Andrés Ureña | Fotógrafo y naturalista de montaña

“Sierra Nevada y el Albaicín son infinitos a la hora de fotografiarlos”

Andrés Ureña.

Andrés Ureña. / DS

Hasta hace poco ha estado abierta en la sala Zabaleta de la Universidad de Granada una exitosa exposición con 50 fotografías de gran formato sobre Sierra Nevada. Su autor, Andrés Ureña, está considerado como uno de los más reconocidos paisajistas y naturalistas de este macizo montañoso. Tanto es así que es colaborador de National Geographic en las ediciones de España y Portugal. Andrés Ureña nació en el Albaicín y piensa que nadie puede perderse un amanecer con Sierra Nevada al fondo y las primeras luces de la mañana reflejándose en La Alhambra.

-Usted es fotógrafo de mochila, botas y saco de dormir. O sea, fotógrafo de montaña.

–Sí, sobre todo fotógrafo paisajista y naturalista de montaña, aunque no es lo único porque, además, me gusta el paisajismo urbano. Pero su pregunta está muy cargada de significado, puesto que da a entender que ser fotógrafo de montaña supone algo más, es llevar el equipamiento normal de cualquier montañero y otro adicional y por consiguiente un esfuerzo extra.

–Además de las horas que tiene que esperar para conseguir una buena foto, ¿no?

–Efectivamente. Es frecuente quedarme a dormir en las altas cumbres, bien al raso o bien en tiendas ligeras o en refugios vivac para poder estar en el lugar y hora adecuados cuando la luz considero que es la adecuada, así como esperar las condiciones climatológicas lo suficientemente adversas como para que aporten dramatismo e interés a la toma fotográfica.

–¿Cuántas veces ha fotografiado Sierra Nevada?

–No sé. Miles de veces. Llevo fotografiando Sierra Nevada 30 años. Al principio con cámaras ligeras de un solo objetivo ajustable. Pero con el paso del tiempo uno se va volviendo más exigente en la calidad de las tomas y recurre a costosos y pesados equipos que he paseado por casi toda la geografía nevadense en multitud de ocasiones.

–¿Le queda algún sitio de la Sierra que no haya fotografiado?

–Hay quien dice que conoce Sierra Nevada a la perfección porque no hay palmo de terreno que no haya pisado o fotografiado. Yo no comparto esa opinión, porque, aunque Sierra Nevada es un sistema montañoso relativamente pequeño, siempre hay algo por descubrir y siempre hay algo nuevo que fotografiar.

–Dígame una foto que le haya costado mucho trabajo realizar

–La dificultad radica no por el sitio, que también, sino por las situaciones de luz y climatológicas. El 28 de diciembre de 2017 y durante el atardecer, conseguí algunas de las fotos de mis sueños, cuando un impresionante mar de nubes, que más parecía un océano en tempestad y con una puesta de sol sobre ellas, cubría el valle del Genil.

–Qué intenta trasmitir con sus fotos.

–Tiene mucho que ver con mi estilo fotográfico que podría encajar dentro del movimiento romántico a medio camino con el descriptivo. Siempre buscando situaciones especiales que sorprendan por su composición y sus condiciones ambientales. Normalmente salgo a fotografiar en horas intempestivas, fuera de la zona de confort y con condiciones atmosféricas adversas para que el espectador viva la montaña desde su lado más salvaje y espectacular.

–¿Qué mira un fotógrafo de montaña que no mira el que no lo es?

–El fotógrafo debe buscar sobre todo transmitir y despertar emociones sin manipular ni deformar la realidad, contar sus experiencias en la montaña a través de las imágenes que a él mismo le emocionan. En base a eso, fotografiar la montaña con nieve, frío, ventiscas, orografías complicadas y cielos estrellados, son ingredientes imprescindibles que cualquiera que no es fotógrafo suele evitar por comodidad.

–Usted nació en el Albaicín, que también es un barrio muy fotogénico.

–Siempre he estado en deuda con el barrio que me vio nacer y hasta hace poco no he saldado esa deuda con la exposición Albayzín. Tesoro de al-Ándalus en la Casa de Zafra, porque el Albaicín siempre lo comparo con Sierra Nevada, que es de una gran belleza e infinito de fotografiar.

–También porque desde allí se ve la Alhambra con todo su esplendor.

–Claro, es que la situación geográfica del Albaicín es inmejorable. Tener desde casi todos sus enclaves la visión de la colina de la Sabika coronada por la Alhambra y Sierra Nevada como telón de fondo es algo que a cualquier fotógrafo le despierta emociones.

–¿Es verdad que desde San Nicolás se ve la puesta de sol más bonita del mundo como dijo Clinton?

–Sí, pero se habla mucho de las puestas de sol y poco de los amaneceres. Sin lugar a dudas las puestas de sol son espectaculares, pero un amanecer de otoño o a comienzos del invierno con unas nubes altas, con el sol saliendo por el Picón de Jerez y cuando la Alhambra está con su luz artificial entre dos luces, es algo que nadie se debería perder.

–Usted ha sido profesor de Educación Secundaria… ¿Cómo llegó a la fotografía?

–Casi toda mi vida profesional la he desarrollado en la enseñanza la cual he compaginado siempre con mis dos grandes aficiones que son la fotografía y la montaña. Todo comenzó allá por el año 1965 con una cámara Agfa Isoly II que adquirió mi padre y que para mí fue un objeto muy preciado.

–¿Hasta qué punto la luz y el tiempo son importantes para hacer una buena foto?

–La luz y el tiempo (meteorológico y cronológico) son la materia prima con la que trabaja el fotógrafo. Si la luz es buena, la fotografía resultará interesante, caso contrario tendremos imágenes planas, sin volumen y carentes de matices. Es al amanecer y al atardecer cuando la luz, que es blanca, se descompone en infinidad de tonos y matices en su recorrido por la atmósfera proporcionando unos colores y unas sombras y que dan volumen a los objetos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios