Como si la cosa no hubiera ido con él, ya que como más votado era el encargado en teoría (de hecho Felipe VI se lo encomendó y lo rehusó) de optar a la investidura, el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, se sentía ayer con ganas: "Yo estoy diciendo lo que dije el día 20 de diciembre, hoy ya estamos en marzo y voy a seguir intentando hacer lo que creo que es bueno para los españoles: perseverar en estas políticas y constituir un Gobierno estable", dijo a los periodistas antes de abandonar el Congreso.

Rajoy avisó al líder del PSOE, Pedro Sánchez, de que, con su fracaso, "su fiesta ha llegado al final" y le acusó de "corrupción" al haber puesto "las instituciones a su servicio" al presentar su candidatura. "Su fiesta ha llegado al final: usted ha perdido las elecciones, ha perdido esta investidura, nos ha hecho perder a todos el tiempo, ha generado falsas expectativas y las ha defraudado. Ha puesto las instituciones al servicio de su supervivencia", insistió Rajoy.

Tras reiterar su no a la investidura de Sánchez, el presidente del Gobierno en funciones consideró el programa planteado por el líder socialista como "un salir del paso" con medidas "que cada cual interpreta a la carta arrimando el ascua a su sardina".

Además, mostró su rechazo a la "contrarreforma" que pretende porque cree que es un riesgo para España, así como al deseo de cambiar por cambiar o por afán de novedad. "Lo que hay que corregir es lo que no funciona. Lo contrario se llama síndrome de Adán, algo propio de mentalidades inmaduras que piensan que el mundo comienza cuando llegan ellos", advirtió.

Rajoy se dirigió a Sánchez para advertirle que "ha tenido su oportunidad y la ha desperdiciado" y para pedirle que no bloquee más la situación y deje gobernar al partido que ha conseguido más votos tras haber reconocido que no hay una mayoría de izquierdas.

El portavoz del PSOE, Antonio Hernando, llamó por su parte, sin nombrarle, al líder de Podemos, Pablo Iglesias, a "desterrar la ira, el rencor, la rabia y las frivolidades" como un paso "imprescindible" en la España de hoy.