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Nuria Jiménez | Directora técnica de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir

“Las presas del Guadalquivir permiten la gestión plurianual del agua”

Nuria Jiménez, directora técnica de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.

Nuria Jiménez, directora técnica de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. / José Ángel García

Ingeniero del año 2021 en Andalucía. Nuria Jiménez (Granada, 1976), ingeniera de Caminos, Canales y Puertos con más de 20 años de carrera profesional, es desde hace cinco años directora técnica de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, labor por la que ha recibido el premio Ingeniero del Año 2021 de Andalucía. Siempre ha estado vinculada a este organismo estatal, salvo su etapa como jefa del servicio y consejera técnica de la Agencia Andaluza del Agua (2009-2014). Su gran afición es el esquí, deporte que practicó de forma profesional en su juventud hasta llegar a ser campeona de Andalucía, y aún sigue deslizándose por la nieve cada vez que vuelve a Granada. De padres granadinos, es la primera ingeniera de su familia, está casada y tiene dos hijas.   

–Ha logrado el premio Ingeniero del Año 2021 en Andalucía, segunda demarcación más importante del Colegio de Ingenieros de Caminos

–Estoy muy contenta de recibir el cariño de tantos compañeros. Creo que se reconoce la labor de los últimos cinco años en la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Hemos pasado años difíciles por las importantes restricciones de agua que afectan a la economía del regadío. Tras una ralentización en inversiones, también hemos impulsado numerosas obras de renovación y puesta al día de nuestras presas y canales de riego, proyectos de modernización de regadíos e impulsado la mejora de la calidad del agua con Emasesa y Aljarafesa en saneamiento y depuración. En el abastecimiento de Melilla, se ha avanzado en una obra parada: la ampliación de una desaladora fundamental.

–En la cuenca existen 58 presas, ¿cómo se adaptan al cambio climático y a la escasez de lluvias?

–Estamos llevando a cabo obras en las presas para dotarlas de la máxima capacidad y que tengan operativos todos los elementos de desagüe y de seguridad, claves en periodos de avenidas. En 2021, las normas técnicas de seguridad aprobadas incluyen ya la variable del cambio climático, presente en los estudios hidrológicos que estamos actualizando. Con estudios del CEDEX, valoramos la influencia del cambio climático en las avenidas que pueden entrar en las presas.   

"La variable del cambio climático está presente en los estudios hidrológicos que estamos actualizando"

–La escasez de lluvias forma parte del cambio climático....

–Nuestro clima mediterráneo se caracteriza por la sucesión de períodos húmedos y secos, con mucha variación de la precipitación según el año. Por ello, nuestras presas están proyectadas para una capacidad de regulación hiperanual: pueden almacenar agua durante varios años en los períodos húmedos para disponer de ella en los períodos secos. El cambio climático provoca un acentuamiento de este régimen provocando que los años extremos sean más frecuentes y los medios menos.

–¿Es inevitable desembalsar agua, si llueve mucho?  

–Si se registran precipitaciones por encima de la media y se mantienen en el tiempo, las presas terminan llenándose y comienzan a aliviar. El papel de las presas en períodos de avenidas es esencial porque reducen los efectos aguas abajo: almacenan el agua y cuando alcanzan su capacidad, alivian un caudal inferior al que está entrando en la presa, es decir, disminuyen la punta de la avenida. De ahí la importancia de estas infraestructuras para la adaptación al cambio climático.

–En el Guadalquivir hay 880.000 hectáreas de regadío, ¿cómo se compaginan con la preservación de la biodiversidad?

–En nuestra cuenca siempre ha predominado el uso del agua para regadío frente a otros usos. Nuestro trabajo consiste en llevar a cabo una adecuada planificación hidrológica, tal y como marca la Directiva Marco del Agua, de forma que los usos del agua sean compatibles con un buen estado cualitativo y cuantitativo del agua. La actividad humana afecta al medioambiente y a la cantidad y a la calidad del agua y lo que se debe hacer es minimizar esa afección. En 2005, hace más de 15 años, en nuestra cuenca se acordó no incrementar más las hectáreas de regadío, salvo las previstas en el plan hidrológico. Además, desde el año 2000 se comenzó una importante labor de modernización del regadío, que ha hecho que a día de hoy sea una de las cuencas más modernizadas de nuestro entorno internacional. Los nuevos sistemas de regadío han ayudado de forma considerable a rebajar los consumos de agua en la cuenca.        

–880.000 hectáreas de regadío no es poco...

––Suena muy contundente, de ellas 535.000 hectáreas se riegan con aguas superficiales y, el resto, con aguas subterráneas. Del total, casi 500.000 hectáreas son de olivar, que inició su expansión en los años 90. Es posible tanta superficie porque el olivar tiene una demanda de agua muy inferior a otros tipos de cultivos. 

-¿Usar agua subterránea para cultivos no es perjudicial?

–Un uso controlado del agua subterránea no es perjudicial, el problema es cuando se abusa y se extrae agua por encima de la recarga de ese acuífero y terminamos sobreexplotándolo. 

–El Decreto de Sequía de la cuenca, aprobado en Consejo de Ministros, da margen para actuar...

–Aprobado el 16 marzo pasado, permite a la Confederación modificar las condiciones de utilización del dominio público del agua por ejemplo restringiendo dotaciones, cambiando o sustituyendo los puntos de toma de agua o las prioridades para la asignación de recursos. Dota a la Confederación de más herramientas para controlar los usos del agua y sancionar los incumplimientos con más eficacia. También contempla las exenciones de cánones a los regadíos por la reducción tan drástica de la dotación, y se declaran obras de emergencia para asegurar el suministro de agua a los abastecimientos con más déficit.

–¿Qué opina de las teorías que auguran en 2100 la desaparición de Doñana por la subida del nivel mar?

–Estamos viendo un cambio en el régimen de temperaturas y de precipitaciones que está provocando una elevación del nivel del mar. Lógicamente, Doñana al tener toda su superficie en cotas tan bajasa, es una zona especialmente sensible.

–Otros niegan el cambio climático...

–Una parte de la comunidad científica sostiene que que los cambios climáticos necesitan un periodo más largo de estudio en el que ver si estos cambios de temperaturas y lluvias son temporales o definitivos. En la Confederación, vemos que el régimen de precipitaciones en los últimos 30 años ha variado, disminuyendo progresivamente la precipitación media anual y siendo más frecuentes los años extremos. . En el Plan Hidrológico de la cuenca se contempla esa disminución de agua disponible y se prevé una disminución progresiva de las demandas de agua existentes para poder hacerlas compatibles con ese escenario.

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