Un liderazgo indiscutible

Un liderazgo indiscutible
Jorge Bezares

14 de mayo 2011 - 01:00

LA noche del 9 de marzo de 2008, mientras el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, acompañado por su esposa, acudía a la sede de la calle Génova para algo que parecía como una despedida de la militancia popular tras encajar una segunda derrota en las elecciones generales, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, perfilaba con los suyos, lejos del lugar de autos, el discurso de lideresa con las pertinentes bendiciones de José María Aznar.

Finalmente, gracias a Javier Arenas y también a Francisco Camps, principalmente, Rajoy aguantó el tirón y se aferró al timón de mando del Partido Popular.

Durante esta legislatura, el aznarismo lo ha puesto más de una vez contra la espada y la pared, con Aguirre enfrascada en una guerra sin cuartel con el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, pero el gallego aplicó la máxima de Camilo José Cela: "En España, quien aguanta, gana"; y hasta hoy.

Ayudado por una crisis económica que amenaza con convertirse en todo un tsunami para el PSOE, y apuntalado por el balsámico barrunto del poder, Rajoy es hoy por hoy el líder indiscutible del PP.

Ni siquiera la valoración ciudadana de perdedor que le acompaña -por fin, en la última encuesta del CIS consiguió superar a Rodríguez Zapatero pese a continuar en el pelotón de los suspensos- ha mermado ese liderazgo.

Desde esa atalaya privilegiada, puede permitirse el lujo de que los suyos obvien esa nimiedad. Centrado como está en mantenerse en la ambigüedad centrista, en no meter la pata, está tan sobrado que se atreve incluso a subirse a un escenario electoral con Aguirre y Ruiz-Gallardón sin temor a que sus célebres conmilitones, eternos aspirantes a sucederle, puedan ni siquiera soñar con interpretar el papel de Bruto (o Bruta). Al césar, lo que es del césar.

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