"En Almería firmé dos libros y eran vecinos de mi pueblo"

Sarah Lark, novelista

Sarah Lark, novelista.
Sarah Lark, novelista. / Juan Carlos Vázquez
Juan De La Huerga

28 de febrero 2019 - 05:00

Responde por Christina Gohl (Bochum, Alemania, 1958), pero también es Ricarda Jordan, Elisabeth Rotenberg, Stephanie Tano, Leonie Bell y Sarah Lark. Con este último seudónimo ha vendido libros como rosquillas, novelas de paisaje -"para soñar"- con un tirón fabuloso, y aspira a que su última obra, El año de los delfines (Penguin Random House), pegue fuerte en las librerías. Recluida desde hace más de 15 años en su paraíso de Almería, primero en Mojácar y luego en Los Gallardos, esta risueña germana es una amante de sus inseparables caballos, sobre los que escribió un sinfín de manuales y artículos periodísticos críticos con el turbio entorno que rodea a este mundo en su país.

-Alcanzó el éxito con novelas sobre Nueva Zelanda. ¿Qué deberíamos conocer de allí, aparte del rugby y de El señor de los anillos?

-Me gustan mucho los animales endémicos: los kiwis son muy chulos, los papagayos también son interesantes y muy inteligentes, los delfines, las ballenas... También la naturaleza, las plantas, aunque hay muchas en peligro porque no se pone mucha atención en el medio ambiente. Nueva Zelanda es fascinante por muchas cosas, no sólo por el rugby.

-¿Cómo lleva ser la tercera almeriense universal tras Manolo Escobar y David Bisbal?

-No soy muy conocida en Almería, hay mucha gente que no sabe que vivo allí. De hecho, es gracioso que en la Feria del Libro de Almería apenas firmo novelas, algo que sí ocurre en Barcelona y en Madrid. La última vez en la Feria del Libro de Almería sólo firmé dos en un par de horas... y eran dos personas que vinieron del pueblo en el que vivo, Los Gallardos. ¡Sólo dos y ambos de mi pueblo!

-No está en Twitter porque no tiene nada en común con Donald Trump, salvo que son los dos rubios...

-Sí, pero el mío es artificial (Risas). Y mis pelos, creo, no se ven como zanahorias.

-En serio, ¿no sería un perfecto personaje con el papel de malo de una novela?

-Él es tan terrible que nadie creería que es un personaje auténtico. Nadie se puede imaginar una persona como Trump. Es una broma muy pesada de la historia.

-¿Le inquieta el auge de la ultraderecha alemana?

-No tengo demasiado miedo. Son terribles, claro, y no comprendo que los voten, pero no creo que tengan mucho poder, será una cosa de unos años y terminará.

-¿No hay similitudes con la Alemania de los años 30?

-No, no. Eso no volverá a ocurrir, seguro.

-Tiene pasión por los caballos. ¿Qué los hace tan especiales?

-Son muy nobles, simpáticos, cariñosos y tienen un aura especial. Los adoro desde que nací. Quizás yo fui un caballo en una vida anterior.

-Muchos expertos destacan las bondades de las terapias con caballos para personas autistas o con síndrome de Asperger. ¿Da fe?

-Sí, para los autistas es muy bueno. Y también en otros asuntos. Tengo un refugio con más de 20 caballos viejos y mi amiga Susan hace terapias con ellos; ahora lleva uno para mujeres maltratadas y tiene un éxito enorme.

-Jesús Gil confesaba que su caballo Imperioso le daba consejos para fichar. ¿Le susurran a usted ideas para escribir las novelas?

-Sí hablan pero lo del hombre que susurra a los caballos es un engaño. Si vives con ellos, comprendes lo que dicen, pero de forma diferente; tú tienes que entender su lenguaje, ellos no entienden el tuyo. Es una comunicación corporal, mental...

-¿Qué aprendió de sus trabajos en prensa?

-Trabajé en revistas especializadas de caballos. Era muy crítica y saqué a la luz muchos escándalos del mundo ecuestre en Alemania.

-¿Qué vio en Andalucía para quedarse hipnotizada?

-El mar, el sol, los caballos, vivo al lado de un cañón muy especial, el clima, la luz... en Alemania siempre está oscuro. Y la gente, los andaluces son muy abiertos.

-¿Le recomendaría a Merkel jubilarse en alguna playa almeriense en 2021?

-No creo que le guste Andalucía, prefiere los paisajes más fríos y duros. Pasa las vacaciones en Alemania y no es de playa. Aun así, Merkel hace un trabajo muy bueno.

-Fue guía turística. ¿En algunos sitios se está yendo de las manos el turismo?

"No creo que a Merkel le gustara jubilarse en Andalucía, ella es más de paisajes duros y fríos"

-Lo sufro porque Los Gallardos está muy cerca de Mojácar, donde viví hace años, y es un horror porque van muchos jóvenes de despedidas de soltero. Nos gustaría más un turismo familiar; además, gastan más dinero en los restaurantes. Los jóvenes tienen para dos copas y luego hacen botellones en la playa.

-¿Qué sintió una guiri...?

-¿Qué es una guiri?

-Una extranjera.

-Ah, soy una guiri, qué bien.

-¿Qué sintió al ser pregonera de las fiestas de Mojácar?

-Orgullo, ésta es mi patria, mi casa, mi país. Fue muy bonito dar aquel pregón, igual que cuando me dieron el Índalo de Oro, porque siempre hablo sobre Mojácar, un lugar que adoro.

-¿Para cuándo un homenaje en Bochum, su ciudad natal?

-(Risas) Nadie me conoce en Bochum. A las tres semanas de nacer mis padres se fueron a Wanne-Eickel, un pueblo que era famoso por una canción: "Nada es tan bonito como la luna de Wanne-Eickel". Era muy sucio por las minas de carbón. Allí pasé mi juventud, pero no creo que me hagan un homenaje.

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