfil técnico. Y por tradición, hay más hombres formados en carreras técnicas que mujeres. Así que los perfiles que van promocionando son ingenieros y si hay más ingenieros hombres que mujeres pues nos lleva a esta situación. Mi caso es atípico: yo no soy técnico. Grabysur apostó porque dirigiera la empresa una persona especializada en dirección de empresas", destaca.

Así, que para Gutiérrez gran parte de la anomalía que se vive en las direcciones de las empresas aeronáuticas formadas en su mayoría por hombres es culpa de primar excesivamente los perfiles técnicos para ocupar los cargos de responsabilidad. "Si se decantarán por personas con formación más generalista como la dirección de empresas o el derecho, habría más mujeres en puestos de dirección porque en esas carreras hay más mujeres que hombres en los últimos años. Lo que no sé es porque piensan que para dirigir una empresa industrial hace falta a alguien formado en ingeniería", concluye.

Su última gran innovación es el desarrollo y sus distintas aplicaciones de equipos de visión nocturna, en cuya evolución trabaja mano a mano con ingenieros de la Universidad de Cádiz.

Este trabajo constante ha permitido a Grabysur colocarse una situación de privilegio como empresa especializada en los interfaces hombre-máquina (HMI), capaz de gestionar todo el ciclo completo del producto, incluida la integración de los componentes electrónicos.

Nuevos horizontes

Pero la genética de esta empresa atípica; que convierte en realidad los mensajes muchas veces estériles de los coaches sobre la importancia de innovar, retener el talento, cuidar el equipo o salir de la zona de confort, les hace mirar al futuro con ambición.

El objetivo es incrementar notablemente las cifras de facturación y empleo en los próximos años gracias al proceso de diversificación e internacionalización que pilota su CEO.

"Queremos crecer con nuevos clientes, tanto del nivel de Airbus o Indra, para los que ya trabajamos, como podría ser Boeing, o para sus empresas de subcontratación. También estamos trabajando en la posibilidad de colaborar en nuevos desarrollos para nuestros actuales clientes", cuenta Gutierrez.

Luego está el gran salto: la aviación civil, que supondría una nueva revolución en la empresa, ya que Grabysur está especializada en encargos de carácter militar.

"Nosotros estamos acostumbrados a hacer un producto de mucha calidad, muy encaminado a satisfacer una necesidad muy concreta del cliente, pero no series largas. Estamos centrados en defensa y estamos cómodos en defensa porque son pocas unidades de aviones. La aviación comercial necesitaría un crecimiento en instalaciones, maquinaria, stock, etcétera, que ha hecho que nunca haya sido una prioridad para nosotros, pero hay una empresa que está buscando proveedores españoles para hacer paneles, que es lo que mejor hacemos, y eso nos ha hecho pensar en esa nueva línea de negocio, siempre a requerimiento de nuestros clientes", dice su CEO.

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