Domingo Ortega. Farmacéutico

"La cercanía de la farmacia es crucial en los barrios más desfavorecidos"

El farmacéutico sevillano, Domingo Ortega.

El farmacéutico sevillano, Domingo Ortega. / Juan Carlos Muñoz

Domingo Ortega es un farmacéutico de barrio. Su apuesta por la cercanía de la farmacia como motor de la acción social en poblaciones más desfavorecidas le hizo el pasado junio merecedor del máximo reconocimiento de los I Premios Farmacéuticos y ODS del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos por una iniciativa de atención farmacéutica a la población del barrio de Los Pajaritos en Sevilla. Ahora, con el foco puesto en las barriadas de La Candelaria y Blanca Paloma está coordinando un proyecto orientando a la educación sanitaria que persigue mejorar la calidad de vida y bienestar de grupos vulnerables.

- ¿Por qué decidió estudiar Farmacia?

- Pues fue casi por casualidad, no tenía muy claro qué hacer, sólo que tenía inclinaciones sanitarias y vocación docente. Mi padre fue el que me animó a estudiar farmacia. Estaré toda la vida agradecido, es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Empezar a trabajar con pacientes, y descubrir todo lo que podemos ayudarlos, despertó mi vocación.

- ¿Por qué esa defensa de la farmacia comunitaria?

- La farmacia comunitaria es el establecimiento sanitario más cercano a la población. Vamos hacia una sociedad de pluripatológicos, polimedicados y mayores. Ya sabemos los problemas que pueden producir los medicamentos. El farmacéutico acompaña a esos pacientes en su experiencia con ellos, detecta problemas de uso, incompatibilidades, duplicidades, reacciones adversas, resuelve dudas... Ayudar a los pacientes a obtener el máximo beneficio de su medicación redunda en una mejor calidad de vida.

- En junio se hizo con el I Premios Farmacéuticos y ODS del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos por una iniciativa de atención farmacéutica a la población del barrio de Los Pajaritos, una de las zonas más desfavorecidos de toda España. ¿Qué le impulsó a desarrollar esa iniciativa?

- La iniciativa surge de una mezcla de inquietud social y vocación profesional. Comienza con una misionera de la Doctrina Cristiana que nos invita en una charla a conocer otras realidades de la ciudad. Por otra parte, nuestro compañero Manolo Machuca, nos inspira con su labor en las Tres Mil Viviendas, otro barrio en similares circunstancias; nos muestra las bases para acompañar a los pacientes del barrio. Finalmente comenzamos a trabajar y la experiencia diaria, los testimonios de las personas que viven allí y sus historias y realidades fueron nuestros profesores para seguir avanzando.

- ¿Qué importancia tiene acercar la farmacia al barrio?

- La farmacia comunitaria siempre está en los barrios, ahí nosotros no hemos hecho nada porque, por su propia esencia, las farmacias están ya al lado de los pacientes. Lo que sí es importante destacar es que la cercanía en los barrios desfavorecidos es crucial. Y eso es así porque en estos lugares hay muchos más problemas de salud, los pacientes están mucho más solos y hace falta mucho más compromiso, que es justamente lo que aporta el farmacéutico comunitario. Es habitual que en estas zonas los sanitarios sean más itinerantes, pero el farmacéutico permanece, y conoce la realidad familiar, social y sanitaria de sus pacientes, lo que es esencial para una labor asistencial de calidad.

¿Cree que la farmacia debe ser entendida como una institución más en los barrios?

- En eso consiste parte de nuestro proyecto, crear la figura de la farmacia comunitaria como parte del equipo motor dentro de la acción social del barrio. La idea es que la farmacia vaya un paso más allá, identificando otros activos en salud, conocedor de los mismos, y derivando a los pacientes a las distintas instituciones en función de sus necesidades. Si hay un activo en salud utilizado siempre en todos los barrios y en todas las circunstancias es la farmacia comunitaria, por su cercanía, características, accesibilidad y horarios de apertura.

- ¿Dónde cree que está el verdadero valor de los farmacéuticos en la sociedad actual?

- En la humanización de la salud, en eso somos los farmacéuticos pata negra. En atender a los aspectos sociales, familiares, económicos, humanos en definitiva. Quedó claramente de manifiesto durante la pandemia, y así lo perciben los pacientes también. Esto viene dado por las características de la farmacia española y por nuestro carácter también, por nuestra idiosincrasia. La formación en torno al medicamento que tienen los farmacéuticos españoles completa esta atención, dotándola de una alta calidad profesional, de forma que atendemos holísticamente a las personas que acuden a las farmacias. Pienso también que este trabajo se vería multiplicado exponencialmente con unos buenos canales de comunicación con el resto de sanitarios que cuidan a las mismas personas, ya que reforzaríamos mensajes y trabajaríamos juntos para alcanzar objetivos. Y lo más importante de esta sinergia es la percepción que tendría el paciente de un sistema que lo atiende, con profesionales trabajando juntos por mejorar su salud.

- ¿Qué aportan las redes sociales a las farmacias y a los farmacéuticos?

- Las redes, bien trabajadas, pueden servirnos como fuente de documentación, así las utilizo yo. Aprendo de profesionales generosos que comparten su conocimiento e incluso me permite conocer el trabajo de compañeros que de otra forma no sabría si quiera que existen. Entre farmacéuticos permite una red de comunicación muy interesante. Luego está la parte de mal rollo, pero ahí no dedico ni un minuto.

- ¿Qué el papel cree que desempeña la farmacia en este tipos de canales?

- Una realidad con la que tenemos que trabajar es que los pacientes buscan información de salud en redes y, si el paciente está en las redes, los sanitarios tenemos que estar con ellos en redes también. Por eso es interesante que se creen fuentes de información científicas y fiables que podamos recetar a nuestros pacientes, que a veces no son capaces de discernir entre lo que es fiable y lo que no lo es. Las redes nos permiten llegar a más personas y reforzar lo que trabajamos en la farmacia.

- ¿Ha tenido que reinventarse muchas veces?

- Bueno, está en nuestra esencia. Nosotros pasamos de ser fabricantes de medicamentos a ser dispensadores, introdujimos la receta electrónica por primera vez en España, durante la pandemia hemos prestado servicios que nunca hasta entonces habíamos hecho, como dispensaciones de medicamentos hospitalarios, dispensaciones domiciliarias y, ahora, estamos preparándonos para nuevos reto. Ese cambio constante, el estar siempre adaptándonos a las necesidades de la sociedad, pienso que son lo que hace que estemos siempre aprendiendo y en guardia, es muy estimulante.

- Con su forma de entender la profesión… ¿Cómo se imagina la farmacia de aquí a 10 años?

- Integrada dentro del sistema de salud, sin duda. Las necesidades sanitarias van a ser numerosas debido al envejecimiento de la población, a la carencia de profesionales y otros motivos. Ya ocurre en otros países de nuestro entorno como Reino Unido o Portugal, tendremos que asumir nuevas responsabilidades y aprender a trabajar de manera coordinada. Todas las manos van a ser pocas, y nosotros, como farmacéuticos comunitarios, las tendremos tendidas, como siempre.

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