Sánchez cavó su propia tumba

El problema para el presidente, su mujer y el sanchismo es que el encarcelamiento de Ábalos, que sabe todo de todos, abre la espita de las declaraciones culpatorias

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el pleno del Congreso del pasado miércoles.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el pleno del Congreso del pasado miércoles. / Borja Sánchez-Trillo / Efe

30 de noviembre 2025 - 06:31

Los sanchistas se miran de reojo desde hace tiempo e intentan salvarse de la quema. Han seguido escrupulosamente las consignas recibidas a través de argumentarios elaborados en el Gabinete de Presidencia del Gobierno, sin molestarse siquiera en cambiar una sola palabra.

No han dudado en expresar en sus declaraciones lo que habían recibido a través de Whatsapp. Ahí se incluía la descalificación de la Sala Segunda del Tribunal Supremo como órgano jurisdiccional que se dejaba llevar por las inclinaciones políticas de sus miembros, se incluía tomar como referencia el comportamiento del Tribunal Constitucional, aunque no es un órgano judicial. Se incluían comentarios en los que se ponía en duda la capacitación profesional de jueces empeñados en buscar las vueltas a personas pertenecientes al círculo político y familiar de Sánchez, y también la descalificación profesional y personal de destacados periodistas que habían tenido la “osadía” de denunciar actividades de destacados miembros del PSOE que daban la impresión de ser casos de corrupción de libro.

El caso más hiriente fue el de Ketty Garat, una periodista que se había especializado en información sobre el PSOE y estaba considerada como muy rigurosa en el ámbito socialista, hasta que empezó a ser vilipendiada cuando publicó en The Objective informaciones sobre José Luis Ábalos que no gustaron en las filas socialistas.

Garat, apoyada por la dirección, siguió publicado todo lo que iba averiguando en sus investigaciones, que fueron exhaustivas. Sánchez defendió con uñas y dientes a su hombre de máxima confianza, hasta que aparecieron informaciones sobre su vida personal que escandalizaron de tal manera a dirigentes, militantes y votantes del PSOE, que Sánchez le anunció el cese como ministro. No le explicó las razones exactas, pero según contó a alguno de los escasos amigos que le quedaron a Ábalos cuando dejó de ser ministro y secretario de Organización. El presidente le dijo algo así como “sabes perfectamente por qué te ceso”, y la respuesta de Ábalos fue que no creyera las noticias que le llegaban. Sánchez aún le hizo un favor cuando lo incluyó en las listas al Congreso, y Ábalos mantuvo su escaño. Pero estaba marcado como presunto corrupto.

El hombre de currículum impecable

Se había abierto la espita y otros medios empezaron a indagar, y a publicar, más informaciones sobre Ábalos, pero también dirigieron los ojos hacia otros destacados personajes del partido. Entre ellos Santos Cerdán, sustituto de Ábalos en la Secretaría de Organización y considerado un hombre con principios, austero, que contaba con el respeto de la mayoría de la gente del partido.

Muy cercano a Ábalos desde hacía años, le recomendó a Koldo García como escolta cuando su trabajo como político y diputado le obligó a vivir en Madrid. Koldo había sido escolta de varios políticos vascos en los tiempos de ETA e incluso colaboró con la Guardia Civil en la lucha contra la banda.

Cuando Sánchez decidió presentarse a las primarias para ser candidato a la Presidencia del Gobierno, con Susana Díaz como adversaria y con todas las cartas para ganar esas primarias, Ábalos fue el hombre clave de Sánchez para afrontar el reto. Ábalos aconsejó recorrer las agrupaciones más pequeñas, las menos atendidas por los candidatos, e ir haciéndose apoyos. El cuarteto viajó por toda España durante varias semanas , hasta el punto de que en el futuro se le adjudicó el nombre La Banda del Peugeot. Puso toda la carne en el asador para ganar las primarias, y Sánchez las ganó contra todo pronóstico. Después, la Presidencia del Gobierno.

La relación entre Sánchez, Ábalos, Cerdán y Koldo fue irreductible, de apoyo incondicional de unos a otros. Su ascenso en el PSOE fue total. Ábalos, con una diplomatura en Magisterio, militante del PCE hasta 1981, se convirtió con Sánchez en el hombre fuerte del partido, con Cerdán como segundo cuando fue nombrado ministro. Nombró a Koldo su asesor en Transportes, y además le hizo consejero de una empresa de Renfe para incrementar sus ingresos.

Cerdán se ocupó así del día a día de la secretaría de Organización al necesitar Ábalos casi todo su tiempo al ministerio. Cuando Ábalos fue cesado, le sustituyó Cerdán como número dos del PSOE.

Sánchez marca ahora distancias con Koldo, pero todo el mundo en el PSOE sabía que Ábalos, Cerdán y Koldo era intocables, contaban con la amistad y plena confianza del secretario general y presidente.

La historia de la corrupción del sanchismo –que no es generalizada, tiene nombre y apellidos– no se entiende si no se tienen en cuenta dos nombres: la mencionada Banda del Peugeot… y Begoña Gómez.

Begoña Gómez

Begoña es la mujer fuerte de la familia Sánchez, con una influencia absoluta sobre su marido, como aseguran quienes los conocen bien desde hace años. No tiene estudios universitarios, pero se desenvuelve bien en el mundo de la empresa. Era persona importante en los negocios de su padre, hacía un seguimiento de las cuentas. Cuando se casó, el padre de Begoña ayudó al matrimonio con la compra de su primera vivienda. Por otra parte, Begoña apoyó también desde el principio a su cuñado David, al que costaba salir adelante en su profesión de músico. Se fue a San Petersburgo, donde contó con la ayuda de ayuda del bailarín y coreógrafo Nacho Duato, que dirigía el prestigioso ballet del teatro Mijailovski.

Begoña, cuando su marido llegó a la Presidencia, vio la oportunidad de abrirse camino como impulsora de un máster de la Universidad Complutense centrado en la formación de consultorías y marketing para la captación de fondos de ONG. Citó en La Moncloa al rector de la UCM para convencerle de que creara una cátedra especial sobre su especialidad, y ella facilitaría los patrocinios para financiarla. En la UCM hubo debate porque no cumplía los requisitos obligados, pero la cátedra se puso en marcha.

Con el tiempo, Gómez se convirtió en una figura controvertida porque amplió su campo de actuación. Está investigada porque a una de las empresas patrocinadoras de su cátedra, Air Europa, le prometió cooperar para que el Gobierno agilizara un rescate de más de 400 millones del que dependía su supervivencia. Incluso escribió cartas de recomendación a un ministro. También gestionó con varias empresas la donación de un software para la universidad que posteriormente puso a su nombre.

El jueves, horas antes de la vista ante el Tribunal Supremo, Ábalos hizo unas declaraciones a El Mundo, sabedor de que, junto a Koldo, acabaría yendo directamente a Soto del Real. En sus declaraciones aseguró que Begoña Gómez mantuvo varias reuniones con el entonces CEO de Air Europa, Javier Hidalgo, para lograr el rescate del Gobierno. Y que la mujer del presidente se presentó un día en su domicilio oficial en Madrid, en estado de ansiedad, pidiéndole que se acelerara el rescate a la compañía aérea.

Ábalos no es el único que pone el foco en el Gobierno y en el PSOE. El empresario, también imputado, Victor de Aldama, quien logró importantes contratos del Gobierno, ha ofrecido información sobre pagos a miembros de la trama para acelerar o conseguir esos contratos.

Además de la obra pública, la UCO amplía la corrupción a la compra de mascarillas a una empresa afín a la trama durante la pandemia, nuevas comisiones y “favores” de empresas de tipo energético que han movido centenares de millones de euros; trabajadores de La Moncloa que se encuentran con problemas judiciales por haber colaborado con Begoña Gómez sin conocer su presunta ilegalidad. Más los pagos a las amantes de Ábalos por sus favores sexuales, que incluían pagos de alquiler del apartamento de Jessica, y cobro de dietas por acompañar al ministro en sus viajes oficiales. Además de ofrecerle un empleo en una empresa pública sin acudir a trabajar.

El problema para Sánchez, Begoña, y algunos de los personajes más importantes del sanchismo es que la entrada de Ábalos y Koldo en prisión preventiva ha abierto la espita a la declaraciones culpatorias. Las más temibles para ellos con las de Ábalos. Sabe todo de todos.

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