La hora de las grandes reformas

El Fiscal

¡Eureka! El Consejo aceptaría la fecha fija de la Semana Santa y Zoido avanza en la cruzada contra el bordado asiático

¡Menos vallas, menos vallas!

La mala educación de las cloacas

La limpieza de la mesa del palquillo de la Campana.
La limpieza de la mesa del palquillo de la Campana. / Juan Carlos Vázquez
El Fiscal

23 de noviembre 2025 - 05:00

Como diría la mística, "vivo sin vivir en mí" desde que esta semana he leído dos titulares de prensa que me han dejado impactado. "Aceptaremos lo que la Santa Sede decida", dice el Consejo de Cofradías sobre la posibilidad de que la Semana Santa tenga una fecha fija de celebración para ponernos de acuerdo con la Iglesia ortodoxa. Nuestro dilecto presidente Vélez no tiene problema si la Iglesia Católica abandona el ciclo lunar establecido hace 1.700 años en el Concilio de Nicea. ¡Toma, claro! ¡Faltaría más, querido Paco! Estaremos a lo que disponga la autoridad, eclesiástica por supuesto. Roma locuta, causa finita. Pero de momento no ha locutado. Solo sabemos lo que ha contado don Ramón Valdivia, obispo auxiliar de Sevilla y flamante administrador apostólico de Cádiz y Ceuta. Y el segundo titular nos ha dejado al borde de la hiperventilación. "El eurodiputado Zoido y el ministro de Exteriores de Pakistán se reúnen para tratar la polémica del arte sacro". Lo dicho, volvamos a la mística. "...Y tan alta vida espero, que muero porque no muero". El gran Paquili debe estar satisfecho con la cruzada contra los bordados de Asia. Esta vez no perdemos la condición de Constantinopla del imperio del arte sacro. ¡Estamos peleando bien por la causa! Seremos el dique de contención de las prácticas injustas que genera el mundo globalizado. ¡No pasarán estos asiáticos despiadados! Turistas, sí. Bordados de cualquier forma, no. Que se movilicen la Guardia Suiza, los servicios de Interpol y la CIA. Habría que crear una pegatina con el lema "Esta hermandad no contrata con Asia" para su colocación en las puertas de los templos. Y, por supuesto, en los programas de mano (y de móvil) de Semana Santa. ¿No hay bares con el emblema "Guiris Free"? Pues ahí tienen la idea. No se debe nada.

Sería importante dejar fija la fecha de la Semana Santa. Que se lo digan a las ferias, que la cuestión no solo interesa a los que montan la de Sevilla. Ni la cosa se reduce al Corpus o la romería del Rocío. Una fecha fija estaría la mar de bien. Ante todo, certidumbre. Hay que regular, ordenar y precisar. Es la hora de las grandes reformas. Por encima de las menudencias de los horarios e itinerarios. ¡Tengamos altura de miras! Si vamos a cambiar lo dispuesto en el concilio de Nicea sobre el ciclo lunar para calcular la fecha del Domingo de Ramos, ¿por qué no vamos a cambiar alguna cofradía de día? ¿Qué dirán ahora algunos cofrades de 'reconocido prestigio' que verían un sacrilegio en el mero hecho de plantear que una cofradía del jueves pase al sábado (que ya ha ocurrido) o una del domingo al martes? Ay, ay, ay, que alguno se va a ver como el Gallo de Morón. Si asumimos la gran reforma, que es la de la fecha, ¿quién será tachado de loco por plantear otros cambios? A lo mejor la Santa Sede tiene que consultarle a Sevilla sobre el período de celebración de la Semana Santa, como la Organización Mundial de la Salud aquel año de 2020, como dijo el alcalde Espadas. No, no somos el ombligo del mundo. Eso de la capital de la piedad popular es un lema oportuno y un acierto, no lo mejora el técnico de márquetin más laureado, pero nunca, nunca, olvidemos que fuimos con los pasos a Roma y no fuimos nada... extraordinarios.

Con estos dos importantes avances, con esta buena disposición para las grandes reformas, podemos reabrir los viejos debates sobre los cambios sustanciales en la carrera oficial (¿Tetuán? ¿Sierpes? ¿Magdalena? ¿Martín Villa?), la incorporación de las vísperas a la nómina tradicional, la segunda Madrugada y la opción del Paseo de Colón que tan buen resultado (aunque con frío) generó en la Magna. Todo lo que era estático se puede mover, cambiar o dar la vuelta. Abramos las mentes, no nos neguemos a cambios menores cuando los mayores son posibles. Sepamos interpretar la oportunidad que nos ofrece la actual coyuntura. Si la calle es nuestra, como se demuestra con las incontables procesiones, que lo sea también un futuro bien adaptado a los retos actuales. Y que nunca nos falte el sentido del humor, lubricante de la vida cotidiana. Y menos vallas, señor alcalde, menos vallas, que ayer ya nos pasamos con motivo de la procesión de las Penas de San Vicente...¡Qué pesadilla!

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