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La historia, cíclica, se repite una vez más. A sólo 14 kilómetros al otro lado del Estrecho, una nueva civilización marítima está emergiendo de la nada, faraónica, desafiante e investida de curiosos paralelismos con la gesta fenicia de hace 3.000 años. Cartago está hoy representado en Tánger, un enclave que, como aquél, también aspira a liderar el tráfico mercante del Mediterráneo con su majestuoso Tanger Med. El nuevo gran puerto marroquí se erige entre dos naciones y entre dos mares: 35 kilómetros al oeste está la ciudad que le da nombre; 18 al este, la ciudad autónoma de Ceuta; al sur, un país en pleno desarrollo; y al norte, el Estrecho. Una coordenada estratégica donde confluyen las corrientes del Mediterráneo y del Atlántico.
Ocho grúas azules son lo primero que despunta tras las bellas colinas del litoral tangerino. Surgen, retadoras, imponentes y completamente imprevistas, de una costa virgen, verde, viva sólo a medio gas, una de las zonas más pobres de Marruecos donde el ganado pasta entre higueras y mujeres y niños venden a pie de carretera los frutos chumbos y un queso de cabra puramente artesanal. Es un paisaje familiar, tan hermano de Andalucía que cuesta abstraerse hasta que el taxi decide adelantar de esa forma en que sólo los marroquíes saben hacerlo: abriéndose paso en espacios imposibles. Casi una hora después de la salida de Tánger, camiones de gran tonelaje comienzan a adueñarse de la carretera, las señales de obra se multiplican con cada curva y tras una última que remonta un repecho en el camino, se abre insigne el corazón de Tanger Med: la terminal de contenedores. Cajones de hierro azul, rojo y blanco, y el gris del hormigón y la carretera, ya autovía, rasgan abruptamente el lienzo. Es un perfecto sim city, un escenario desnudo del que emergen nuevas estructuras, bloques, grúas, infraestructuras...
Eso es hoy en día el proyecto Tanger Med: zonas en operación, otras en edificación y varias, todavía, aunque no por mucho tiempo, en la cabeza de sus promotores. Las obras comenzaron en 2003 y el primer corte de cinta se produjo el pasado mes de julio con la entrada en servicio de la mitad de la terminal de contenedores operada por APM Terminals, el gigante de la multinacional danesa Maersk, que ya anunció el viernes que supedita su presencia en Algeciras a la solución del conflicto laboral. A ella pertenecen las mastodónticas grúas que apuntan hacia la Península. No han soplado ni la primera vela de aniversario y ya está ya al 80% de su capacidad, lo que evidencia las expectativas que se ciernen sobre el Estrecho. Pero, además, antes de que termine el año entrará en funcionamiento la segunda parte, adjudicada al consorcio Eurogate-Contship (formado por la francesa CMA-CGM, la suiza MSC y Comanav, la marroquí recientemente absorbida por su competidora gala).
Entre ambas el potencial de actividad será de más de tres millones de contenedores (TEUS) y será sólo el principio, porque también este mismo año TMSA pretende contratar ya el proyecto de construcción de Tanger Med II, segunda terminal dedicada al transporte internacional de mercancías.
Esta continuación será mucho más ambiciosa, con una capacidad máxima de cinco millones de TEUS. En total, ocho millones de contenedores. Algeciras cerró el año pasado con 3,6 y todos los puertos andaluces, tanto atlánticos como mediterráneos, no superan en conjunto los cinco millones. Es decir, un solo puerto va a duplicar prácticamente todo el arsenal comercial de la comunidad y lo hará a sólo 14 kilómetros de Tarifa.
Pero hay más. La aspiración de TMSA, según pronostican sus impulsores, es que, de acuerdo con el actual mapa mundial de puertos mercantes, Tanger Med supere, cuando culmine en 2014, a Barcelona, Valencia y Le Havre (Francia), se codee en el podio europeo con Rotterdam y Hamburgo y figure entre los diez mayores del mundo, una elite liderada por Singapur, Hong Kong, Shanghai y Shenzhen. Como reza su plan promocional, más de 600 millones de consumidores al alcance de un enclave logístico estratégico.
Hasta aquí sólo en cuanto a tráfico de mercancías, pero es que la gesta marroquí implicará también una transformación en el movimiento de personas a través del Estrecho. La segunda pata del proyecto es la construcción, ya en marcha, de una gran terminal para ferries (pasajeros, automóviles y camiones) que empezará a funcionar en 2009, probablemente en plena Operación Paso del Estrecho. Durante el primer año, la actividad se repartirá con el puerto urbano, pero a partir de finales de 2010, "o antes", según la dirección del proyecto, todo el tráfico ro-ro se concentrará en Tanger Med, mientras que el espacio de la ciudad se reservará exclusivamente para cruceros y movimiento turístico.
Éstas son, junto a las de la zona de Eurogate, las obras más intensas en la actualidad. Se está levantando un dique innovador de cajones en lugar de taludes, la zona de atraque distribuida en nueve pantalanes, los accesos, precarios aún y machacados por la continua entrada de maquinaria pesada... Todo está abierto en canal. Y será realidad en menos tiempo del que, inicialmente, cabría imaginarse. Entre 2014 y 2015 prevé estar a pleno rendimiento, lo que se traducirá en ocho millones de contenedores, siete de personas, 1,5 de coches y 700.000 camiones.
Con estas cifras de vértigo, Tanger Med supera la capacidad actual no sólo de Algeciras, sino de todos los puertos andaluces con esta actividad comercial en 2006, cuatro millones de contenedores y 6,5 de pasajeros (sin cruceristas). Pese a alianzas como la sellada con Algeciras, ese tremendo potencial plantea un duro reto para Andalucía.
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