Entrevista a Pablo Tovar

“Para mi perro todos los días son buenos”

Pablo Tovar y 'Luca', su inseparable pastor belga.

Pablo Tovar y 'Luca', su inseparable pastor belga. / Juan Carlos Muñoz

Pablo Tovar (Sevilla, 1986) sufrió en 2008 un accidente de moto que cambió su manera de ver la vida y de ser visto por el resto. Pero vivir sentado no parece haberle restado las ganas de buscar nuevas metas. En silla de ruedas se ha sacado las carreras de Administración y Dirección de Empresas y de Psicología –trabaja actualmente en una clínica–, ha competido en el Campeonato de Europa de esquí náutico adaptado, ha sido subcampeón de España de surf adaptado y campeón de España de esquí alpino adaptado. Un variopinto currículum que no está ni mucho menos cerrado. En pocas semanas inaugurará su nueva página web: pablotovarpsicología.es.

–¿Cómo se define? ¿Cómo traduce lo que le pasó?

–Soy una persona que, por suerte, se ha hecho a sí misma. Con 21 años me pegué torta con la moto y empecé a tomar conciencia de mí mismo. Algo muy importante. El deporte me llena y me desconecta de la silla de ruedas. Me hace sentir libre y me sacó los problemas de la cabeza tras el accidente. Tengo claro que los momentos son transitorios y lo importante es la persona. Siempre hay tiempo para algo nuevo. Empecé psicología con 28 años. Es cierto que lo he pasado mal y sigue habiendo malos momentos. Por eso, hay que seguir trabajando.

–¿El accidente se termina de superar?

–Al principio coges miedo. Si me pusieran de pie mañana, no cogería una moto por carretera pero sí en un circuito porque me gustan. El accidente es como volver a nacer. Tienes que adaptarte a tu nueva vida. Pasé de tener buen nivel de snowboard a ser campeón de España de esquí alpino adaptado. Me fui a Sierra Nevada a vivir y empecé a hacerlo porque me gustaba. Luego llegó competir. El proceso de acostumbrarse a la nueva vida nunca termina. Es lo que tengo y con lo que tengo intento sacar el máximo.

–¿Le sirve las dificultades que ha pasado para ayudar más a sus pacientes?

–Creo que sí, pero depende mucho del paciente. Nadie es igual a otro. Hay personas a las que se les muere el gato y se les acaba el mundo y a otros les da igual que se les muera el padre.

–Veo que el deporte ha sido pieza clave en estos últimos años, ¿sigue compitiendo?

–Pues, desafortunadamente, cogí el coronavirus en una boda y no pude ir al Campeonato de España del año pasado. A las competiciones nacionales intento ir a todas. Ahora hago pádel, aunque soy muy de deportes de naturaleza.

"Si me pusieran en pie mañana, no cogería una moto por carretera, pero sí en un circuito”

–Y amante de los animales, ¿quién es su inseparable compañero canino?

–Se llama Luca y es un pastor belga que acaba de cumplir cinco años. Llegó a mi vida cuando él tenía tres meses.

–¿Cómo es la relación? ¿Quién cuida más del otro?

–Es mutuo. Hay momentos que te entran ganas de matarlo, pero seguro que a él le pasa igual aunque no lo demuestre. Yo tengo que cuidarlo sí o sí, pero el que está ahí pase lo que pasé con la misma actitud, la misma ilusión y las mismas ganas es él. Yo tengo días buenos y días malos y se me notan. A él no. Para él son todos buenos. Me ve a diario como si no me viera hace un año. Tenemos que aprender de esa actitud de los perros. Todo lo que tienen lo dan sin pedir nada a cambio. Él no deja de quererme ni un segundo. Seguramente él me cuide más a mí que yo a él. No me imagino mi vida sin él. Estas vacaciones voy a hacer algo de lo que tenía muchas ganas: un viaje de perro (risas). Me voy con él por el norte de España. Me voy a adaptar yo a él. Lo que él no pueda hacer, no se hace.

–Otro pilar fundamental de su vida son las charlas que da, algo muy de moda ¿Se siente coach?

–La palabra coaching me chirría. Ahora todo el mundo es coach y hay coach de todo. Yo enfoco mis charlas en las bases psicológicas del comportamiento humano. Busco entendernos a nosotros mismos antes que mirar hacia una meta. Intento hacer pensar a los que me escuchan y que miren en su interior, no fuera. No hablo de objetivos. Si no estás bien por dentro, no hay nada fuera que te vaya a traer la felicidad o te vaya hacer conseguir ese objetivo que buscas.

–¿Cree que hay mucho impostor y aprovechado en el sector?

–En todas las profesiones los hay. La palabra coach, últimamente, se ha desvirtuado.

–Y de los libros de autoayuda, ¿qué me dice?

–Me gustan en su justa medida, pero no debemos obsesionarnos con ellos. El trabajo no es sólo leer, sino interiorizarlo. Si no se hace eso, es como comer sin hambre. No sirve de nada.

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