Pablo Pineda. Maestro, actor y escritor

"El síndrome de Down no se padece, incluso se disfruta"

  • Este malagueño saltó a la fama cuando ganó la Concha de Plata al mejor actor en el Festival de San Sebastián por la emocionante película 'Tú también'. Acaba de escribir un libro: 'El reto de aprender'.

Pablo Pineda (Málaga, 1974) saltó a la fama cuando ganó la Concha de Plata al mejor actor en el Festival de San Sebastián por la emocionante película Tú también, que de alguna manera contaba su historia de superación. Ahora acaba de escribir un libro El reto de aprender, que presentó en el Ateneo de Cádiz. Lo ha escrito desde su experiencia y desde su conocimiento: es la única persona con síndrome de Down en toda Europa que ha logrado acabar unos estudios universitarios, pero augura que no será el último.

-Hábleme de su cromosoma 21.

-Este cromosoma está más loco que una cabra. Afecta a veinte mil cosas. Pero, sabe, si no fuera por ese cromosoma yo no hubiera podido hacer ni la mitad de lascosas que he hecho: ser actor de una película, escribir un libro... Bendito cromosoma.

-¿El síndrome de Down se sufre?

-Ni se sufre, ni se padece. Es más, se puede disfrutar. Pregúnteselo a cualquier padre con un hijo con síndrome de Down, pregúntele por la cantidad de sorpresas gratas que recibe en el día a día. Pregúnteselo a mi madre.

-Pero su historia, no me lo negará, es excepcional.

-¿Porque he recibido una concha de plata? ¿Porque he terminado estudios universitarios? Bien, son hechos que no son habituales, pero se abre un camino. Yo no soy excepcional. La clave para salir adelante se encuentra en tener una familia que confíe en ti. Pero eso ocurre con cualquier otra persona, tenga o no tenga Down. Confianza, estímulo y educación son las reglas de oro para cualquier niño.

-¿Han pasado de la invisibilidad al paternalismo?

-Ambas cosas son las dos caras de una misma moneda. El paternalismo lleva a la invisibilidad, sin lo uno no existe lo otro. Yo viajo mucho, me monto en autobús, me alojo en hoteles. ¡Nunca veo un Down! Y somos muchos. ¿Dónde están? La sobreprotección de muchos padres lleva a esa invisibilidad. No hay que encerrarles en una urna, tienen que salir, tienen que relacionarse.

-Ha escrito un libro con estrategias para trabajar con alumnos con discapacidad. ¿Por cuál se empieza?

-Por conocer al alumno, como con cualquier otro alumno. Es la primera regla. En la Universidad, cuando estudiaba, yo notaba un exceso de teoría, que si Piaget, que si gaitas... Sí, todo muy bien, pero ¿cuáles son los instrumentos que tengo que utilizar a la hora de trabajar en el aula? De esa parte práctica hablo en el libro. Sin ella, sin motivar al niño, no se logra extraer de él lo que lleva dentro. Y, de ahí, en buena medida, viene el fracaso escolar.

-¿Cuándo fue consciente de que tenía Down?

-Pues me lo tuvieron que decir porque yo en el colegio no notaba nada distinto. Tendría unos ocho o nueve años y un profesor me llevó al despacho y me dijo: ¿Sabes que tienes esto? Ni idea, contesté,¿qué es? Y él me dio una explicación científica que no entendí. Bueno, pregunté, ¿pero puedo seguir estudiando? Sí, claro, me dijo él. Y me fui tan contento. No fue nada traumático.

-¿Sintió rechazo en el colegio?

-Jamás, todo lo contrario. El colegio fue la etapa más feliz de mi vida. Sentía el calor de los chicos. Es posible que alguno alguna vez me llamara mongolo, pero rápidamente el resto de mis compañeros saltaban para defenderme.

-Como profesional de la Educación, ¿es usted pro-Wert o anti Wert?

-Soy, en líneas generales pro escuela pública y anti escuela privada.. Si yo estoy aquí hablando con ustes es porque he estudiado en una escuela pública.

-¿Cree que la reforma afectará a las pautas educativas de diversidad?

-La reforma potencia la escuela privada y desprestigia la pública. El que sabe sabe y el que no a la pública. Los colegios privados no quieren a alumnos Down porque lo suyo es crear una élite. ¿Qué hace entonces el padre, qué recursos tiene? Lleva a su hijo a un centro especial, como en los años 70. Fin de la diversidad en las escuelas.

-¿Ha nacido ya el primer niño Down que será arquitecto?

-Está naciendo, sin duda. Usted y yo lo conoceremos cuando seamos viejecitos.

-¿Y el primer Down que será un galán de cine? ¿O quizá es usted?

-Ja ja. Yo no, que me he encasillado en un papel. Pero por qué no. Los Down también somos bellos. Ese canon de la belleza tan estereotipado es una manía de esta sociedad. Ese canon es falso. ¿Cuándo habrá una chica que mire a una persona con Down y diga tú me gustas? También llegará.

-¿Entiende a los padres que tratan de ocultar los rasgos Down con cirugía estética?

-Esos rasgos no se pueden ocultar. Al final, se cae la máscara. Cuando uno es Down, es Down. Es tan absurdo como disimular un embarazo. Es algo natural. 

-Intenta convencer a los empresarios, a través de Adecco, de que las personas con discapacidad también son empleables. ¿Tiene éxito?

-Más que a los empresarios, a los empleados, que son los que tienen que trabajar con nosotros y darse cuenta de que somos tan válidos como ellos. Tenga en cuenta que sufrimos, y eso sí lo sufrimos, un 75% de paro. Eso quiere decir que esta situación de desigualdad nos aboca a la mayoría de nosotros a la pobreza.

-Le gusta mucho la música. Dígame su estrofa favorita.

-En El universo sobre mí, de Amaral, hablan de la libertad y dicen "quiero encontrar mi sitio". Esa canción me llena como ninguna. Y me aplico la estrofa: quiero encontrar mi sitio...

-¿Y una película que le haya marcado?

-Una muy buena que hizo Robin Williams, El club de los poetas muertos. ¿Se acuerda?

-Sí, claro. ¿Por qué?

-Porque siempre quise tener un profesor como ése y quise ser ese profesor.

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