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"Crecí en una pequeña Andalucía, se oía cantar flamenco por las ventanas"

"Crecí en una pequeña Andalucía, se oía cantar flamenco por las ventanas"
Charo F. Cotta

28 de noviembre 2010 - 01:00

-¿Se considera medio catalán, o catalán del todo?

-Catalán del todo no puedo considerarme, porque mis padres no son catalanes. Y tampoco los catalanes me consideran catalán del todo. Pero lo soy en muchos aspectos.

-¿Como cuáles?

-La discreción y el estilo de vida. No soy nada farandulero. No quiero decir que los andaluces lo sean ¿eh? Hablo de lo que yo no soy. Amo la cultura catalana: ¡la cocina mediterránea y los castellets!

-¿Habla catalán en la intimidad?

-Puedo hablar catalán pero me cuesta mucho mantener una conversación entera, porque estoy constantemente traduciendo. No tengo la misma fluidez que con el castellano.

-¿Cómo suena una bulería en catalán?

-Yo grabé una, con música de Chicuelo sobre un poema del mallorquín Sebastián Zamora. El poema habla de alguien diferente, "invertido de cuerpo y alma", que reclama su derecho a vivir y morir dignamente, como los demás.

-¿Y en cualquier otro idioma?

-En un tiempo de bulerías entran muchas cosas y hemos grabado muchas locuras. Pero no me imagino el flamenco en otro idioma, la gracia la tiene tal como es.

-¿De dónde sale su acento andaluz?

-En parte porque Badalona, donde crecí, es como una pequeña Andalucía, con un 80% de emigración andaluza y extremeña. Después, porque me he criado en todas las peñas culturales andaluzas de Cataluña.

-¿Cómo descubrió el flamenco?

-En mi barrio se escuchaba flamenco en todas las casas. Oías a las amas de casa cantando por las ventanas. Me recuerda a otros barrios que luego conocí en Andalucía.

-¿De dónde son sus padres?

-Mi madre es de Puertollano y emigró a Cataluña con sus hermanas. Tanto ella como toda su familia son amantes del flamenco. La familia de mi padre es de Murcia y fue mi abuelo el primero que emigró.

-¿Se sintió diferente por ser hijo de emigrantes?

-Alguna vez. Cuando me fui a vivir a la ciudad de Barcelona sentí que no era catalán de primera, que hago me faltaba. ¡Y ahora, cuando vengo a cantar a Andalucía, me recuerdan que soy catalán! Sin duda, mi caso es distinto.

-En las peñas le llamaban El niño.

-Empecé a cantar con 15 años y dejé los estudios. Era un chaval tímido, parecía más pequeño. El flamenco era entonces cosa de personas mayores. Y con ellos me relacionaba.

-¿Fue un niño retraído?

-Pasé la mayor parte de mi infancia en mi habitación, escuchando los discos de mi madre y haciendo los deberes. Salía a jugar, pero menos que los demás niños.

-¿Su origen modesto le ha condicionado?

-Para nada, en ningún aspecto.

-¿Por qué sigue vigente la copla, pese a sus letras anacrónicas?

-No todas lo son. Dese cuenta de que hay mucha temática de amor, desamor y desencuentro. Eso es algo atemporal, está vigente.

-Díganos una letra con la que se identifique.

-Te lo juro yo: "Yo no me di cuenta de que te quería/ hasta el mismo día en que te perdí/ y vi claramente lo que te quería/ cuando ya no había remedio pa mí."

-¿Su disco de coplas fue su mayor éxito?

-Cada uno de mis ocho discos me lleva a un público distinto. El primero, tras la película con Bigas Luna, me acercó al cine. Luego hice los Poemas del exilio, de Alberti, que tienen otro público. Pero sí es verdad que Coplas del querer ha tenido más repercusión.

-¿Se considera un cantaor camaleónico?

-Sería osado por mi parte calificarme como cantaor. Sí me gusta poner la guinda que requiere cada cante, pero eso es muy complicado. Ojalá siempre que cantara por Cádiz, o por Granada, oliese a Cádiz o a Granada.

-¿Qué simboliza el flamenco en la España de hoy?

-Debería simbolizar la música más rica y preciada que tenemos. En el mundo entero se sienten fascinados con esta expresión cultural.

-¿Quiere decir que aquí no lo apreciamos?

-Creo que en España somos menos conscientes de la importancia del arte flamenco que en el extranjero. Espero que a partir de ahora la cosa cambie: que se abran para el flamenco los mejores teatros y se estudie en los colegios.

-¿Qué queda por inventar?

-Hay mucho y muy bueno inventado. Con lo cual inventar roza casi lo imposible. Pero hay que dejar puertas abiertas a la creatividad. Que no nos dediquemos sólo a mimetizar lo que hacían los antiguos.

-¿Ha calculado los kilómetros que lleva en el cuerpo?

-No, pero las horas dedicadas a mi profesión sí me gustaría contarlas. Le aseguro que ganan de largo a las que dedico a mi vida personal. Trabajo 20 horas al día.

-¿Incluso mientras duerme?

-Incluso mientras duermo. Me acuesto rumiando historias. Muchas veces me levanto y escribo todas las ideas que se me vienen a la cabeza en la noche: un repertorio para un proyecto, un concierto…

-¿Cuál ha sido su actuación más difícil?

-En el Teatro Colón de Buenos Aires, cuando me enfrenté a un repertorio clásico y tradicional de tango argentino, que no es mi campo. También fue difícil la gala inaugural de la Bienal de este año. En ambos intenté dar lo mejor de mí.

-¿Antes del concierto entra en capilla, como los toreros?

-¡Pero si no me da ni tiempo! Antes de salir aporrean mi puerta un montón de veces, todo es puro estado de nervios. ¡Me falta paz!

-¿Y eso supone un problema?

-Los nervios son fruto de la responsabilidad. El escenario no me da miedo, me encanta. En los diez primeros minutos me hago con los nervios, los toreo, y el escenario se convierte en mi hábitat natural.

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