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La lluvia regresa este fin de semana a Sevilla

Realismo mágico: Macondo en la Avenida

calle rioja

Rebujito de verano. El calor es el gran protagonista antes del paso del ecuador de la fiesta. Una Feria de abril que no cederá ni un día al mes de mayo, para no hacer electoralismo

La luz del sol de Sevilla inunda el martes de Feria de Abril / Juan Carlos Vázquez Osuna

La Feria es puro realismo mágico. Tiene calle García, Manuel García Cuesta, El Espartero, y tiene calle Márquez, Pascual Márquez, que hizo el paseíllo con Sánchez Mejías y con Rafael Alberti en la plaza de Pontevedra y sus restos llegan a Villamanrique de la Condesa en la novela de Alfonso Grosso 'Florido Mayo'. Este año florece abril entero en la Feria, no le presta ni un día al mes electoral, no quiere hacer electoralismo.

La primera visión de Macondo es la Avenida de la Constitución sin un toldo vista desde la Plaza Nueva. Parece la estación de tren de 'Solo ante el peligro' esperando a Gary Cooper. La única sombra está bajo el arquillo donde ponen el belén navideño, donde aparcó su utilitario Pepe Guzmán la semana que Cayetana de Alba se casó con Jesús Aguirre y el Betis era eliminado de la Recopa en Moscú. De Rusia a Murcia. El apeadero del tranvía (Metrocentro) en Plaza Nueva está rebosante de público. Una señora con traje de gitana

entra antes en la capilla de san Onofre, que no cierra una sola hora en los siete días de Feria para mantener viva la llama de la adoración perpetua. Primera parada en el Archivo de Indias. Alguien dice que la Feria está llena "de mexicanos millonarios y sevillanos tiesos". El envés de la nueva España. Quien diseñó el tranvía no se enteró de que desde hace medio siglo la Feria se levanta en Los Remedios, porque sigue empeñado en ir hasta el Prado de san Sebastián.

Hay quien se baja en el hotel Alfonso XIII, que ofrece una estampa de glamour dorado propia de los tiempos en los que Hollywood pasaba por Sevilla. El hotel fue el motivo de la portada del año pasado, diseño de Javier Navarro, hijo de Blanca de Pablos y sobrino de Mercedes de Pablos. Una portada de cinco estrellas.

Los coches de caballos ocupan el lugar de los taxis en la plaza de Cuba. Un amigo argentino residente en Sevilla dice que no va a la Feria desde el año que cayeron las Torres Gemelas. Segunda Feria de Sánchez Monteseirín. Juan

Ramón Jiménez decía de la iglesia de Nuestra Señora de la Granada de Moguer que vista de cerca era como la Giralda vista de lejos. Vista de cerca, la portada de este año es un palacio visto de lejos. La licencia es completa, porque la primera calle paralela a Asunción, a la altura del colegio de los Padres Blancos, es Juan Ramón Jiménez, un poeta con Nobel (1956, los del Prado) rodeado de las once mil vírgenes que bautizó Magallanes al cambiar la página de los océanos, las que dan título a una divertida novela de Jardiel Poncela.

Busco a la pintora Reyes de la Lastra en la calle más real del real (Francisco Vega de los Reyes, Gitanillo de Triana), pero me encuentro en la caseta adyacente con el historiador Fernando Gabardón de la Banda, invitado por unos amigos granadinos. Por la tarde se va a los toros: Morante, Talavante y Emilio de Justo. Los clarines son más determinantes para la ocupación que los horarios de comidas, que suelen ser a deshora, como antes se administraban los sacramentos en las iglesias.

Una madre y su hija llevan sendas bolsas de Ana Campos, clásico del diseño para estas fiestas. Manolo Aspirina con su caballo de cartón sigue siendo el Robert Capa de la Feria de abril. Por Gitanillo de Triana pasea con familiares José María del Nido, ex presidente del Sevilla. Tres jornadas de Liga en la Feria. Son unos Machacantes.

La Caseta Municipal en Pepe Luis Vázquez es una especie de Real Alcázar volandero para honores y recepciones. Para que el símil sea redondo, en la puerta, junto al alcalde, Antonio Muñoz, está Isabel Rodríguez, arqueóloga y directora del palacio en activo más antiguo de Europa. Una de las estrellas es el cineasta Alejandro Amenábar, que se cruza con el productor Gervasio Iglesias. La Feria es un travelling permanente. Un western, un musical, un melodrama, una comedia de costumbres. Otto Preminger, que vino al primer festival de cine de Sevilla, nunca hizo ningún western porque decía (se lo dijo a Peter Bogdanovich) que no le gustaba rodar con caballos. El que dirigía el último festival de cine de Sevilla, José Luis Cienfuegos, ha fichado por el de Valladolid. Como si Cardeñosa se hubiera vuelto desde el Betis al estadio Zorrilla. Se va tres alcaldes después: Zoido, Espadas, Muñoz.

El alcalde que salga de las urnas el 28 de mayo tendrá que encontrar un Mendilibar del séptimo arte. Es el hombre de abril en Sevilla. Entre 2002 y 2004, cuando Saramago ya vivía en la isla, el técnico vasco entrenaba al Lanzarote. El año que Camacho fue seleccionador español en el Mundial de Japón y Corea del Sur. Un fotógrafo evocaba al entrenador murciano vilipendiado por un árbitro egipcio, miope y prevaricador mostrando las axilas completamente pigmentadas por el cerco del sudor. El termómetro subía sin piedad.

"La invasión primaveral es excesiva. Las calles ya empiezan a oler a axila". Josep Pla se refiere en 'Cuaderno Gris' a las calles de Barcelona el 10 de abril de 1919. Los cincuenta años del traslado de la Feria del Prado a los Remedios coinciden con el medio siglo de la Feria de Abril de Barcelona. A apagar las velas se acercaron Pere Aragonés y Ada Colau, los mismos que le hacen los feos al monarca cada vez que visita la ciudad, pero aquí están en juego cientos de miles de votos en las municipales y en las autonómicas. Huele, Sancho, y no es a axila.

Del Alumbrado a los Fuegos. La publicidad de Lipasam traslada a Sevilla la condición de Ciudad de la Luz un año antes de los Juegos Olímpicos de París 2024. En Feria todas las músicas pasan por el piano de Sam. Tócala otra vez, Sam, la famosa frase que nadie dijo en 'Casablanca'. Tussam, Lipasam. En un balcón de Asunción esquina con Virgen de la Cinta donde se lee La Toña y la Malena, una chica de 'paisano' le hace una foto a otra vestida de volantes. Ya están bailando. Simpáticas azafatas reparten abanicos de Leal & Guerra, firma de asesores. Cuando termina la magia, vuelve la realidad.

Ni recuerda los años que hace que no pisaba el real. Eva Díaz Pérez ha vuelto. Sale de la Feria en compañía de su hermana Sandra. La Feria que terminará una semana antes de que Eva pronuncie el primer domingo de mayo, tres antes de las elecciones municipales, su discurso de ingreso en la Academia de Buenas Letras, una de las pocas entidades de la ciudad anteriores a la fundación de la Feria de Ybarra y Bonaplata. Lo más cerca que ha estado la escritora que noveló las vidas de Murillo y Antonio de Nebrija (el Antoniano ha subido de categoría ganando en Coria en el año del centenario del equipo de los albures y los samuráis) de la Feria ha sido como ponente en la Fundación Sánchez Mejías de Manzanares. La ciudad manchega donde el cuñado del Gallo y de Joselito sufrió la cogida que acabaría con su vida honra al anfitrión de los poetas del 27, con calle en el real sevillano.

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