Entiende el deporte como “una manera de educar y disciplinar a niños y jóvenes”. Francisco Mateos, leyenda sevillana de la halterofilia, ha competido en dos Juegos Olímpicos,  “lo máximo a lo que puede aspirar un atleta de alto nivel”. Fue en Munich 1972 y Montreal 1976. Pero de lo que más presume y se muestra más orgulloso es de su militancia “cien por cien trianera”. Aunque nació en la calle Marqués de Paradas, siempre estuvo vinculado a la otra orilla del Guadalquivir. “Cuando me casé me fui a Triana, sigo viviendo en Pagés del Corro, además, mis hijas han nacido y viven aquí también”. Se siente un privilegiado por vivir ahí, “en un barrio alegre, lleno de gente buena y que ha cambiado para mejor con el paso de los años”.

Cofrade declarado, disfruta mucho con las procesiones “sobre todo me gustan la Esperanza de Triana y la Estrella”. Deportista del Natación Sevilla, sigue muy vinculado con el club de la calle Trastamara, donde acude a diario para impartir clases en la disciplina que tantas alegrías le ha dado a lo largo de su vida, aunque considera que el deporte de la halterofilia no pasa por su mejor momento: “verdaderamente hay muy pocos niños que quieran someterse a una disciplina como impone el deporte y eso es un problema”, asegura.