Agustín Gallego | Empresario

"Da más miedo montar tu negocio que ver un leopardo a escasos metros"

Agustín Gallego, a la izquierda, junto con su socio de Simba’s Heart

Agustín Gallego, a la izquierda, junto con su socio de Simba’s Heart / DS

Agustín Gallego y Manuel López-Viota son dos jóvenes –ambos nacieron a finales del siglo XX- que hace unos meses decidieron asociarse para comenzar una aventura: un negocio para aventureros. A la empresa le pusieron de nombre Simba’s Heart y, en este escaso tiempo, podemos hablar de una iniciativa que se está consolidando –ellos son prudentes y miden los éxitos con sosiego-. En Simba’s Heart organizan “aventuras que cambiarán tu vida”, señalan en su web, y sus fundadores aseguran que se trata de unas “experiencias” para todos los públicos. Estas, se detalla, pasan por un safari en Tanzania o labores de voluntariado en Zanzíbar o Cabo Verde. Agustín Gallego nos confiesa que de esta historia se lleva, además de una manera de ganarse la vida, un aprendizaje que, nos dicen, no tiene precio. Aprendizaje en lo profesional y también en lo personal.

-Dicen que estáis hechos unas fieras… en el negocio.

-(Risas). Para el tiempo que llevamos… Nosotros abrimos para ser exactos del 2 de mayo del año pasado. La verdad es que estamos llegando a bastante gente, y organizando unos buenos primeros viajes. Tenemos una buena satisfacción de cara a los clientes. Hemos también llamado la atención de podcast, de temas de grabación, gente del mundillo de Instagram. Nosotros estamos muy contentos. No nos podemos quejar, la verdad.

-Definamos: ¿qué es Simba’s Heart?

-Como definición no me gusta dejarla como una agencia de viajes al uso. Nosotros queremos darle un poco de modernidad a la imagen clásica de la agencia de viajes. No queremos ser ese sitio donde entrar, hay un ordenador y una persona que te prepara un viaje. A nosotros nos gusta personalizarlo todo. Que haya un trato personal. Nosotros ofrecemos paquetes de viajes, pero dejamos al cliente que, si quiere, incluya otros alojamientos, actividades. Nos gusta abrir el abanico. Somos agencia de viajes, pero también somos marca de ropa -Sonderstories-, somos colaboradores de un podcast… No te sé decir una palabra exacta, pero en definitiva somos una agencia que nos gusta abrir el abanico de posibilidades de una agencia.

-¿Cómo nació esta aventura para aventureros?

-En mi caso estuve trabajando en Tanzania de profesor en un orfanato. Allí hice lo que podríamos denominar una familia. Es un país que acoge muy bien, y trabajando con niños pues te puedes imaginar. Estuve allí dos meses trabajando con mi amiga Ana. Las dos últimas semanas del viaje me decidí: quise seguir ayudando ya sea reformando el colegio o mejorando las condiciones de allí. Por otra parte, en el colegio me dieron facilidades para que así fuese. Por lo tanto, ya tenía tanto los medios como los contactos para sacar adelante la idea. Llegué a España, y hablé con mi socio, Manu. Empezamos a montar la historia.

-Tenéis un apartado destinado a voluntariado: en qué consiste y cuál es vuestra función ahí.

-Los voluntariados son un mundo difícil y hay que tener cuidado. Nosotros diferenciamos dos: uno que hacemos en Cabo Verde, que dedicamos al rescate de tortugas marinas, y los que tenemos en Tanzania, que son con niños. Dependiendo del voluntariado tenemos una función u otra. En el de los niños no queremos que el orfanato se convierta en una atracción turística. Este año por ejemplo van cinco voluntarios y los cinco son profesores de un colegio de Madrid. Personas formadas que van a ayudar. Van exclusivamente a eso. No contamos con gente que vea el voluntariado como unas vacaciones. Tipo me sobra un día del safari y me voy a ver a los niños. No. Es lo último que queremos.

"Nosotros queremos darle un poco de modernidad a la imagen clásica de la agencia de viajes"

-Se corre el riesgo de que la actividad se entienda como una frivolidad.

-Exacto. Por eso te decía que hay que tener mucho cuidado. Sobre todo con el voluntariado con niños. Más aún hoy, que todo está expuesto en redes sociales. Una persona ve una foto con un niño y puede pensar que estamos ahí para hacer un negocio y nada más. Porque no sabe lo que hay detrás. A mí me ha pasado. Lo entiendo. Pero ya decimos: no queremos eso. Es una dualidad complicada, naturalmente, porque yo soy una empresa, tengo una actividad lucrativa, te vendo viajes, pero parte de lo que ganamos lo destinamos a estos niños, fundaciones…

-¿Cuáles son los mayores obstáculos que os habéis encontrado hasta llegar donde estáis hoy día?

-El primero te diría que la inexperiencia. Haber fallado en cosas que son básicas. Nos ha costado mucho entender lo que hacía falta para montar nuestra empresa. Luego, el emprendimiento es complicado. Los costes son altos. A nosotros nos va bien, pero a día de hoy no vivo de mi agencia. También las dificultades de llevar a gente tan lejos: Nepal, Tanzania…

-Entonces qué da más miedo: ¿montar tu negocio o ver un leopardo de cerca?

-(Risas). Pues mira, en mi caso he hecho los dos. En 2022 hicimos un safari en tiendas campañas. Fuera del coche. Vimos una cría de leopardo y te sientes sin duda vulnerable. Igualmente, te diría que da más miedo montar tu negocio que ver un leopardo a escasos metros.

-¿Por qué irte de safari y no una quincena de agosto a Sanlúcar de Barrameda?

-Uf. El safari es una oportunidad única. Nosotros además combinamos el safari con Zanzíbar, con su playa. Así que ahí tienes las dos cosas: el safari y la playa. Además, ver animales únicos: ñus, búfalos. Y los paisajes: en el Serengueti es que hay una roca que parece la del Rey León. Para mí son días en los que desconectas del mundo. Aunque no lo creas, es un viaje para todos los bolsillos y todo tipo de personas.

-¿Qué habéis aprendido a la hora de construir esta historia?

-Te digo que todo. Todo. Aprendes la vida misma. A trabajar en equipo, a tener mano izquierda en todo, a colaborar con otros proyectos. Aprendes en lo personal: trato humano con los clientes, con los tanzanos, con los locales para los voluntariados. No tiene precio. Aprendes también a saber que eres tú quien tienes que hacer las cosas que quieres, porque nadie las hará por ti.

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