CONCIERTO Concierto de AC/DC en Sevilla, todos los detalles

Pablo Larrazábal | Gofista

"Soy de sangre calentita"

Pablo Larrazábal. Pablo Larrazábal.

Pablo Larrazábal. / Getty

Escrito por

· Juan de la Huerga

periodista

Casi 14 años han pasado desde que Pablo Larrazábal (Barcelona, 1983) estrenara su casillero de victorias en el Circuito Europeo (Open de Francia) hasta los dos últimos que se ha embolsado (MyGolfLife Open en Sudáfrica e ISPS Handa Championship in Spain en Tarragona) frisando las cuarenta castañas. Ya es el sexto español en el ranking de victorias en el European Tour, igualando a Álvaro Quirós, Gonzalo Fernández Castaño y Jon Rahm. Esta semana vuelve a jugar un major: PGA Championship.

–Se ha llevado dos títulos esta temporada peinando canas en la barba. ¿La veteranía es un grado?

–Es un grado positivo y negativo. Los jóvenes le pegan mucho más fuerte y vienen muy bien preparados, pero nosotros tenemos casi 400 torneos del Circuito Europeo y sabemos cómo manejarnos en ciertos ámbitos.

–Ganó en Sudáfrica en 2019 casi sin poder caminar por las rozaduras en los pies. ¿Comprende mejor a las mujeres con zapatos preciosos pero matadores?

–Sí. Yo no soy de zapato, sino de bamba. Con 48 grados y casi 90% de humedad se me cocieron los pies. No eran rozaduras, sino siete u ocho ampollas en cada pie.

–¿Lleva tiritas ahora?

–Ahora llevo muchas cosas en la bolsa: esparadrapos, tiritas compeed que suelen usar sobre todo mujeres que llevan tacones y... yo.

–Montgomerie, García, McIlroy, Mickelson, Stenson... ¿Los subcampeones de los torneos que ganó lo convierten en el matagigantes del Circuito Europeo?

–Así me llamaron tras las cuatro primeras victorias. El de peor currículum de ha sido número dos del mundo, que no está mal.

–Divierte verlo por el campo: gesticula, chilla, bromea, se enfada... Necesita sacar su carácter.

–Juego al golf como vivo la vida. Mi vida no termina en el golf. Soy de sangre calentita, por eso somos latinos, y la sangre caliente va para un lado y para otro.

–"Me podría retirar si ganara en Valderrama". ¿Es su amor platónico?

–Sí, seguramente cambiaría cualquiera título por ganar en Valderrama, incluso dos. Es el mejor campo de Europa y se me da muy bien, me entra por los ojos. Y si alguna vez ocurriera, nos podríamos retirar.

–Esta semana juega el PGA Championship. Ha competido en quince majors y sólo superó cuatro cortes. ¡Me río del miedo escénico del Bernabéu

!–El último ni recuerdo cuándo fue. Nos creemos que jugamos en Primera, pero el Circuito Europeo es casi Segunda, la élite está en América. Si compites en campos de fútbol de 5.000 o 10.000 asientos y vas al Camp Nou o al Bernabéu es otra historia. Cuando eres muy jovencito y no vas preparado o vas demasiado a un major, no disfrutas. Y de los 15 me he divertido en uno o dos; en los otros me autopresionaba demasiado.

–Ahora tiene experiencia.

–39 años y entre 15 y 20 canas más...

–El golfista Scott Hend ha contado en las redes la ruina económica de no pasar cortes por los gastos de viajes, hoteles, entrenadores, caddie... ¿Ha vivido situaciones similares?

–En 2010 o 2011 fallé siete cortes seguidos, a una media de 4.000 euros a la semana, pues usted dirá, son casi 30.000 euros, más los gastos de casa. Lo que cuenta Hend sucede mucho. Aunque si pasas dos cortes seguidos lo has cubierto. La vida de un profesional cuesta mucho dinero, entre 3.500 y 4.000 euros a la semana. Y hay que pagar a Hacienda también. Los que hemos sido inteligentes o tontos, según se mire, por quedarnos a vivir donde hemos nacido, pagamos mucho más impuestos que otros que viven donde no se pagan.

"Iniesta se portaba muy bien en clase, ni hacía travesuras ni se dejaba copiar en los exámenes”

–Raúl Quirós cumple este 2022 siete años llevándole la bolsa. ¿Cómo es la relación de un barcelonés y un gaditano de Guadiaro?

–Nos conocemos desde hace mucho. Lo admiraba cuando mi madre llevaba a mi hermano a jugar campeonatos y en aquella época veía a Sergio García, a Raúl Quirós, a mi hermano Alejandro. Raúl fue compañero de mi hermano en la Copa del Mundo amateur de Chile. Cuando hubo la oportunidad de que fuera mi caddie, me pareció estupendo porque le vi hacer muchos birdies. Me gustan los caddies con experiencia, así que congeniamos muy bien.

–Y ahí están, un matrimonio...

–Es verdad que juntos no habíamos llegado al nivel que yo esperaba de una superpareja, entre comillas, pero este año han salido los resultados. Y eso que no ha sido fácil la convivencia las 24 horas em la pandemia. Por los protocolos teníamos que estar todo el día juntos los dos solos. Eso ha forjado una amistad muy profunda.

–Seve, Olazábal, García, Rahm... Madrid no se come un rosco en la élite.

–Que se lo hagan mirar... Es broma. Madrid ha tenido profesionales impresionantes: Miguel Ángel Martín, Nacho Garrido, su padre, Gonzalo Fernández-Castaño, Santi Luna… Se han comido muchos roscos, pero los grandes se los han zampado por el norte.

–¿Es más difícil que usted gane el Open Británico o que un locutor de la BBC pronuncie bien su apellido?

–Que un extranjero diga Larrazábal como Dios manda es mucho más difícil. En China es imposible, me dicen Lalazábal porque la erre es injugable. En Japón flipas y en Corea igual. Un día les dije que me llamaran Pablo porque soy el único del Circuito Europeo: "On the tee, Pablo".

–Catalán de nacimiento y con nombre de lateral del Athletic. Encarna usted solito a la España plural.

–Mejor aún, español de Barcelona, los de la resistencia. Y mi padre y toda su familia nacidos en Venezuela, así que imagínese...

–Miguel Ángel Jiménez es de izquierdas y Gonzalo Fernández-Castaño vota a la derecha. ¿Por qué los golfistas hablan si temor de política y los futbolistas no dicen ni mu?

–Seguramente no les interesa porque trabajan para un club y nosotros para nosotros mismos y decimos lo que nos apetezca. Yo me siento detrás de Gonzalo...

–Estudió en clase de niño con Iniesta. No serían compañeros de gamberradas, ¿no?

–No, pobre Andrés, pocas gamberradas hacía. Se portaba muy bien, aunque yo lo intentaba, pero el tío ni hacía travesuras ni se dejaba copiar en los exámenes.

–Él era el empollón y usted el trasto.

–Él era el niño bueno, el calladito, el empollón, pero en el recreo jugábamos en el mismo equipito la mayoría de veces y era un festival, aunque no se dejaba ver mucho porque era muy tímido; se ponía atrás y pasaba mucho el balón.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios