ROBERTO SANTIAGO | ESCRITOR

"Estamos sobremedicadísimos"

El escritor Roberto Santiago.

El escritor Roberto Santiago. / M. G.

Roberto Santiago (Madrid, 1968) se alzó el pasado mayo con el codiciado Fernando Lara con su libro La rebelión de los buenos (Planeta). Una novela valiente en la que denuncia a las grandes farmacéuticas a través de unos personajes que invitan a la reflexión con un viaje por las diferentes capas que van mostrando. El escritor ya consiguió el éxito arrollador entre el público juvenil gracias a Futbolísimos. Ahora afianza su puesto en la narrativa para adultos a través de la novela negra, un género por el que siente absoluta pasión.

–Su nuevo libro se titula La rebelión de los buenos, pero es difícil que los buenos puedan atrapar a los malos.

–Si hablamos de demandas, querellas y grandes juicios donde los damnificados se han enfrentado a grandes multinacionales, lo normal es que los perjudicados no salgan triunfando. El proceso de documentación del libro lo empecé por ahí. Justamente con las demandas contra las farmacéuticas en Europa, porque hay muchas y casi el 90% no llega a sentencia firme. Las víctimas pueden pasar años y años con secuelas de fármacos, que han pasado controles, pero se ha demostrado que tenían efectos secundarios devastadores y se sabía. Me he encontrado algunos casos espeluznantes. La rebelión de los buenos es puramente ficción, pero está cimentada sobre hechos reales.

–Teniendo en cuenta que la documentación está basada en archivos reales, ¿no pensó en descartar la ficción?

–No, pero por una cuestión muy sencilla. Lo que creo que sé hacer es ficción. He hecho novelas, guiones y teatro, pero no soy periodista ni hago reportajes. La ficción puede aportar mucho y tiene esa parte de denuncia social que, a lo largo de la historia, ha cambiado las percepciones de la sociedad sobre cuestiones importantísimas. Yo sabía que toda la información que estaba recopilando tenía el objetivo de convertirse en una novela con personajes y lugares inventados, pero con una base real.

–Cuando los protagonistas desgranan los productos que comercializa la farmacéutica, ellos mismos se aterran de ser consumidores de sus medicamentos para una u otra patología. Una situación extrapolable a la realidad. ¿Cree que somos conscientes del peso de esta industria en nuestras vidas?

–No lo somos. Hay algo en el subconsciente que nos alerta sobre el poder de las farmacéuticas, pero realmente no está en el debate público ni en la conciencia del día a día. Según los informes de la Organización Mundial de la Salud, estamos sobremedicadísimos. Este momento que dices de la novela me gusta mucho y me emociona, porque están investigando a una farmacéutica y de una manera muy cotidiana se dan cuenta de lo que dices. Todos los medicamentos que hemos tomado en nuestra vida son de grandes corporaciones. Está en manos privadas todo el sector de la salud y es sorprendente que no esté más en el debate público. Claro que hay controles, pero debería haber muchísimas más restricciones.

–Además, el poder de estas compañías llega a la política y a los círculos sociales más elevados.

–Claro. Ahora mismo la industria farmacéutica es una de las más potentes del mundo junto con las tecnológicas y las energéticas. Mueve más dinero que el sector bancario. Desgraciadamente, es lógico que sus propietarios se conviertan en personas con influencias en todos los órdenes e incluso en la farándula. Es respetable y legal, pero que sea moral me genera dudas.

"Ojalá explote la moda de las novela negra y se queden las obras que merecen la pena"

–Además del peso del thriller, también tienen gran importancia las relaciones entre los personajes. ¿Cómo ha confeccionado este entramado de vínculos entre unos y otros?

–Para mí es lo más apasionante. Mi proceso de escritura es el siguiente: tengo una idea y unas imágenes sobre las que quiero escribir, pero no tengo ni idea de cómo quiero que sea la historia. Empiezo a documentarme y, en paralelo, van apareciendo los personajes. Así se va creando un enjambre de protagonistas que irán cambiando, pero ahí empiezo a escribir. Y voy descubriendo lo que va a ocurrir. Te prometo que no se qué va a pasar, lo voy averiguando y eso hace que esté en una tensión permanente. Soy el primer lector de la historia. Como esos giros y cambios me emocionan, quiero creer que luego es lo que le va a pasar al público.

–El libro le ha conferido el premio Fernando Lara, ¿qué ha supuesto para usted?

–Formar parte de una lista de escritores a los que admiro. A nivel personal supone una ilusión enorme. Y, sobre todo, es un escaparate para que la novela llegue a un mayor número de lectores. Soy muy ambicioso en este sentido y el premio Fernando Lara es una de las mejores cosas que me ha pasado.

–El thriller está viviendo su época dorada, ¿cree que la burbuja puede estallar?

–Segurísimo, porque cuando hay una sobreoferta de cualquier cosa termina explotando. Parece que vivimos una era dorada de la novela negra y a mí me encanta, porque la he leído toda mi vida. Pero es verdad que hay mucho inflado de eso y como todas las modas que suben, después bajan. Respeto mucho este género, pero siempre escribo una historia que necesite contar. Ojalá la moda explote y se queden las obras que merecen la pena.

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