España

Mas fracasa en la investidura

Artur Mas se erigió ayer como el hombre clave de la secesión. Tan convencido está de ser el timonel de la "desconexión" que condicionó el futuro del proceso soberanista a su investidura. Mas lanzó el mensaje de que si no es el próximo presidente de la Generalitat, ese proceso "encallará". "Sin investidura no hay gobierno definitivo y consecuentemente el proceso queda encallado; al menos, durante un tiempo. No se entendería de ninguna manera que tuviéramos un Parlament plenamente operativo conviviendo con un Govern que deriva de la anterior legislatura". La advertencia del jefe en funciones del Govern tuvo un claro destinatario: la CUP.

Pero Mas pinchó en hueso. Los radicales sí están por la república catalana, pero abominan de él. No lo quieren al frente del proyecto. Una vez más, y con la misma contundencia que en ocasiones anteriores, sus principales dirigentes rechazaron la posibilidad de una Generalitat con Mas al frente. Para la CUP, además, el proceso no encallará sin el jefe en funciones del Govern. "El proceso puede tirar adelante haya quien haya liderando", sentenció el diputado de la CUP Albert Botran. "Quien esté liderando puede ser una persona u otra, lo importante es quien esté detrás y a los lados", agregó.

Mas no lo ve de esa manera. Se ve legitimado para pilotar la separación con España. En la actitud de la CUP ve un "veto" y advirtió en su discurso a la formación radical que para culminar el proceso soberanista y fundar un Estado catalán no puede haber vetos: "Para conseguirlo hace falta todo el mundo. No sobra nadie. Lo repito: no sobra nadie". Pero a la CUP le sobra Mas y hoy por hoy no tiene intención de prestarle sus votos.

Pero lejos de ofrecer el más mínimo síntoma de replantearse retirar su candidatura, Mas recalcó que hay 72 votos soberanistas que pueden investirle presidente -62 de JxSí y 10 de la CUP-, por lo que depende de esta mayoría "que no haya bloqueo ni pérdida innecesaria de tiempo para iniciar el proceso que debe llevar al Estado catalán". Y de nuevo volvió a echar mano de una metáfora marinera para alertar de los riesgos de la posición de la CUP: "Si no hay la suficiente sintonía entre el timón y las velas, puede pasar que la embarcación vuelque y no se pueda enderezar. Sin salir del puerto quedamos atracados, inmóviles, parados: un precio demasiado alto después de habernos preparado a fondo para la travesía, después de haber recibido un mandato claro sobre el rumbo a seguir".

El candidato de JxSí subrayó que la nueva legislatura debe ser la de la transición de la autonomía catalana al Estado catalán: "Hay una mayoría en el Parlament, no para gestionar una autonomía, sino para construir un Estado". Pero el principal escollo para empezar la legislatura es que la CUP está muy lejos aún de adherirse a esa gestión que Mas quiere comandar. Por eso la intervención de éste en la Cámara estuvo sembrada de guiños a los diputados de este grupo para que pongan fin a su veto.

Mas también criticó que el Gobierno de Mariano Rajoy niegue "por todos los medios la expresión de un pueblo altamente movilizado, ejemplo de civismo, de compromiso con el país y de anhelo de libertad". Además, recriminó a Rajoy que la única respuesta al resultado de una consulta en la que participaron 2,3 millones de personas haya sido una querella, la "ultima expresión de la prepotencia, miopía política y orgullo imperial herido" del Gobierno central.

Mas se dirigió en castellano a los ciudadanos del resto de España: "¿Quién quiere vivir en un Estado que persigue criminalmente a aquellos que ponen las urnas para conocer la voluntad de la gente, que trata a los demócratas como si fueran delincuentes, que utiliza las leyes y tribunales contra la democracia?".

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