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“La ultraderecha es la verdadera amenaza al proyecto europeo”

Teresa Ribera | Número uno de la candidatura del PSOE al Parlamento europeo

Pretende llevar a las instituciones europeas una voz tranquila que busca consensos y huye de un ruido que busca “desestabilizar la democracia”

"Tengo la convicción de que había gente alrededor de Juanma Moreno que no tenía ganas del acuerdo”

El PSOE arropa a Sánchez para derrotar a "la motosierra de la ultraderecha" del PP y Vox

Teresa Ribera en el mitin en el que compartió escenario con Pedro Sánchez en Sevilla. / José Ángel García

A pesar de que su tono no es habitual en un mitin, logra algo que pocos hacen; hacerse escuchar. Ha sido la voz y la imagen de Doñana, la que se opuso más vehementemente a una ley de regadíos andaluza que costó aparcar. Lo hizo pero sin exabruptos, convenciendo a un interlocutor que parecería que se le escapaba por momentos. Algo que también la diferencia es que no esconde su deseo de ser comisaria en una Europa en la que cree a pies juntillas.

–Parecen ustedes nuevos después del espaldarazo electoral en Cataluña.

–Hay dos enseñanzas de las elecciones catalanas. La primera es la apuesta por la convivencia, que en un determinado momento pasa a ser audaz, ha sido muy bien recibida pro el electorado catalán. Es la primera vez que no hay mayoría independentista y cuatro de cada cinco votantes han respaldado la ley de amnistía y apoyaron el lema de Salvador Illa de unir y servir. La segunda es que es bueno para la forma de entender la política, donde se hacen debates, propuestas que tienen que ver con lo que se plantea, con buenas formas y vocación dialogante y nos aleja del ruido y la confrontación que, más que debatir ideas, hay una inclinación al trapo personal. Se impone un modelo de convivencia, de superar una década perdida para Cataluña.

–En su presentación en Sevilla, usted tardó treinta segundos en hablar de Doñana. ¿Se ha convertido en su bandera?

–Estoy muy contenta y aún hay gente que lo utiliza, contraponer medio ambiente y economía, o agenda verde y agricultura. Los agricultores son los primeros que saben que sequía, temperaturas extremas, desertificación del suelo es cero producción, para ellos o para sus hijos. Al mismo tiempo, no estamos dispuestos a renunciar a una naturaleza viva y rica en un espacio tan singular como Doñana. Hay elementos formales, como una sentencia que hay que respetar, ha habido un paso adelante que demuestra que la restauración de la naturaleza, que para algunos es un anatema, es capital. Estamos aprendiendo todos que esto hay que hacerlo de la mano de las personas que viven en el entorno. Requiere plantear modelos socioeconómicos que sean compatibles con ese espacio. Del mismo modo que ocurrió en el Mar Menor, se ha impuesto una recuperación de la cordura institucional. El PP ha estado presionado por Vox en un discurso terraplanista que es lo mismo que ha ocurrido con López Miras. Los dos han sido capaces de distanciarse de Vox y entender que las soluciones necesitan cordura. Ojalá fuera así en todos los casos. Sería mejor para los ciudadanos ponerse frente al ruido. Por decirlo de otra manera, queremos fresas y Doñana y no funcionan las fresas, si no hay Doñana, pero que políticamente es mejor buscar consensos. Moreno Bonilla lo entendió.

–¿Le costó mucho a su juicio?

–Le costó, pero lo hizo. Tengo la convicción de que había gente a su alrededor que no tenía muchas ganas y aguantó.

–Hablaba de los terraplanistas. La Agenda 2030, se ha convertido en algo diabólico para algunos.

–Cuando uno explica que es lucha contra la pobreza, educación para todos, sanidad, lucha contra el cambio climático, biodiversidad, nos entiende qué molesta. Hay grandes amenazas si no se hace. Otra cosa es acompañar al agricultor, sobre todo en las pequeñas explotaciones; en eso tienen toda la razón. La propuesta de algunos, se queda en ponerse unas pulseritas, o eliminar los controles al ganado y crean una crisis de salud gravísima. Es una cosa absurda que crea un gran problema. No tiene sentido discutir lo indiscutible.

–Llevamos cuatro elecciones este año. ¿Ha detectado saturación entre la gente?

–Hemos vivido unos tiempos muy convulsos en la escena pública. Desde la instituciones debemos aportar para reconciliarse con la política. Tengo la convicción de que esta agenda ultrainternacional, responde a una estrategia de desestabilizar los gobiernos y a que se reclamen acciones mucho más autocráticas y eso es un gran peligro. Las urnas son la herramienta más potente para que esto no ocurra. Es un privilegio que lo sienten las personas mayores que durante mucho tiempo no han podido ejercerlo. Nos han tocado muchas citas electorales, pero es mejor que toquen muchas a que no toque ninguna. Ver esa movilización tan terrible de la ultraderecha, tan agresiva, ha generado un impacto fuerte en los ciudadanos, no sólo entre los progresistas, sino entre aquellos que desean vivir en paz. Yo veo a la gente movilizada, aunque no sé si es científico o no. Espero que la participación sea mayor que en otras elecciones europeas.

–Ustedes han identificado a su enemigo a batir: la ultraderecha.

–Esto es una de las cosas más novedosas desde el inicio de la construcción del proyecto europeo. De repente estamos en medio de un auge enormemente agresivo se dirige contra las libertades, la reducción de derechos y xenófobos.Es la quiebra del sueño europeo, incluso más que aquí. A España se nos mira con esperanza, porque fuimos capaces de pararlo el 23 de julio, por eso organizan los cónclaves aquí. Hay un falso debate, entre ultraderechistas buenos y malos. Estamos hablando de organizar escraches a mujeres que van a abortar, o evitar la inscripción en el registro civil de niños porque sus padres son homosexuales.

–Visto así da miedo.

–Es un espacio en el que no quiero vivir y que no quiero que viven mis hijos en él. Normalizar esos comportamientos es malo. Quitarle hierro al asunto es uno de los errores más graves de los partidos conservadores. El PP y Feijóo ha copiado el discurso de Vox. Eso no lo hacen sus compañeros de Europa. En Polonia, Tusk lo tiene muy claro y está espantado con ello.

–¿Para usted sería un fracaso no ser comisaria?

–Me gusta dar todas las batallas en todos los frentes. Es relevante estar en un colegio de comisarios como el que se va a formar, que lo va a tener muy difícil, pero si no doy esa batalla, daré otra.

–¿De quién fue la idea de ir de número uno, de Pedro Sánchez o suya?

–Fue un proceso de decantación. Tengo más de veinte años de vocación internacional y europea y una relación de confianza con el presidente desde hace mucho. Le dimos muchas vueltas a ese concepto de Europa que compartimos. Fue una decisión colegiada.

–Sánchez ha pasado de ser Pedro el breve a un referente europeo. ¿Cómo lo ha hecho?

–Con honestidad y compromiso, con capacidad de afrontar los desafíos que le han tocado. Se ha crecido en esas crisis, que para algunos hubiera sido la excusa para largarse o un terreno propicio para meter la pata. Importa mucho quién toma las decisiones. Tiene una visión de Estado generosa y solidaria.

–¿Cómo me convence para que vaya a votar el próximo día 9 de junio?

–Porque si no lo hace se arrepentirá los próximos cinco años. No se acaba ese día. Más nos vale apostar por esa Europa. Es más fácil hacer que recomponer lo que se ha hecho mal.

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