Aurelio Arteta , filósofo

"Algunas opiniones están fundadas en mejores razones que otras"

  • Aurelio Arteta es doctor en Filosofía y licenciado en Sociología y está considerado un especialista en ética y en marxismo, que ha analizado en algunas de sus obras.

-¿Por qué se le ocurrió escribir contra los tópicos? 

-La preocupación viene de antiguo. Salta a la vista que ciertos lugares comunes, que se toman por evidentes, son productos de la irreflexión o de prejuicios, e influyen negativamente en las conductas. No me refiero a viejos refranes, sino sobre todo a juicios de valor actuales sobre qué es bueno o malo, justo o injusto.

-¿Todos los tópicos son tontos?

-No, ni mucho menos. "Todos los hombres somos hermanos" favorece nuestras relaciones sociales y políticas. O bien "que pague más el que más tiene", sería un principio de justicia fiscal.  Y así otros muchos.

-¿Y todos los tontos dicen tópicos?

-Tampoco. Hombre, cuanto menos autocrítica es una persona, cuanto menos formación tenga, seguramente tenderá a repetir lo que dicen los demás. Pero, si son tópicos, es porque los decimos muchos o casi todos. 

-Si tuviera que elegir, ¿cuál es el tópico más tonto?

-Me rechinan muchos. Por ejemplo, ese de "no pretenderás convencerme". Venimos a decir que no admitimos que otros argumenten para persuadirnos de que su opinión es más acertada que la nuestra. Nace del relativismo reinante, de "todas las opiniones son respetables" o de "nadie es más que nadie". La razón, lo que nos hace humanos y nos une como humanos, es vista con sospecha. Lo que hoy cuenta es el sentimiento.

-¿Cree que no todas las opiniones son respetables?

-Perdone mi arrogancia: no es que lo crea, sino que lo sé. Unas opiniones se apoyan en datos irrefutables, y otras no; unas están fundadas en mejores razones que otras. Quien merece respeto es el individuo, y a menudo a pesar de su estúpida opinión. Lo tremendo es tener que recordar lo obvio. El único respeto que merecen las opiniones es contrastarlas entre sí para ver cuál parece más adecuada. Lo demás es indiferencia ante ellas.  

-¿Qué le dice "una cosa es la teoría y otra la práctica"?

-En el terreno moral y político, hay distancia entre lo que nos pide la norma y nuestra acción. Lo deseable en teoría no suele ser posible en la práctica, de acuerdo. Pero nuestra pereza, el miedo, los intereses, etcétera, tampoco nos excusan siempre de que nuestra conducta defraude lo que nos exige la ética o el compromiso democrático.

-Otro tópico de su libro: "Todos somos culpables".

-Y, así, nadie lo es. Al diluir la responsabilidad entre todos, nos toca a menos. Pero unos suelen ser más responsables que otros, de modo que no es justo meter a todos en el mismo saco. Por cierto, generalmente somos más culpables de lo que dejamos de hacer que de lo que hacemos.

-Otro cliché de nuestro tiempo sostiene que "no hay que juzgar a nadie"...

-Claro, así no corremos el riesgo de que otros nos juzguen o de indisponernos con nadie. Pero si no juzgamos, tampoco señalamos el mal ni lo distinguimos del bien. Banalidad del mal, diría Hannah Arendt.

-¿Por qué critica el "sé tú mismo"?

-En su intención inicial es positivo, pero hoy suele recibir un uso nefasto. Si se lo decimos a un adolescente en el sentido de "no te adocenes, no te dejes arrastrar por los demás, busca lo que tú realmente quieres", es un consejo encomiable. Pero si significa que "no tienes que admirar a nadie, déjate llevar de tus sentimientos", entonces se convierte en una falsa recomendación. Es decirle que nadie vale más que él, que no debe aprender de nadie, que no tiene modelos de excelencia que imitar.

-También hay tópicos referidos a la violencia.

-Los más repetidos son enormes barbaridades, que sin embargo parecen expresiones de una voluntad inmejorable. En el País Vasco han contribuido a desarmarnos frente a los armados, porque son tópicos que cuestionan la legitimidad de la violencia propia del Estado.

-¿Por ejemplo?

-No se puede decir "condenamos la violencia, venga de donde venga", porque entonces se iguala al Estado con una banda de criminales, se equipara la violencia del ladrón con la del policía que va a detenerle. Se añade que "la violencia engendra violencia", pero eso sólo vale para la violencia privada. La violencia pública es legítima precisamente porque trata de acabar con la cadena de violencias privadas. Tampoco se puede declarar que "sin violencia, todos los proyectos políticos son legítimos". Por muy pacíficos que sean, hay proyectos políticos ilegítimos por antidemocráticos. O sostener que "la violencia es inútil, no conduce a nada". La violencia es lo más útil (y por eso el Estado la quiere sólo para sí), sencillamente porque infunde miedo, que es el sentimiento político más básico...

-¿Se considera usted un moralista?

-No quiero ser moralista si por ello se entiende alguien que se adjudica una superioridad moral y disfruta imponiendo normas rigurosas a los demás. Pero no tengo reparos en serlo si moralismo es creer que los valores morales son los más elevados y  procurar que impregnen nuestra sociedad.

-Es crítico con el nacionalismo. ¿Por qué?

-Los nacionalismos etnicistas se sustentan en creencias pre y antidemocráticas. Y, por si fuera poco, tienden a quebrar a la sociedad en que habitan.

-¿Debemos estar en guardia ante los tópicos?

-Los tópicos cumplen al menos dos funciones peligrosas. La primera es que nos ahorran pensar por nosotros mismos; gracias a ellos, son otros los que  hablan por mí, no yo. La segunda es que por ellos tratamos de acomodarnos al grupo, de escondernos en la mayoría, de no discrepar y no sobresalir para  ser aceptados y así no quedarnos solos, que es lo que más tememos.

-¿A qué dedicará su próximo libro?

-A presentar una nueva serie de tópicos. Espero que nos ayude a ser más autocríticos, o sea, más libres.

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