"Hay que ser explícito y vehemente. Reconocible"

"Hay que ser explícito y vehemente. Reconocible"
"Hay que ser explícito y vehemente. Reconocible"
Carlos Mármol

31 de diciembre 2010 - 01:00

-¿Su vicio es dibujar?

-Bueno, yo era el clásico niño que en lugar de tomar apuntes hacía historietas sobre sus compañeros de clase. Dibujaba compulsivamente.

-Empezó haciendo cómics.

-Cierto. La cosa comenzó primero como una simple afición y al final terminé publicando en revistas como Tótem, Rambla o El Víbora.

-Después llegó el diseño.

-Es un lenguaje mucho más sintético que el cómic y con unas posibilidades de comunicación brutales. Igual que la poesía es un ejercicio de síntesis en relación a la literatura, en el diseño, donde se mezclan tantas cosas, hay que lograr la esencia. Una melange. Pero aún me siento en el filo de la navaja: no sé si soy un ilustrador que diseña o un diseñador que ilustra. Aunque lo que en el fondo me considero, dicho sea con modestia, es un comunicador.

-¿Carrera u oficio?

-Oficio. Lo nuestro es como el juego infantil: corta, pega y colorea. Cualquier otra vanidad resulta absurda.

-¿Lo suyo es convencer?

-Intentar que a través de un mensaje alguien compre un producto, vote a un candidato o aprenda cosas útiles.

-Pues yo a usted lo recuerdo en otras lides. Allá por los años ochenta....

-No siga. Antes de descubrir que se podía vivir del diseño tuve otras ocupaciones, muy dignas, para poder subsistir.

-Dígame alguna

-Portero de discoteca o camarero en bares de la movida sevillana, como El amor de la calle. No disimule. Usted y yo nos hemos visto en alguna ocasión en misa de ocho.

-Siempre le tuve por un gran autodidacta.

-¿Quién no? Todos somos lo que comemos, lo que leemos y lo que vemos.

-El salto desde el diseño amateur al ejercicio profesional debió costarle lo suyo.

-Fue gracias a que determinada gente confió en mí y me encargaron las primeras cosas: logotipos, calendarios. Gente como Juan Pedrosa o Alfonso Tierra.

-Ha hecho de todo.

-Desde camisetas a folletos para inmobiliarias, pasando por prensa y encargos para instituciones como el Comisionado para la Droga o la Policía Nacional.

-¿Cuando empezaba le costaría explicar a las empresas que el diseño aporta valor?

-Era difícil entonces y lo es ahora. Es uno de los factores que todavía nos diferencia de Cataluña. Allí el diseño es un activo básico para potenciar cualquier producto. Desde un libro a una señal de tráfico.

-¿Cómo se sale adelante?

-Llevo ya casi 30 años en esto. Y no conozco otra manera: perseverancia. Si tienes un sueño tienes que luchar por él y levantarte aunque te caigas o te tiren. Ardor guerrero.

-Le ayudará el hecho de practicar el boxeo tailandés.

-Me gustan los deportes de contacto porque exigen tener carácter. También tengo un marcado compromiso social con entidades como Greenpeace o el periódico de la asociación CNT. Estos trabajos nunca los cobro, pero los hago muy gustosamente.

-¿Quiénes son sus clientes?

-Empresas públicas y, durante una época, antes de la crisis, las compañías discográficas. Mi estudio es el que más discos hizo de toda España. Nos especializamos en los temas culturales.

-¿Encargos pedestres?

-No hay nada con menos poesía que una inmobiliaria, y ya le digo que he trabajado con muchas. También hice folletos para empresas de colchones, de madera, de molduras. Cuando me meto en una historia me sumerjo por completo. Todo me nutre.

-No hay encargo malo, sino diseñador torpe ¿no?

-Hay que ser profesional. Un médico no deja de operarte si tienes un cáncer porque no le guste la enfermedad.

-En Andalucía no se valora demasiado el diseño ¿no?

-El tejido social y comercial, no; pero tenemos profesionales que nada tienen que envidiar a otros. Es una cuestión de cultura empresarial, de entender que el diseño es un valor. En Barcelona, si tu trabajo es bueno, el trato es cordial, de igual a igual.

-Y en Andalucía ...

-Aquí somos francotiradores. Cada uno en su azotea. Hay que pedirle favores a los padrinos, si es que los tienes. Está enquistado en la sociedad: no vales por tus propios méritos, sino dependiendo de quién te apoye. Mi único valor es mi trabajo. No soy el sobrino de la duquesa de Alba. Aquí tiras una semilla y cae en tierra yerma. En otros lugares fructifica el doble.

-¿Es difícil lograr encargos?

-Tienes que moverte. Un diseñador es un emprendedor nato. No existe mejor publicidad que un cliente satisfecho. Hay que confiar en los profesionales. El mejor trabajo es aquel que haces cuando te dejan libertad.

-Dígame la cualidades del buen diseño.

-Explícito y vehemente. Reconocible. Un diseñador nada siempre entre dos aguas: el comercio y el arte.

-¿El diseño es caro?

-Depende de los resultados. Si inviertes 10 y recoges 100, pues no. En absoluto.

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