"Ser madre a los 70 parece un capricho que no debe aceptarse"

Santiago Dexeus es una personalidad tal en el mundo de la reproducción asistida que la entrevista con el periodista es continuamente interrumpida por sus colegas, que asisten al congreso sobre Patología cervical y colposcopia que este fin de semana se celebra en Cádiz, y que vienen a saludarlo o a expresarle su admiración.

-¿En una especialidad como la suya se pueden llegar a sentir como dioses?

-No. El médico que se sienta poderoso está perdido, ya no es un médico.

-Pero muchos acudirán a ustedes casi esperando un milagro.

-No, en nuestra profesión no somos hacedores de milagros. Somos unos científicos que cada día avanzamos un poquito más. No se premia el éxito brillante, sino el trabajo bien realizado.

-Si el que se cree poderoso no es médico ¿qué es entonces?

-Pues será una figura, una figurita... o un figurón, pero el médico, si tiene que tener una condición sine qua non, es la humildad.

-¿Y abunda esta cualidad?

-Hombre, sí, puesto que la humildad representa estudiar, consultar a otro colega cuando un caso no se termina de ver claro, la sinceridad con el paciente...

-Eso no debe ser siempre fácil.

-No, y además, yo no me refiero sólo a informar, que muchos médicos dicen "yo he informado", pero ¿ha comunicado usted con el paciente? Esta transferencia del saber médico al conocimiento popular es una de las bases de la medicina.

-Pero existe un cortocircuito importante ahí muchas veces...

-Sí señor, tiene usted razón. Usted me está hablando de la infraestructura en la que desarrolla su trabajo el médico. Cierto. No se puede exigir al médico que por las razones que sean, presupuestarias o por plétora de pacientes, vea al paciente dos minutos y medio. Ése es el comienzo del fracaso.

-La ginecología está siempre al borde de la polémica.

-Sí, pero mire, la ginecología, la medicina en general, es como los pilotos de los aviones que se encienden y te avisan del peligro. El médico que está convencido de que practica una especialidad con gran componente social detecta una serie de problemas y puede advertir a las autoridades de ello.

-Pero eso es una responsabilidad extra.

-Sí. En mi especialidad, cuando yo empecé, y hace ya bastantes años, la primera cosa que tuvimos que hacer fue luchar por la libertad de la mujer, que pudiera tener su vida sexual no aterrorizada por la posibilidad de la maternidad. Ese fue el primer paso, y como éste muchísimos más.

-Es que abarcan ustedes desde el aborto hasta la reproducción asistida.

-Piense usted que entonces la madre soltera era madre repudiada, pues había que demostrar que aquella mujer, cuando reconocía al hijo, lo hacía porque se veía obligada por la comunidad religiosa, pero ella en realidad no podía permitírselo, y al reconocerlo impedía que unos padres adoptivos se hicieran con el niño y lo educaran.

-Siempre luchando con cuestiones éticas, morales y religiosas.

-Todo lo que hace referencia a la reproducción asistida puede ser que dé lugar a mayores controversias que otras especialidades. Pero bien, la ética médica a veces no tiene nada que ver con la legislación.

-¿Cómo resuelve usted esos dilemas?

-Aplicando la ética, entendida como una serie de normas que permiten la convivencia ciudadana, siempre sin lesionarse unos a otros. Simplemente, hay que tener las ideas claras.

-¿Qué opina usted del caso de Carmen Bousada, la gaditana que fue madre con cerca de 70 años?

-A veces, estas cosas parecen más bien un capricho que no debe aceptarse.

-¿En todos los casos?

-Bueno, es verdad, habría que analizar cada caso, pero hay que comprender que estas madres tienen muy pocas opciones de poder ver vivir muchos años a sus hijos.

-Eso es lo que ha pasado finalmente con este caso. ¿Cuál será la próxima frontera en reproducción asistida?

-No tiene fronteras. La más inmediata será conseguir la preservación de los ovocitos para permitir una maternidad alejada en el tiempo. Esa será una de las futuras prestaciones.