Entrevista con Rafael Buendía

"Prefiero que llueva a que me salga un toro bueno"

El ganadero Rafael Buendía.

El ganadero Rafael Buendía. / José Ángel García

Rafael Buendía y Ramírez de Arellano (Sevilla, 1956) nació un Sábado Santo mientras su familia preparaba en la Real Venta de Antequera el ganado que se lidiaría al día siguiente en la Maestranza. "Llevo toda mi vida debajo de una vaca". Lleva las riendas de la ganadería Rehuelga, situada en una finca del mismo nombre en Benalup. Allí alberga un selecto ganado heredado de su padre Joaquín. Tiempo, dedicación, estudio y mucha suerte son los valores que resumen su éxito. "Saber, sólo saben las vacas".

-¿Cómo está el campo?

-Fatal. Llevamos una escasez de lluvia horrorosa. Los pantanos están casi secos. En la finca tenemos una parte dedicada al arroz, de la que sólo hemos podido sembrar la mitad. Hemos tenido que tener otros cultivos menos rentables y con muy mala producción. Los piensos por la nubes. En definitiva, una ruina. Prefiero que llueva a que me salga un toro bueno, porque eso ya está saliendo gracias a Dios. Tiene que llover. El agua es un bien escaso.

-Y todo esto tras una pandemia.

-Gracias a Dios, nos cogió con poco ganado. Lo teníamos enfocado prácticamente todo. Ha habido toreros que les ha beneficiado, porque han podido entrenar más. Los empresarios taurinos se han acostumbrado a pagar poco al haber más oferta que demanda. A los toreros no le han recortado tanto, pero a los ganaderos sí. Siempre se parte el hilo por el que cría al toro, que tiene unos gastos fijos importantes. Pero poco a poco se va recuperando y espero que llegue a los niveles que estaba antes.

-¿Qué le ha parecido la temporada de toros?

-Muy buena. Ha venido bien a todos. Se ha seleccionado más en la pandemia. El haber tenido que matar mucho ganado por el Covid, ha hecho que te quedes con las mejores. Sin embargo, hay muchas ganaderías con toros que, cuando les pueden, se van a las tablas. Ese tipo de toro no es bueno, pues está echando a la gente de la plaza. En cambio, si ves a un toro que va al caballo con alegría, empujando y luego galopa en la muleta, pues pone la plaza a reventar. Eso hay que buscar.

-¿Qué tiene preparado para el año que viene?

-Tres corridas de toros. Seguramente, una para Francia y dos para España.

-Sus toros nacen en Andalucía pero se matan en otras comunidades, ¿por qué?

-Por regla general, siempre ha habido mucha apetencia en Francia y el norte de España por el encaste nuestro. Mi padre se basó mucho en un magnífico empresario que era Manuel Chopera y él le compraba toda la camada. Sus plazas eran del norte. Cuando partimos el hierro, se creó una nueva marca y cuesta muchísimo introducirla. Nos llevamos 6 o 7 años lidiando sólo erales y a los 11 años para debutamos en Madrid con una corrida de toros. Ha habido un tiempo en que sólo se pedía un encaste y estábamos relegados los más pequeños. Gracias a Dios eso está cambiando.

-Lo que no cambia es que los toros estén en entredicho.

-Siempre ha ocurrido y siempre ocurrirá. No sólo en el toro, sino en otras muchas cosas. Se le echa cuenta a poquita gente. Por ejemplo, la caza. Hay cuatro ecologistas que mueven esto a su antojo y tienen a los gobiernos cogidos por cuatro alfileres y empiezan a poner trabas. Como no sean los mismos políticos aficionados, cuesta un mundo que esto ruede.

-¿Cómo hace para decidir qué animal es válido para la lidia?

-Saber, sabe la vaca nada más. Mi padre era muy exigente. Tanto con nosotros como con los animales. Miraba mucho los defectos del ganado. La única forma de medir es la tienta en campo abierto. Si sabes verlo, que eso es complicado, seleccionas y haces la retienta. Antiguamente, en los tentaderos se corrían 60 o 70 machos. Primero se veían las notas, después las hechuras y luego se miraba las reatas de las madres. Y quedaban cuatro o seis para la lidia.

-¿Cómo definiría el toro de Rehuelga?

-El típico de Santa Coloma-Buendía. Un toro de pelaje en todas las tonalidades de cárdeno, bajo pero no chico, armónico, con mucha viveza y agradecido a la hora de torearlo.

-¿Qué toreros son los que mejor entienden a sus animales?

-En cuanto a los que entienden los santacolomas, Emilio de Justo, Pablo Aguado, Daniel Luque,... Me gusta el maestro Morante, que le cortó una oreja a uno nuestro, aunque digan que los míos no son para toreros artistas. Me gusta el torero de arte y el torero poderoso. Talavante parece que está recuperando su época antigua, El Juli,... Hay muchos.

-¿Qué siente un ganadero cuándo está su toro en la plaza?

-Desde el día anterior, que ya los tengo enchiquerados, no vivo. Mucho nervio. Mis hijos me acompañan y me tranquilizan. Antes me perdía en los tendidos. Ahora voy al callejón. Pero siempre con la responsabilidad de que salga bien y funcione.

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