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España

Los marineros del 'Alakrana' vuelven a casa

  • Los tripulantes del atunero llegan al País Vasco y a Galicia tras hacer escala en la base aérea de Torrejón de Ardoz.

Los 16 marineros españoles que formaban parte de la tripulación secuestrada del atunero Alakrana ya están en casa. Los tripulantes vascos se trasladaron directamente a sus domicilios debido al "cansancio", pero los familiares destacaron la "emotividad" del reencuentro. Por su parte, los pescadores gallegos fueron recibidos entre aplausos en el aeropuerto de Vigo.

La tripulación española del atunero vasco Alakrana, compuesta por ocho gallegos, siete vascos y un andaluz, aterrizaron en la base madrileña de Torrejón de Ardoz en torno a las 08:15 de este sábado junto con los familiares de los gallegos que se habían trasladado hasta las islas Seychelles para recibirles. Tras abandonar el avión de las Fuerzas Aéreas, los marineros fueron llevados hasta otros aviones fletados por los Gobiernos vasco y gallego, que les llevó hasta sus respectivas comunidades autónomas. 

A su llegada al aeropuerto de Loiu, los marineros vascos fueron recibidos por la consejera de Pesca del Gobierno vasco, Pilar Unzalu, y conducidos directamente a sus domicilios sin que fuera posible ver el reencuentro con los familiares. No obstante, éstos comparecieron ante los medios de comunicación para explicar que el encuentro fue "muy emotivo" y que los marineros se encontraban "bien" pero "cansados".

Argi Galbarriatu, hermana del capitán Iker Galbarriatu, y María Ángeles Jiménez, mujer de Gaizka Iturbe, otro de los tripulantes del Alakrana, señalaron que los marineros habían sido trasladados en vehículos a sus domicilios, ya que los médicos les han recomendado tranquilidad y por ello se ha decidido que no comparezcan ante los periodistas. "Están bastante cansados y nerviosos", indicaron.

Jiménez aseguró que, tras reencontrarse con su marido, se ve en la "mirada" la "cruda realidad" que han vivido. "Ves la cruda realidad en la mirada de los hombres porque en su mirada se ve la realidad, mucho dolor y mucho sufrimiento", insistió. Además, añadió que los tripulantes "van a necesitar mucho tiempo y también atención médica", por lo menos, en el caso de su marido, que tiene un problema físico en un riñón y está siendo medicado.

Además, apuntaron que, en principio, no está previsto ningún acto especial en Bermeo o en los lugares de residencia de los tripulantes y que ya "habrá tiempo para lo que sea". Por otra parte, los familiares afirmaron que el próximo martes podrían realizar algunas declaraciones, coincidiendo con el día en el que deben declarar ante el juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz.

Retorno a Galicia

Mientras tanto, los tripulantes gallegos del buque Alakrana aterrizaron a las 11:40 en el aeropuerto de Peinador, en vigo, donde fueron recibidos entre aplausos por los familiares. Entre las muestras de emoción, los marineros fueron recibidos por el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, que ofreció a la tripulación vehículos para trasladarse a sus viviendas.

Antes de la despedida, el patrón del Alakrana, Ricardo Blach, atendió a los medios de comunicación y calificó de "terrible" y "desagradable" la experiencia vivida en estos 47 días de secuestro. Del mismo modo, describió el "temor" experimentado por los marineros durante la liberación y agradeció a todos los agentes implicados su trabajo en favor de este rescate.

Blach declaró que en el momento de ser liberados, otros piratas esperaban para llevar a cabo otro secuestro, pero que gracias a los avisos a las fuerzas de seguridad españolas que se encontraban en la zona, se pudo evitar. "Los piratas nos decían que tuviéramos mucho cuidado porque cuando nos liberaran nos querían coger el otro grupo", manifestó el patrón, quien sintió "desconfianza" por esta advertencia.

Ante esta situación, en cuanto el último pirata abandonó el buque, los tripulantes alertaron a la Armada, que movilizó a las fragatas y a los helicópteros desplazados a la zona, que les acompañaron "día y noche". Blach aseguró que el secuestro se convirtió en "un sacrificio total" y que fueron víctimas de "toda clase de humillaciones". 

Igualmente, desveló que sus raptores les mantuvieron a él y al capitán en el puesto de mando, "sentados en una silla" todo el día, "durmiendo en el suelo" y teniendo que pedir "permiso para ir al servicio". "Cuando nos lo daban", aseguró. Por el contrario, señaló que el resto de la tripulación fue retenida inicialmente en el comedor de marinería "tirados boca abajo" y "siempre encañonados", llegando a estar más de 30 personas en una estancia de "unos 20 metros cuadrados". Posteriormente, los captores dieron libertad a los marineros para "ir al servicio, a la cocina, al comedor y visitar a sus compañeros".

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