El taller de un maestro luthier donde nace la música
Gil de Avalle y Montes es el heredero de una profesión cada vez más escasa: el arte de elaborar instrumentos de cuerda en su taller del Realejo en Granada
Después de varios siglos el oficio de luthier se ha convertido en un arte excepcional, y, desde la selección de las maderas hasta el último barnizado, todo el proceso se efectúa mediante técnicas muy depuradas. Los luthiers son herederos de una ciencia productiva que despierta un gran interés general.
Hace más de 20 años que Daniel fabrica y vende guitarras en pleno corazón del Realejo granadino. Este maestro guitarrero se caracteriza por tener una gran experiencia en la profesión, por apostar por la innovación constante en sus instrumentos que ofrecen en conjunto una mágica mezcla de connotaciones clásicas y contemporáneas.
Recientemente, este luthier granadino ha recibido la Carta de Maestro entregada por la Consejería de Turismo a veinte artesanos de todas las provincias andaluzas. Esta distinción, que otorga la Junta de Andalucía por segunda vez, reconoce la trayectoria de personas que han desempeñado su oficio y acreditan méritos extraordinarios sobre la actividad y destaca la trayectoria de las personas reconocidas porque conjugan tradiciones con técnicas y procesos productivos innovadores. Para Gil de Avalle y Montes, este reconocimiento "supone una gran alegría y satisfacción, ya que a día de hoy no existe ningún certificado en la familia de artesanía de instrumentos. Es una valoración muy positiva de la importancia que tenemos los luthiers en la artesanía".
Además, también ha sido reconocido como experto por el Centro Albaicín, centro de referencia, para la redacción del certificado de profesionalidad Reparación y Mantenimiento de Instrumentos de Cuerda del Ministerio de Trabajo. Del mismo modo fue finalista de los Premios Nacionales de Artesanía en 2011.
FORMACIÓN
Desde pequeño ha sido una gran amante de la música, pero sobre todo se considera "un enamorado del olor de los talleres de los luthiers, a madera y barniz", tal y como él afirma. Con 16 años comenzó su pasión por la luthería, restaurando pianos y compaginando esta afición con estudios de violín. Más tarde, se forma en el cuarteto frotado, construyendo y restaurando violines, violas, violonchelos y afines, además de cordófonos españoles: laúd, bandurria, guitarra baja, etc.
Fue discípulo de un maestro aprendiz de Eduardo Ferrer, con el que aprendió las técnicas de construcción de la guitarra granadina. El gran valor de este guitarrero es que en él confluye el conocimiento tradicional de una técnica y la motivación por estudiar la arquitectura y desarrollo del instrumento .
Su trabajo, forjado en la famosa escuela granadina de construcción de guitarras, es una continua búsqueda que conjuga "pasión y amor", para conseguir el máximo esplendor armónico y arquitectónico en sus instrumentos. "En cada instrumento que realizo plasmo mi forma de ver y sentir, y con cada creación pretendo que el intérprete tenga mil posibilidades de sonido", afirma el maestro artesano.
"Mi trabajo consiste en transformar la madera en sonido". Así define Daniel su trabajo como luthier. Fundamentalmente se dedica a elaborar la guitarra española, tanto clásica como flamenca, aunque también elabora algún laud o bandurrias, así como reproducciones de instrumentos antiguos.
Fabrica con sus propias manos unas 25 guitarras al año, teniendo en cuenta que una guitarra artesanal tiene un proceso de fabricación de unos 3 meses y su venta es por encargo previo.
El prestigio de las guitarras de Daniel Gil de Avalle y su oficio está reconocido a nivel internacional en el sector musical. El 80% de las guitarras artesanales que elabora se venden en el extranjero. "Normalmente, realizo instrumentos para estudiantes de grado superior, profesionales y concertistas para todo el mundo occidental, fundamentalmente de Europa y EEUU".
Una de las claves que garantiza el éxito de Gil de Avalle y Montes es su interés en la búsqueda de la innovación. "El intérprete siempre está en continua innovación, requieren instrumentos mejores por lo que el luthier tiene que adaptarse y buscar nuevas técnicas para hacer instrumentos mejores, siempre respetando lo tradicional", concluye el maestro luthier.
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