"El 50% de los pacientes no cumple con el tratamiento"

Entrevista con Amalia García-Delgado, presidenta de Sefac

Amalia García-Delgado, presidenta de Sefac.
Amalia García-Delgado, presidenta de Sefac. / José Ángel García
Álvaro Ochoa

17 de mayo 2022 - 05:00

Amalia García-Delgado (Sevilla, 1966) lleva más de tres décadas tras el mostrador de una farmacia. Compagina el día a día ayudando a los pacientes, que la saludan como una más de su familia y confían en ella sus cuestiones más personales de salud, con el cargo de presidenta regional de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac), en donde acaba de ser reelegida cuatro años más. "Lo hago por aportar mi granito de arena a la profesión, a la comunidad y al sistema sanitario, donde tanta falta hace".

–¿A qué se dedica Sefac?

–Apoya a la labor asistencial del farmacéutico, en prevención, adherencia y seguimiento de la medicación, proporcionándole formación y protocolos de trabajo consensuado a con otras sociedades científicas médicas y de enfermería. En mi caso, empecé en los 90 a escuchar sobre la atención farmacéutica. Una buena formación y actualización de conocimientos te permite participar en la salud del paciente. En este giro asistencial de la farmacia estamos trabajando todas las instituciones, y colaboramos activamente Sefac y los colegios profesionales representados en Andalucía por el Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (Cacof).

–¿Los pacientes les hacen caso?

–El 50% de los pacientes no cumplen su tratamiento. Esto provoca un enorme gasto sanitario. Además, probablemente muchos no le cuente la verdad al médico, al que ven una vez al mes. En cambio, al farmacéutico lo ven cada semana. Por ello, tenemos datos relacionados con su medicación y estilo de vida que ningún otro profesional sanitario tiene. A esto se suma que nuestra población está cada vez más mayor y muchos viven solos. Detectamos continuamente pacientes que empiezan a tener un deterioro cognitivo y, muchas veces, la familia no se ha dado cuenta. Por eso hacemos los sistemas personalizados de dosificación (SPD). Son blísteres que les ayudan a hacer un buen uso de sus medicamentos. Por ejemplo, durante la pandemia hemos tenido autorización para visitar a los pacientes. Esto nos ha permitido detectar muchas problemáticas relacionadas con los medicamentos, pues hay muchas personas que aún no quieren salir. Ojalá nos permitan seguir haciendo esta atención domiciliaria en colaboración con los enfermeros. Cada uno en su parcela. Por ejemplo, estuve en casa de una señora que tenía los medicamentos fuera de sus envases y mezclados como si fueran caramelos. Cuando comenzamos a prepararle los SPD y a explicarle la importancia de tomar bien su tratamiento cambió radicalmente, pasó de estar encerrada en casa a cuidarse, salir, divertirse, ...

–¿Por qué, en general, no nos tomamos los medicamentos o nos los tomamos mal?

–Hay pacientes que tienen miedo a la medicación, otros banalizan las enfermedades y también los hay olvidadizos. Es más, algunos no inician el tratamiento aunque retiren el medicamento. Sefac nos da formación para detectar a estos pacientes y ayudarlos a que sean adherentes. Hay personas que no le dan importancia a tener el colesterol alto, a la diabetes o a la osteoporosis. Actualmente,

"Hay la misma mortalidad por fracturas en mujeres mayores de 50 años que por cáncer de mama"

. Al cáncer le tenemos miedo y a la osteoporosis no. Y ahí es donde está nuestra labor asistencial.

–¿Y al coronavirus le seguimos teniendo miedo? ¿Cómo la ha vivido?

–Colas en la farmacia y en el teléfono interminables. Sobre todo, de pacientes crónicos. Los médicos han hecho lo que han podido, pero el sistema ha sido insuficiente. Reclamamos a la administración un papel más activo. Por ejemplo, estamos perfectamente capacitados para hacer los test de Covid o para poner vacunas. Podemos ayudar muchísimo al sistema para descongestionarlo. No queremos quitarle el papel a nadie, sólo ayudar.

–Dicen que los españoles tenemos fama de automedicarnos...

–En España está autorizado adquirir medicamentos para síntomas menores, que son problemas de salud no graves y de corta duración para los que existen medicamentos que no requieren receta. El problema es que la sociedad debe conocer que, también estos medicamentos, pueden suponer un riesgo para su salud si no los utilizan correctamente. Ningún medicamento es inocuo. De hecho hay ingresos hospitalarios por efectos secundarios e interacciones entre medicamentos. Son muy útiles para resolver problemas de salud y mejorar nuestra calidad de vida, pero es importante hacer un uso racional. Por eso es importante que estén en manos del farmacéutico.

–Hablando de malas famas, ¿qué opina de los laboratorios farmacéuticos?

–Hay mucho de película. Hacen una labor impresionante. Imagina lo que es empezar a investigar sobre un problema de salud o un medicamento que va a requerir años y años de estudio, con una enorme inversión económica. Y en la mayoría de los casos se quedan por el camino. Si no se aseguran un beneficio económico al conseguir la autorización de un fármaco ningún laboratorio investigaría. Por ejemplo, sobre la ELA o el VIH se lleva años investigando. Cada medicamento es un pequeño milagro de la investigación y los laboratorios son empresas, no onegés. Es cierto que debería haber un ejercicio de transparencia, pero, en líneas generales, debemos estarles agradecidos.

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